jueves, 29 de enero de 2015

3 Palomares Prieto Picudo Crianza 2012

Os vuelvo a traer un vino de esa curiosa variedad tan propia del noroeste de Castilla y León, la prieto picudo, caracterizada por una potente acidez y unos racimos de frutos pequeños y abundantes. En este caso es un vino de una bodega poco conocida pero que atesora buena experiencia en la realización de sus vinos de calidad, todos ellos muy apegados a su tierra.

Hablamos de un monovarietal de prieto picudo que ha recibido una crianza en barricas de roble (50% francés y 50% americano), antes de ser embotellado. Un vino muy diferente y original, muy interesante en su rango de precio y vestido de una botella elegante y poco habitual.

A la vista presenta un color granate con ribete rubí, media cobertura y lágrima de media densidad muy brillante.

En nariz se muestra amplio y complejo. Las primeras y marcadas notas a establo o cuadra molestan un poco en su inicio, pero a medida que el vino se oxigena gana en riqueza de matices mostrando retazos de cuero, mantequilla, fresas y ciruelas rojas.

En boca posee una entrada limpia y fresca gracias a una acidez muy marcada pero bien equilibrada, propia de esta variedad de uva. Muestra unos taninos maduros y entrega notas de café, trufa, regaliz y matices tostados con un ligero amargor final. La retronasal nos habla de cerezas y fruta madura dando paso a un final correcto y de media persistencia.

Por unos 7€ se puede disfrutar de un vino con mucha personalidad, fresco y complejo aunque con unos matices olfativos que no gustarán a todos. Se recomienda decantación previa al consumo para que el vino se abra y se muestre más amable. Marida bien con asados de carnes rojas y caza y quesos muy curados. Mi calificación para este 3 Palomares Prieto Picudo Crianza en su añada de 2012 es de un 87 sobre 100.

lunes, 26 de enero de 2015

Las Moradas de San Martín Initio 2007

Volvemos a la sierra de Gredos madrileña para hacer patria con una garnacha de las nuestras, bien hecha y bien presentada. Asentada en la población de San Martín de Valdeiglesias, Las Moradas fue una de las primeras bodegas en apostar por esta variedad de uva en nuestra región para la elaboración de vinos de calidad.

Initio así lo muestra, no siendo el vino de mayor prestancia de la bodega, presenta un nivel de calidad y una garantía de guarda en botella poco común para estos vinos. La botella analizada roza los 8 años y aún así mostraba todas las virtudes varietales de la garnacha sin haber perdido un ápice de equilibrio y frescura. Un equilibrio difícil de mantener en un vino que roza los 15 grados de alcohol.

Se trata de un monovarietal de garnacha que ha recibido una crianza de 14 meses en barricas de roble francés antes de vestirse con una elegante botella bordelesa.

A la vista presenta un color picota con ribete granate, bien cubierto y con lágrima de media densidad.

En nariz se muestra perfumado de flores blancas como el azahar, fresco y mineral. También se aprecian notas de fresones, hierbas de monte y pimienta.

En boca posee una entrada amplia y potente, con unos taninos maduros. Muestra una ligera astringencia y una marcada mineralidad propia de el suelo del que procede. Entrega notas de regaliz y confitura de moras adornándose en la retronasal con cuero, madera húmeda y matices tostados. Final de medio recorrido y buena persistencia.

Por unos 12€ podemos disfrutar de otra buena garnacha madrileña, con la misma frescura y mineralidad de otras que han pasado por aquí pero con un potencial de guarda más que interesante. Marida bien con aves grasas, callos o un buen cocido madrileño. Mi calificación para este Las Moradas de San Martín Initio en su añada de 2007 es de un 90 sobre 100.

domingo, 25 de enero de 2015

Flor de Vetus 2012

Esta vez os traigo un vino de Toro algo atípico. Bien es conocido por los amantes del vino la rudeza y alto contenido alcohólico en el histórico de los vinos de esta región. Con el paso de los años han evolucionado enormemente hasta el punto que a día de hoy es una de las denominaciones de origen españolas con mayor número de vinos de la más alta calidad.

Pero el origen alcohólico se ha mantenido invariable, vinos potentes y rotundos aunque bien equilibrados, normalmente solo aconsejables para comidas copiosas, lejos de todo lo que tenga que ver con aperitivos o un buen tapeo. Flor de Vetus es una de las excepciones a esa regla: se trata de un vino con solo 14 grados de alcohol (no son pocos, pero está claramente por debajo de la media de 15 de esta zona) que apuesta por la uva reina de la región, la tinta de Toro o tempranillo.

Hablamos de un monovarietal de tempranillo que ha recibido una crianza de 9 meses en barricas de roble (50 % francés y 50% americano) antes de ser embotellado. Es un vino fresco, agradable y extraordinariamente mineral, un auténtico vino de finca.

A la vista presenta un color picota con ribete ligeramente violáceo, buena cobertura y lágrima muy densa y fina.

En nariz se muestra muy mineral, entregando notas de fresas, frambuesas, cerezas, regaliz rojo, piruleta, ahumados y un ligero matiz especiado.

En boca posee una entrada fresca, con buena acidez y taninos algo secos. Dicha astringencia recomienda una guarda de al menos un año más en botella. Notas de ciruelas, cerezas y una marcada mineralidad envuelven nuestro paladar antes de dar paso a una retronasal que nos habla de hierbas de monte y frutas confitadas. Final correcto y persistencia media.

Por unos 9€ podemos disfrutar de un joven vino de Toro cargado de frescura y buenas maneras. Su carácter mineral habla del terruño del que procede, convirtiéndose así en un vino único y muy especial, aunque no del agrado de todos. Marida bien con aves y carne roja a la plancha, además de cremas de verduras y pescado azul. Mi calificación para este Flor de Vetus en su añada de 2012 es de un 90 sobre 100.

jueves, 22 de enero de 2015

CVNE Crianza 2011

La Companía Vinícola del Norte de España (CVNE) es una de esas bodegas centenarias, fundada en 1879 y desde su origen referente de la viticultura de La Rioja Alta y, por extensión, de nuestro país. La finura y elegancia en sus vinos, la longevidad de los mismos y ese difícil equilibrio entre tradición y tecnología han sido sus referentes máximos en el compromiso por la calidad desde su fundación.

El vino que os traigo hoy es un crianza riojano de libro, un vino sutil y fácil de beber que no decepciona ante cualquier plato o simplemente para tapear, orgullo y satisfacción en una copa que disfrutan por igual expertos y legos en la materia. Se trata de un coupage de las variedades tempranillo (80%), mazuelo (10%) y garnacha tinta (10%). El vino ha recibido una crianza de 12 meses en barricas de roble americano tras una fermentación en depósitos de acero inoxidable que han redondeado sus cualidades organolépticas.

A la vista presenta un color cereza con ribete rubí, media cobertura y lágrima fina y densa.

En nariz se muestra fresco entregando notas de cerezas, fresas, hierbas de monte, regaliz rojo, menta, coco y un ligero matiz balsámico.

En boca posee una entrada fresca, amable y equilibrada, mostrando unos taninos maduros. Notas de fruta compotada, membrillo, cerezas y ciruelas se funden en un paladar ávido de sensaciones frescas provocadas por una acidez perfecta. La retronasal nos trae recuerdos de fruta madura y madera húmeda dando paso a un final de medio recorrido y buena persistencia.

Por unos 6€ se puede disfrutar de un Rioja atemporal, un compañero de mesa fiel y muy auténtico, uno de esos vinos que te obliga a seguir bebiendo una copa detrás de otra sin apenas darte cuenta de ello. Marida bien con carnes rojas, guisos de legumbres, ensaladas calientes y pescado azul a la plancha. Mi calificación para este CVNE Crianza en su añada de 2011 es de un 90 sobre 100.

miércoles, 21 de enero de 2015

Alvear Pedro Ximénez de añada 2011

Bien es sabido por los que siguen este blog que tengo especial cariño por los vinos dulces de postre, esas joyas no tan conocidas como nuestros tintos pero que garantizan momentos inolvidables con una copa en la mano. En nuestro país se elaboran unos vinos extraordinarios a partir de la uva Pedro Ximénez, muy conocida en nuestra gastronomía pero no tanto por su valor en copa.

El vino que hoy os traigo es un monovarietal de la variedad antes citada, un vino muy dulce y con gran contenido alcohólico (17 grados), que se presenta ideal como postre en sí mismo o para aderezar helados y frutos secos. Se elabora a partir de uvas pasificadas al sol que han recibido una corta crianza en roble de unos 4 meses.

Un vino para tomar en pequeñas dosis, excelente colofón para cualquier manjar que recibamos en nuestra mesa.

A la vista presenta un color caramelo con ribete ámbar, poco cubierto y con lágrima muy densa.

En nariz se muestra muy intenso, envolvente y evocador. Entrega notas de higos, miel y caramelo con un matiz tostado y un fondo de mermelada de naranja.

En boca posee una entrada untuosa, cálida y extraordinariamente equilibrada. Notas de uvas pasas, caramelo, miel y avellanas lo convierten en un trago muy goloso y bien estructurado. La retronasal nos habla de piel de naranja, y una madera antigua cargada de sabiduría. Final largo y gran persistencia.

Por unos 12€ (la botella de 37,5 cl.) podemos disfrutar de esta pequeña joya vinícola del sur de España, una auténtica delicatessen propia del mejor gourmet, pensada para tomar en pequeños tragos. Marida bien con helado de vainilla, frutos secos y foie micuit. Ideal para servir en copa pequeña bien fría como postre. Mi calificación para este Alvear Pedro Ximénez de añada en su añada de 2011 es de un 95 sobre 100.