Y comienzo esta semana de tributo a la garnacha, con el proyecto de Raúl Acha por bandera, con un ejemplo de vinificación centenaria situada en la denominación de origen de Calatayud, en la provincia de Zaragoza. Se trata de un monovarietal de garnacha procedente de cepas de 104 años de edad, sobre suelos arcillo- ferrosos, a una altura de 850 metros con orientación sur.
Ha recibido una crianza de 10 meses en barricas de roble francés antes de pasar a ser embotellado. Como todos los proyectos de Vintae se rige por una agricultura biodinámica y sostenible, con mínima intervención en el viñedo.
Por unos 10€ podemos disfrutar una garnacha aragonesa con brío y carácter, con una intensidad varietal típica de la zona que convierte a sus vinos en un regalo para los sentidos.
A la vista presenta un color picota con ribete rubí, media cobertura y lágrima densa y tintada.
En nariz se muestra seductor, pleno de complejidad. Nos asalta todo un carrusel de notas: fresas, frambuesas, grosellas, regaliz rojo, menta, ciruelas verdes, higos y un matiz de hierba de monte fresca.
En boca posee una entrada sedosa, envolvente y algo licorosa, mostrando unos taninos aterciopelados. Marcada tipicidad varietal, con notas de fresones y moras maduras junto a un marcado carácter mineral. Se muestra fresco y fácil de beber. La retronasal nos trae recuerdos de especias y buena madera que dan paso a un final de medio recorrido y buena persistencia.
En esta semana dedicada a la garnacha, qué mejor comienzo que una procedente de viñedos centenarios aragoneses, un vino muy fácil de acompañar en la mesa y que supone un excelente acercamiento a esta variedad. Marida bien con carnes blancas y rojas, guisos de caza y legumbres, embutidos y quesos curados. Mi calificación para este La Garnacha Olvidada de Aragón en su añada de 2011 es de un 91 sobre 100.
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