Ya hablé en estas páginas de la bodega Finca La Emperatriz al analizar su vino Terruño. Afincados en La Rioja Alta, sus vinos tienen la profundidad y matices de un suelo y unas cepas excepcionales. En el caso del vino que os traigo hoy se trata de un coupage de tempranillo (95%), garnacha (3%) y viura (2%), con todos los matices varietales de la primera y con un equilibrio de su paso por barrica exquisito.
Procede de cepas de entre 15 y 65 años en suelo de cantos rodados en superficie y, por debajo de esta capa, una estructura franco arenosa. La vendimia se realizó a mano y la crianza fue de 12 meses en barricas de roble americano (80%) y francés (20%).
Es un crianza clásico, fácil de beber y que no decepciona ante cualquier plato. Con toda la magia que reciben los tempranillos de La Rioja y la elegancia y equilibrio que aporta la madera de roble americano, muy usada en los vinos finos de La Rioja Alta.
A la vista presenta un color picota con ribete granate, bien cubierto y lágrima densa y brillante.
En nariz se muestra intenso y envolvente, complejo. Entrega notas de cerezas, ciruelas rojas, guindas, fruta escarchada, vainilla y canela.
En boca posee una entrada potente, equilibrada y con buena acidez, presentando unos taninos maduros. Muy redondo, con notas frutales de fresas y frambuesas junto a matices procedentes de la barrica como la vainilla o unos ligeros tostados. La retronasal nos trae recuerdos de especias dulces, tostados de la madera y fruta madura. Final largo y persistencia media.
Por unos 9€ se puede disfrutar de un crianza riojano serio y elegante, un fiel compañero de mesa que marida bien con guisos de legumbres, pescados en salsa, carnes rojas, pimientos rellenos y quesos curados. Mi calificación para este Finca La Emperatriz Crianza en su añada de 2009 es de un 91 sobre 100.
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