La primera sensación es la de estar ante un cabernet de libro, con mucho color y cuerpo, con personalidad. Y esta variedad de uva viene de la mano de la petit verdot y la tempranillo para lograr un vino complejo y diferente. Este coupage ha recibido una crianza de 12 meses en barricas de roble francés que no ha hecho sino redondear un conjunto ya de por sí muy equilibrado.
Se muestra, eso sí, algo licoroso, pasado de alcohol, parece que se ha apurado la maduración de la uva algo más allá de lo deseable y es algo que se percibe aún después de haberle dado una oxigenación de varias horas previas al consumo. No es fácil, menos aún para una bodega tan joven como esta, afinar el momento adecuado de la vendimia de variedades tan distintas como la tempranillo y la cabernet sauvignon en un clima tan cálido como el de esta zona.
A la vista presenta un color picota oscuro con ribete granate, muy cubierto y con lágrima densa.
En nariz se muestra intenso y fresco, entregando notas de cerezas, chocolate, hierbas de monte y pimienta con un punto balsámico.
En boca posee una entrada envolvente, licorosa y dulce, con unos taninos aterciopelados, casi maduros. Ciruelas, madera húmeda y fruta madura envuelven el paladar con una textura carnosa. La retronasal nos habla de los complejos tostados del roble y unas potentes guindas en licor. Final de medio recorrido y buena persistencia.
Por unos 22€ podéis haceros con una botella de este magnífico vino, aunque por la exclusividad de cada uno de los productos de esta firma, no será fácil encontrar una a día de hoy, ni tan siquiera en la propia bodega. Marida bien con carnes blancas, especialmente cerdo ibérico, a ser posible con algo de grasa, secreto o pluma al gusto, además de con embutidos, quesos y ensaladas templadas. Mi calificación para este Habla nº 9 es de un 92 sobre 100.
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