La bodega que D. Rafael López de Heredia y Landeta fundara en el año 1877 en La Rioja (más concretamente en Haro), ha sabido mantener a lo largo de más de 100 años el compromiso en la elaboración exquisita y cuidada de sus vinos. El vino fino clásico de la Rioja Alta, tiene como referente el trabajo de esta familia que ya va por su cuarta generación en el negocio vitivinícola.
La expresión, sutileza y elegancia de sus vinos es absolutamente única en nuestro país. Huyendo de las modas del cuerpo y el color, ellos se limitan a hacer el mejor vino que saben y llevan haciéndolo demasiado tiempo como para que no se note en el resultado final. Son vinos muy especiales, amables, muy agradables de beber tanto para el neófito como para el experto, cargados de matices y complejidad constante a lo largo del tiempo. Y es que ese factor, el del tiempo, es otra de las señas de identidad de estos vinos. Su longevidad es tan inabarcable cómo cuidadosa sea su conservación. Continuamente se abren botellas de estos vinos con 60 ó 70 años a las espaldas y siguen siendo memorables, poesía en copa.
Por ello el vino que hoy os traigo, a pesar de tener 12 años, es un vino demasiado joven, demasiado impetuoso, para lo que es su concepción. Aunque cueste, es muy recomendable guardar alguna botella de ellos durante años porque la evolución del vino nos llegará a sorprender de verdad, siempre teniendo en cuenta una conservación responsable con temperaturas constantes de 14 grados y humedad entre el 75 y 80%, siempre alejado de la luz natural.
Viña Tondonia Reserva 2012 no es ni de lejos la mejor añada de este vino, fue un año complicado en sus viñedos, con un par de heladas en abril que destruyeron gran parte de la cosecha, pero aún con todo, es un vino que no defraudará a nadie. Está formado a partir de un coupage de tempranillo (75%), garnacha (15%), graciano y mazuelo (10%) procedentes de sus propios viñedos en La Rioja, detalle este que no debe pasar desapercibido ya que es la única bodega de La Rioja que lleva un sello de distinción en la contraetiqueta al ser la única por la que el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Calificada da garantía de la procedencia autóctona de todos sus frutos.
La vendimia se hace de manera manual y la crianza se lleva a cabo durante 6 años en barricas de roble americano ensambladas en la tonelería de la propia bodega, con dos trasiegos anuales y posterior clarificación con claras de huevos frescos de granjas de la zona, antes del embotellado final que se realiza sin filtración alguna.
A la vista presenta un color cereza con ribete anaranjado, poco cubierto y con lágrima densa y brillante.
En nariz se muestra intenso y frutal, aportando notas de fruta pasificada, guindas en licor, ahumados, trufas y violetas.
En boca sorprende por su marcada acidez que se equilibra con la oxigenación que recibe en la copa. Se nota que es un vino de largo recorrido y entregará mucho más a lo largo del tiempo. Aún así, tras la sorpresa inicial se torna sutil, elegante, equilibrado, con unos taninos maduros. En boca se muestra menos amplio que en nariz, aún así entrega notas de fruta roja madura y trufa, que se mantienen en la retronasal unidos a matices tostados de buena madera. Posee un largo recorrido y buena persistencia.
Por unos 20€ se puede disfrutar de esta auténtica joya de La Rioja, ya sea para tomar hoy o para guardárselo a nuestros nietos. Marida muy bien con ensaladas calientes con queso de cabra, aves, carnes rojas y blancas y pescados a la plancha. Mi calificación para este Viña Tondonia Reserva en su añada de 2002 es de un 93 sobre 100.
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