El vino que os traigo hoy es uno de sus jóvenes, el Bole, coupage de garnacha (70%) y syrah (30%), procedentes de viñedos entre los 15 y 30 años en el caso de la primera y de 10 en el de la segunda. Ambos asentados en suelos arcillo-calizos, pedregosos y limosos. El vino ha recibido una mínima crianza en barrica de 3 meses en roble francés de primer y segundo uso. Un excelente acompañante de una mesa de verano que, por poco más de 6€, nos regala la tipicidad y frescura de la buena garnacha de Campo de Borja.
A la vista presenta un color picota con ribete granate, media cobertura y lágrima densa, gruesa y brillante.
En nariz se muestra envolvente e intenso, hay que dejarlo oxigenarse unos minutos en la copa y entrega notas de fruta confitada, madera mojada, especias dulces y pan tostado.
En boca posee una entrada fresca y frutosa, con acidez bien equilibrada y unos taninos maduros. Notas de fruta madura, establo y especias. La retronasal nos vuelve a traer una componente frutal muy marcada acompañada de buen roble. Buen final con persistencia media.
Un vino impecable que, una vez más, demuestra que en España debemos exigir calidad por debajo de los 10€ y hace ver que no es justificable la desidia a la hora de gestar buenos vinos independientemente de su precio. Para hacer un buen vino en nuestro país sólo hay que tener ganas de hacerlo, todo lo demás viene de la mano. Este Borsao marida muy bien con aperitivos, ensaladas y carnes blancas y rojas a la plancha, además de buenos quesos curados. Cualquier otra elección de esta bodega será una excelente manera de acompañar una buena comida, pero quiero recomendar especialmente el Selección que, por unos 4€, se convierte por derecho en un obligado de nuestra mesa. Mi calificación para este Borsao Bole en su añada de 2010 es de un 91 sobre 100.
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