Trujillo es un pueblo que enamora sólo con verlo. Acudir desde hace algún tiempo a esta localidad se ha convertido en un dulce peregrinaje hacia una de las bodegas más modernas del mundo. El proyecto Habla es, a día de hoy, incluso demasiado ambicioso: 200 hectáreas de viñedo, una bodega de dimensiones faraónicas, maquinaria y tecnología vanguardista y colaboración con universidades y enólogos franceses, para cumplir el sueño de su dueño, el también extremeño Juan Tirado, más conocido por su yeguada, de crear en esta tierra uno de los más grandes vinos del mundo.
La juventud de la bodega hace que aún estén en pleno proceso de entender su propia cosecha y el entorno que la rodea. Aún no han sabido sacarle lo mejor a la tempranillo, pero tanto la syrah como la cabernet sauvignon les están proporcionando muy buenos resultados. Debido al clima de la zona, la vendimia se hace muy temprana, a finales de agosto, para evitar una sobremaduración del fruto. Sus vinos se distinguen por su frescura, intensidad de color y un sabor muy especial.
Habla del Silencio no estaba presente en el planning inicial de la bodega, allá por 2005, ya que el interés de la misma es el de hacer productos de diseño y lujo. La realidad del mercado y la crisis económica por la que atraviesa el país han convertido a su vino más básico en el auténtico soporte de la bodega. Un vino que es diferente en cada añada como así lo ha decidido su enóloga. Este de 2011 es un coupage de syrah, cabernet sauvignon y tempranillo que ha recibido una crianza de 6 meses en barricas de roble francés. Un vino joven y sencillo con vocación de grande, que hace suya la frase del maestro Beethoven: "Nunca rompas el silencio si no es para mejorarlo".
A la vista presenta un color picota con ribete cereza intenso, cobertura media y lágrima densa.
En nariz es intenso y envolvente. Muestra notas de cerezas, moras, cacao y ligeros matices especiados. No deja de evolucionar constantemente en la copa, cosa que sorprende en un vino de su categoría.
En boca posee una entrada amplia, intensa, con una acidez muy marcada que aporta frescor. Muestra unos taninos atercipelados que invitan a seguir bebiendo a pesar de mostrar una ligera licorosidad. Notas de grosellas, moras y frambuesas acompañan nuestro paladar junto a una marcada componente mineral. La retronasal nos envuelve con recuerdos de fruta madura que dan paso a un final generoso y una persistencia media.
Por unos ajustados 10€ se puede disfrutar de un excelente vino extremeño, que sin duda será aún más grande en futuras añadas para alzar con orgullo la mirada a una tierra extremeña cargada de excelentes manjares. Valga como apunte que todos los vinos de esta bodega son embotellados con corchos procedentes de la cacereña localidad de Valencia de Alcántara, cuna de mi familia paterna y lugar de imprescindible visita. El vino de hoy marida muy bien con atún rojo a la plancha, cerdo ibérico, embutidos de la tierra y una buena torta del Casar. Mi calificación para este Habla del Silencio en su añada de 2011 es de un 91 sobre 100.
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