Hace unos meses, en una comida con unos primos míos, tuve la suerte de probar el vino Marqués de Valdueza Etiqueta Roja. Los vinos extremeños no tienen mucha fama ni crédito pero, como en cualquier otra región de España, se hacen algunos sublimes. Quedé enamorado de este vino y me propuse, en una nueva visita a la tierra, hacerme con una botella del vino más emblemático de esta bodega, su Gran Vino de Guarda.
Marqués de Valdueza es reconocido por su ganado trashumante y su excelente aceite pero, a comienzos del siglo actual, se plantearon la creación de una bodega a la altura de sus otros proyectos. Para ello plantaron cepas de las variedades syrah, cabernet sauvignon y merlot a lo largo y ancho de 40 hectáreas con el fin de hacer unos vinos de calidad cercanos al municipio de Mérida.
De esos viñedos, nace el sobresaliente coupage que hoy nos ocupa. 47% de syrah, 38% de cabernet sauvignon y un 15% de merlot redondean este excelente vino con una gran influencia bordelesa. La vendimia se realizó de manera manual y la crianza tuvo una duración de 12 meses en barricas de roble francés en su mayoría, a saber, 51% nuevas, 40% de un uso y el 9% restante en depósitos de acero inoxidable.
A la vista presenta un color picota intenso y oscuro, con una mínima graduación hasta el borde, bien cubierto y con lágrima densa y bien tintada.
En nariz se muestra muy intenso, casi embriagador, entregando notas de moras, frambuesas, grosellas, cacao y matices especiados.
En boca posee una entrada potente y frutosa, un vino muy carnoso. Presenta unos taninos aterciopelados y un marcado dulzor, a pesar de tratarse de un vino seco. Nos trae recuerdos de moras maduras, regaliz, especias dulces y madera húmeda. La retronasal se llena de fruta madura para dar paso a un final largo y una buena persistencia.
Por unos 19 ó 20€ podéis disfrutar de un vino extremeño de extraordinaria calidad, nacido para durar y evolucionar tanto como permita nuestra paciencia. Marida bien con todo tipo de carnes rojas, caza, embutidos ibéricos y quesos curados. Mi calificación para este Marqués de Valdueza Gran Vino de Guarda en su añada de 2007 es de un 94 sobre 100.
martes, 29 de julio de 2014
domingo, 27 de julio de 2014
Viña Tondonia Reserva 2002
La bodega que D. Rafael López de Heredia y Landeta fundara en el año 1877 en La Rioja (más concretamente en Haro), ha sabido mantener a lo largo de más de 100 años el compromiso en la elaboración exquisita y cuidada de sus vinos. El vino fino clásico de la Rioja Alta, tiene como referente el trabajo de esta familia que ya va por su cuarta generación en el negocio vitivinícola.
La expresión, sutileza y elegancia de sus vinos es absolutamente única en nuestro país. Huyendo de las modas del cuerpo y el color, ellos se limitan a hacer el mejor vino que saben y llevan haciéndolo demasiado tiempo como para que no se note en el resultado final. Son vinos muy especiales, amables, muy agradables de beber tanto para el neófito como para el experto, cargados de matices y complejidad constante a lo largo del tiempo. Y es que ese factor, el del tiempo, es otra de las señas de identidad de estos vinos. Su longevidad es tan inabarcable cómo cuidadosa sea su conservación. Continuamente se abren botellas de estos vinos con 60 ó 70 años a las espaldas y siguen siendo memorables, poesía en copa.
Por ello el vino que hoy os traigo, a pesar de tener 12 años, es un vino demasiado joven, demasiado impetuoso, para lo que es su concepción. Aunque cueste, es muy recomendable guardar alguna botella de ellos durante años porque la evolución del vino nos llegará a sorprender de verdad, siempre teniendo en cuenta una conservación responsable con temperaturas constantes de 14 grados y humedad entre el 75 y 80%, siempre alejado de la luz natural.
Viña Tondonia Reserva 2012 no es ni de lejos la mejor añada de este vino, fue un año complicado en sus viñedos, con un par de heladas en abril que destruyeron gran parte de la cosecha, pero aún con todo, es un vino que no defraudará a nadie. Está formado a partir de un coupage de tempranillo (75%), garnacha (15%), graciano y mazuelo (10%) procedentes de sus propios viñedos en La Rioja, detalle este que no debe pasar desapercibido ya que es la única bodega de La Rioja que lleva un sello de distinción en la contraetiqueta al ser la única por la que el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Calificada da garantía de la procedencia autóctona de todos sus frutos.
La vendimia se hace de manera manual y la crianza se lleva a cabo durante 6 años en barricas de roble americano ensambladas en la tonelería de la propia bodega, con dos trasiegos anuales y posterior clarificación con claras de huevos frescos de granjas de la zona, antes del embotellado final que se realiza sin filtración alguna.
A la vista presenta un color cereza con ribete anaranjado, poco cubierto y con lágrima densa y brillante.
En nariz se muestra intenso y frutal, aportando notas de fruta pasificada, guindas en licor, ahumados, trufas y violetas.
En boca sorprende por su marcada acidez que se equilibra con la oxigenación que recibe en la copa. Se nota que es un vino de largo recorrido y entregará mucho más a lo largo del tiempo. Aún así, tras la sorpresa inicial se torna sutil, elegante, equilibrado, con unos taninos maduros. En boca se muestra menos amplio que en nariz, aún así entrega notas de fruta roja madura y trufa, que se mantienen en la retronasal unidos a matices tostados de buena madera. Posee un largo recorrido y buena persistencia.
Por unos 20€ se puede disfrutar de esta auténtica joya de La Rioja, ya sea para tomar hoy o para guardárselo a nuestros nietos. Marida muy bien con ensaladas calientes con queso de cabra, aves, carnes rojas y blancas y pescados a la plancha. Mi calificación para este Viña Tondonia Reserva en su añada de 2002 es de un 93 sobre 100.
La expresión, sutileza y elegancia de sus vinos es absolutamente única en nuestro país. Huyendo de las modas del cuerpo y el color, ellos se limitan a hacer el mejor vino que saben y llevan haciéndolo demasiado tiempo como para que no se note en el resultado final. Son vinos muy especiales, amables, muy agradables de beber tanto para el neófito como para el experto, cargados de matices y complejidad constante a lo largo del tiempo. Y es que ese factor, el del tiempo, es otra de las señas de identidad de estos vinos. Su longevidad es tan inabarcable cómo cuidadosa sea su conservación. Continuamente se abren botellas de estos vinos con 60 ó 70 años a las espaldas y siguen siendo memorables, poesía en copa.
Por ello el vino que hoy os traigo, a pesar de tener 12 años, es un vino demasiado joven, demasiado impetuoso, para lo que es su concepción. Aunque cueste, es muy recomendable guardar alguna botella de ellos durante años porque la evolución del vino nos llegará a sorprender de verdad, siempre teniendo en cuenta una conservación responsable con temperaturas constantes de 14 grados y humedad entre el 75 y 80%, siempre alejado de la luz natural.
Viña Tondonia Reserva 2012 no es ni de lejos la mejor añada de este vino, fue un año complicado en sus viñedos, con un par de heladas en abril que destruyeron gran parte de la cosecha, pero aún con todo, es un vino que no defraudará a nadie. Está formado a partir de un coupage de tempranillo (75%), garnacha (15%), graciano y mazuelo (10%) procedentes de sus propios viñedos en La Rioja, detalle este que no debe pasar desapercibido ya que es la única bodega de La Rioja que lleva un sello de distinción en la contraetiqueta al ser la única por la que el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Calificada da garantía de la procedencia autóctona de todos sus frutos.
La vendimia se hace de manera manual y la crianza se lleva a cabo durante 6 años en barricas de roble americano ensambladas en la tonelería de la propia bodega, con dos trasiegos anuales y posterior clarificación con claras de huevos frescos de granjas de la zona, antes del embotellado final que se realiza sin filtración alguna.
A la vista presenta un color cereza con ribete anaranjado, poco cubierto y con lágrima densa y brillante.
En nariz se muestra intenso y frutal, aportando notas de fruta pasificada, guindas en licor, ahumados, trufas y violetas.
En boca sorprende por su marcada acidez que se equilibra con la oxigenación que recibe en la copa. Se nota que es un vino de largo recorrido y entregará mucho más a lo largo del tiempo. Aún así, tras la sorpresa inicial se torna sutil, elegante, equilibrado, con unos taninos maduros. En boca se muestra menos amplio que en nariz, aún así entrega notas de fruta roja madura y trufa, que se mantienen en la retronasal unidos a matices tostados de buena madera. Posee un largo recorrido y buena persistencia.
Por unos 20€ se puede disfrutar de esta auténtica joya de La Rioja, ya sea para tomar hoy o para guardárselo a nuestros nietos. Marida muy bien con ensaladas calientes con queso de cabra, aves, carnes rojas y blancas y pescados a la plancha. Mi calificación para este Viña Tondonia Reserva en su añada de 2002 es de un 93 sobre 100.
sábado, 26 de julio de 2014
Matsu "El Viejo" 2010
El proyecto de Matsu (que significa "esperar" en japonés), nace en Toro por dos razones fundamentales: la tradición no intervencionista en el desarrollo del viñedo y la existencia de viñedos centenarios prefiloxéricos que componen un auténtico tesoro por explotar en esta tierra.
El vino que hoy os traigo es la expresión máxima de este proyecto, su producto más cuidado, procedente de cepas muy viejas con una producción muy escasa pero de gran calidad y una selección de la uva totalmente manual. El vino, monovarietal de la tempranillo de la zona (tinta de Toro), ha sido fermentado y macerado durante 3 semanas en tanques de hormigón de 10.000 kilos. La fermentación maloláctica así como la crianza han sido realizadas en barricas nuevas de roble francés y la duración de la segunda ha sido de 16 meses.
A la vista presenta un color picota con ribete granate, cobertura media-alta y lágrima densa y fina.
En nariz se muestra intenso, envolvente, memorable. Entrega notas de fresas, frambuesas, arándanos, chocolate, vainilla, violetas y menta con un fondo balsámico.
En boca posee una entrada amplia, potente y golosa. Muestra unos taninos maduros, acidez bien equilibrada, es carnoso y entrega notas de fresas y moras. La retronasal se envuelve de fruta madura, tostados y buena madera para dar paso a un final largo y una gran persistencia.
Un vino sobresaliente que no renuncia a sus orígenes, potente como son los vinos de Toro, con sus 15 grados de alcohol que apenas sobresalen entre tanta fruta de semejante calidad. 24€ para gastar hoy y disfrutar cuando se desee, con la paciencia y sabiduría de que se hace dueña este proyecto con una fuerte vocación biodinámica. Marida muy bien con solomillo de ternera al foie, guisos de cordero, legumbres y quesos curados. Mi calificación para este Matsu "El Viejo" en su añada de 2010 es de un 95 sobre 100.
viernes, 25 de julio de 2014
Pruno 2012
Hay veces que la bendición de un crítico de la influencia de Robert Parker en un mundo como el vitivinícola es tan grande que puede cambiar el destino de una bodega. La calidad de los vinos de Finca Villacreces, en plena milla de oro de la Ribera del Duero, está fuera de toda duda. Pero no es hasta que el señor Parker decidió que este Pruno era el mejor vino del mundo por menos de 20 dólares que las ventas del mismo se multiplicaran de manera exponencial.
Se trata de un vino joven, coupage de tempranillo y cabernet sauvignon que ha recibido una crianza de 12 meses en barricas de roble francés. La vendimia se realiza de manera totalmente manual. Sorprende su elegancia, profundidad de matices e intensidad, para un vino que no supera los 10€. Un producto bien hecho, de extrema calidad, que rompe con la idea de que los buenos Ribera son muy caros.
A la vista presenta un color picota muy oscuro con ribete violáceo, bien cubierto y lágrima densa muy tintada.
En nariz se muestra intenso, envolvente, con notas de cerezas, grosellas, arándanos que imponen una identidad frutal muy marcada. Muestra también cierta mineralidad y matices de cacao y torrefactos.
En boca es una explosión frutal, potente, con buena acidez y taninos ligeramente secos. Notas de fresas y grosellas envuelven nuestro paladar de frescura y jovialidad. Cerezas maduras, ciruelas y un ligero matiz a madera húmeda nos regalan una retronasal compleja y amplia que da paso a un final de medio recorrido y persistencia media.
Un vino excelente que cada año recibe de Parker calificaciones por encima de algunos de los mejores vinos mundiales de cualquier rango de precio. Yo seré más comedido, me parece un vino muy bueno, muy agradable, pero sin llegar a las cotas de complejidad de los más grandes. En manos de cada uno quedará juzgar en su justa medida y sobre todo y más importante, disfrutarlo como merece. Marida bien con carnes rojas y blancas a la plancha, quesos, pescados en salsa o a la plancha y embutidos de la zona. Mi calificación para este Pruno en su añada de 2012 es de un 90 sobre 100.
Se trata de un vino joven, coupage de tempranillo y cabernet sauvignon que ha recibido una crianza de 12 meses en barricas de roble francés. La vendimia se realiza de manera totalmente manual. Sorprende su elegancia, profundidad de matices e intensidad, para un vino que no supera los 10€. Un producto bien hecho, de extrema calidad, que rompe con la idea de que los buenos Ribera son muy caros.
A la vista presenta un color picota muy oscuro con ribete violáceo, bien cubierto y lágrima densa muy tintada.
En nariz se muestra intenso, envolvente, con notas de cerezas, grosellas, arándanos que imponen una identidad frutal muy marcada. Muestra también cierta mineralidad y matices de cacao y torrefactos.
En boca es una explosión frutal, potente, con buena acidez y taninos ligeramente secos. Notas de fresas y grosellas envuelven nuestro paladar de frescura y jovialidad. Cerezas maduras, ciruelas y un ligero matiz a madera húmeda nos regalan una retronasal compleja y amplia que da paso a un final de medio recorrido y persistencia media.
Un vino excelente que cada año recibe de Parker calificaciones por encima de algunos de los mejores vinos mundiales de cualquier rango de precio. Yo seré más comedido, me parece un vino muy bueno, muy agradable, pero sin llegar a las cotas de complejidad de los más grandes. En manos de cada uno quedará juzgar en su justa medida y sobre todo y más importante, disfrutarlo como merece. Marida bien con carnes rojas y blancas a la plancha, quesos, pescados en salsa o a la plancha y embutidos de la zona. Mi calificación para este Pruno en su añada de 2012 es de un 90 sobre 100.
martes, 22 de julio de 2014
Losada 2010
Hace unos meses me escapé unos días a León con mi mujer y unos amigos. Estando allí descubrí que aún quedan lugares en nuestro país donde existe verdadera cultura del vino. Somos el primer país productor de vino a nivel internacional y el único del Mediterráneo que consume más cerveza que vino. Lamentable. En cambio en el norte de España aún se disfruta el vino con pasión y en cualquier bar te ofrecen una completa carta de vinos en copa, no la simple opción del tipo: ¿Ribera o Rioja?.
Estando en uno de los locales del barrio Romántico de León me recomendaron probar el vino que hoy os traigo y quedé enamorado. Se trata de un monovarietal de mencía, uva estrella de los vinos del Bierzo, que ha recibido una crianza de 12 meses en barricas de roble francés. Procede de viñedos viejos sobre suelos arcillosos de productores locales, de parcelas cercanas a la bodega.
Sinceramente, a día de hoy pocos vinos he probado con esta relación calidad- precio. Es simplemente espectacular. El potencial de la mencía berciana se está convirtiendo cada año en una muestra de calidad para unos vinos que se pueden calibrar al nivel de los mejores internacionalmente, por equilibrio, cuerpo y elegancia.
A la vista presenta un color picota muy oscuro con ribete granate intenso, bien cubierto y con lágrima densa.
En nariz se muestra intenso, envolvente, emocionante. Entrega notas de fresas, arándanos, regaliz y café con ligeros matices ahumados.
En boca posee una entrada amplia, frutosa, mostrando unos taninos aterciopelados. Es muy carnoso, casi se mastica, entregando notas de cerezas, frambuesas, grosellas y matices de cuero y alquitrán. Presenta cierta licorosidad, buena acidez y un ligero amargor final. Nos trae recuerdos de fruta madura en la retronasal que dan paso a un final amplio y una buena persistencia.
Por poco más de 9€ nos encontramos ante uno de los mejores vinos que he tenido la suerte de probar en su categoría. Habrá que darle la oportunidad a su siguiente vino, Altos de Losada, que de buen seguro elevará sus cualidades hasta cotas de excelencia propias de estos vinos de finca. Marida bien con guisos de cordero, legumbres, carnes rojas a la plancha, foie, quesos curados y cecina de la tierra. Mi calificación para este Losada en su añada de 2010 es de un 93 sobre 100.
Estando en uno de los locales del barrio Romántico de León me recomendaron probar el vino que hoy os traigo y quedé enamorado. Se trata de un monovarietal de mencía, uva estrella de los vinos del Bierzo, que ha recibido una crianza de 12 meses en barricas de roble francés. Procede de viñedos viejos sobre suelos arcillosos de productores locales, de parcelas cercanas a la bodega.
Sinceramente, a día de hoy pocos vinos he probado con esta relación calidad- precio. Es simplemente espectacular. El potencial de la mencía berciana se está convirtiendo cada año en una muestra de calidad para unos vinos que se pueden calibrar al nivel de los mejores internacionalmente, por equilibrio, cuerpo y elegancia.
A la vista presenta un color picota muy oscuro con ribete granate intenso, bien cubierto y con lágrima densa.
En nariz se muestra intenso, envolvente, emocionante. Entrega notas de fresas, arándanos, regaliz y café con ligeros matices ahumados.
En boca posee una entrada amplia, frutosa, mostrando unos taninos aterciopelados. Es muy carnoso, casi se mastica, entregando notas de cerezas, frambuesas, grosellas y matices de cuero y alquitrán. Presenta cierta licorosidad, buena acidez y un ligero amargor final. Nos trae recuerdos de fruta madura en la retronasal que dan paso a un final amplio y una buena persistencia.
Por poco más de 9€ nos encontramos ante uno de los mejores vinos que he tenido la suerte de probar en su categoría. Habrá que darle la oportunidad a su siguiente vino, Altos de Losada, que de buen seguro elevará sus cualidades hasta cotas de excelencia propias de estos vinos de finca. Marida bien con guisos de cordero, legumbres, carnes rojas a la plancha, foie, quesos curados y cecina de la tierra. Mi calificación para este Losada en su añada de 2010 es de un 93 sobre 100.
lunes, 21 de julio de 2014
Marqués de Cáceres Crianza 2010
La historia de Marqués de Cáceres es algo atípica en La Rioja Alta. Esta bodega fue fundada en 1970 por Enrique Forner cuya amplia experiencia en los vinos franceses de Burdeos, donde poseía dos chateaux, sirvió para sacar a esta región de un anquilosamiento fruto de décadas sin evolución en el trabajo de sus vinos.
El uso de la madera de roble francés y un interés porque la fruta sobresaliera por encima de ella mostró vinos frescos, vivos, con un carácter afrutado que no abandonaba la finura de los buenos tempranillo. Hoy en día Cristina Forner, quinta generación de la familia, mantiene y amplía el proyecto con las bases que implantó su fundador.
El vino que os traigo hoy es un coupage de tempranillo en un 85% unido a garnacha y graciano en el restante 15%. Ha recibido una crianza de 12 meses en barricas de roble francés y otros 12 afinando en botella antes de salir a la venta. Es un crianza fresco, afrutado, muy fácil de beber y muestra las bondades de una tierra bendecida por unos viñedos únicos.
A la vista muestra un color cereza con ribete violáceo, media cobertura y lágrima de media densidad muy brillante.
En nariz entrega notas de fruta en compota, membrillo, guindas, frambuesas y un ligero matiz de cuero mojado. Se va mostrando más intenso y frutal a medida que se oxigena en la copa.
En boca posee una entrada golosa, muy redonda y con unos taninos maduros. Aparecen notas de cerezas, arándanos, roble y tabaco. Se intuyen matices de cuero mojado y buena madera en la retronasal que dan paso a un final con buen recorrido y persistencia media.
A pesar de que es un vino fácil de encontrar en cualquier supermercado por menos de 7€, no hay que perder la perspectiva: estamos hablando de un excelente vino, un ejemplo más de la riqueza de nuestros viñedos incluso en la comodidad de nuestros bolsillos. Eso sí, aunque el de la añada de 2010 es muy bueno, el de la de 2009 es aún mejor por lo que si aún encontráis alguna botella de este último no dudéis en haceros con él. Marida bien con verduras, legumbres, pescados con tomate, carnes blancas y quesos semicurados. Mi calificación para este Marqués de Cáceres Crianza en su añada de 2010 es de un 89 sobre 100.
El uso de la madera de roble francés y un interés porque la fruta sobresaliera por encima de ella mostró vinos frescos, vivos, con un carácter afrutado que no abandonaba la finura de los buenos tempranillo. Hoy en día Cristina Forner, quinta generación de la familia, mantiene y amplía el proyecto con las bases que implantó su fundador.
El vino que os traigo hoy es un coupage de tempranillo en un 85% unido a garnacha y graciano en el restante 15%. Ha recibido una crianza de 12 meses en barricas de roble francés y otros 12 afinando en botella antes de salir a la venta. Es un crianza fresco, afrutado, muy fácil de beber y muestra las bondades de una tierra bendecida por unos viñedos únicos.
A la vista muestra un color cereza con ribete violáceo, media cobertura y lágrima de media densidad muy brillante.
En nariz entrega notas de fruta en compota, membrillo, guindas, frambuesas y un ligero matiz de cuero mojado. Se va mostrando más intenso y frutal a medida que se oxigena en la copa.
En boca posee una entrada golosa, muy redonda y con unos taninos maduros. Aparecen notas de cerezas, arándanos, roble y tabaco. Se intuyen matices de cuero mojado y buena madera en la retronasal que dan paso a un final con buen recorrido y persistencia media.
A pesar de que es un vino fácil de encontrar en cualquier supermercado por menos de 7€, no hay que perder la perspectiva: estamos hablando de un excelente vino, un ejemplo más de la riqueza de nuestros viñedos incluso en la comodidad de nuestros bolsillos. Eso sí, aunque el de la añada de 2010 es muy bueno, el de la de 2009 es aún mejor por lo que si aún encontráis alguna botella de este último no dudéis en haceros con él. Marida bien con verduras, legumbres, pescados con tomate, carnes blancas y quesos semicurados. Mi calificación para este Marqués de Cáceres Crianza en su añada de 2010 es de un 89 sobre 100.
domingo, 20 de julio de 2014
Casa de la Ermita Crianza 2007
En 1999 se funda en Jumilla la bodega Casa de la Ermita que, con su enólogo Marcial Martínez a la cabeza, trabajan vinos de calidad en una zona en la que hace unas décadas sólo había vinos de mesa. Con la monastrell, típica de la zona, por bandera, trabajan su vino crianza cada año añadiéndo al coupage una selección de variedades de uva que difieren en cada añada, dependiendo de cómo haya resultado la cosecha.
Usando las técnicas más modernas en bodega cada variedad pasa su fermentación y crianza por separado para unirse en un assemblage al final de la misma. En el caso del vino que os traigo hoy, de la añada de 2007, procede de un 60% de uva monastrell y un 40% de petit verdot que han recibido una crianza de 9 meses en barricas de roble francés y americano. El resultado es un vino elegante, sutil, casi "aborgoñado", ideal para múltiples encuentros gastronómicos.
A la vista presenta un color granate con ribete anaranjado, poco cubierto y con lágrima densa y brillante.
En nariz entrega notas de guindas, trufa, cerezas maduras, vainilla y chocolate blanco. Sutil y complejo a la vez.
En boca posee una entrada elegante, equilibrada, presentando una buena acidez y unos taninos maduros. Notas minerales y de fruta madura desembocan en una retronasal cubierta de recuerdos de buena madera y fruta pasificada. Final amplio y buena persistencia.
Por unos 8€ podemos acceder a este riquísimo crianza, no recomendable para aquellos que gustan de vinos con más cuerpo y contundencia, pero que hará las delicias de quién busque un vino más armonioso y fino para sus comidas. Marida muy bien con pescados, mariscos, ensaladas y pates. Mi calificación para este Casa de la Ermita en su añada de 2007 es de un 89 sobre 100.
Usando las técnicas más modernas en bodega cada variedad pasa su fermentación y crianza por separado para unirse en un assemblage al final de la misma. En el caso del vino que os traigo hoy, de la añada de 2007, procede de un 60% de uva monastrell y un 40% de petit verdot que han recibido una crianza de 9 meses en barricas de roble francés y americano. El resultado es un vino elegante, sutil, casi "aborgoñado", ideal para múltiples encuentros gastronómicos.
A la vista presenta un color granate con ribete anaranjado, poco cubierto y con lágrima densa y brillante.
En nariz entrega notas de guindas, trufa, cerezas maduras, vainilla y chocolate blanco. Sutil y complejo a la vez.
En boca posee una entrada elegante, equilibrada, presentando una buena acidez y unos taninos maduros. Notas minerales y de fruta madura desembocan en una retronasal cubierta de recuerdos de buena madera y fruta pasificada. Final amplio y buena persistencia.
Por unos 8€ podemos acceder a este riquísimo crianza, no recomendable para aquellos que gustan de vinos con más cuerpo y contundencia, pero que hará las delicias de quién busque un vino más armonioso y fino para sus comidas. Marida muy bien con pescados, mariscos, ensaladas y pates. Mi calificación para este Casa de la Ermita en su añada de 2007 es de un 89 sobre 100.
viernes, 18 de julio de 2014
Habla del Silencio 2011
Trujillo es un pueblo que enamora sólo con verlo. Acudir desde hace algún tiempo a esta localidad se ha convertido en un dulce peregrinaje hacia una de las bodegas más modernas del mundo. El proyecto Habla es, a día de hoy, incluso demasiado ambicioso: 200 hectáreas de viñedo, una bodega de dimensiones faraónicas, maquinaria y tecnología vanguardista y colaboración con universidades y enólogos franceses, para cumplir el sueño de su dueño, el también extremeño Juan Tirado, más conocido por su yeguada, de crear en esta tierra uno de los más grandes vinos del mundo.
La juventud de la bodega hace que aún estén en pleno proceso de entender su propia cosecha y el entorno que la rodea. Aún no han sabido sacarle lo mejor a la tempranillo, pero tanto la syrah como la cabernet sauvignon les están proporcionando muy buenos resultados. Debido al clima de la zona, la vendimia se hace muy temprana, a finales de agosto, para evitar una sobremaduración del fruto. Sus vinos se distinguen por su frescura, intensidad de color y un sabor muy especial.
Habla del Silencio no estaba presente en el planning inicial de la bodega, allá por 2005, ya que el interés de la misma es el de hacer productos de diseño y lujo. La realidad del mercado y la crisis económica por la que atraviesa el país han convertido a su vino más básico en el auténtico soporte de la bodega. Un vino que es diferente en cada añada como así lo ha decidido su enóloga. Este de 2011 es un coupage de syrah, cabernet sauvignon y tempranillo que ha recibido una crianza de 6 meses en barricas de roble francés. Un vino joven y sencillo con vocación de grande, que hace suya la frase del maestro Beethoven: "Nunca rompas el silencio si no es para mejorarlo".
A la vista presenta un color picota con ribete cereza intenso, cobertura media y lágrima densa.
En nariz es intenso y envolvente. Muestra notas de cerezas, moras, cacao y ligeros matices especiados. No deja de evolucionar constantemente en la copa, cosa que sorprende en un vino de su categoría.
En boca posee una entrada amplia, intensa, con una acidez muy marcada que aporta frescor. Muestra unos taninos atercipelados que invitan a seguir bebiendo a pesar de mostrar una ligera licorosidad. Notas de grosellas, moras y frambuesas acompañan nuestro paladar junto a una marcada componente mineral. La retronasal nos envuelve con recuerdos de fruta madura que dan paso a un final generoso y una persistencia media.
Por unos ajustados 10€ se puede disfrutar de un excelente vino extremeño, que sin duda será aún más grande en futuras añadas para alzar con orgullo la mirada a una tierra extremeña cargada de excelentes manjares. Valga como apunte que todos los vinos de esta bodega son embotellados con corchos procedentes de la cacereña localidad de Valencia de Alcántara, cuna de mi familia paterna y lugar de imprescindible visita. El vino de hoy marida muy bien con atún rojo a la plancha, cerdo ibérico, embutidos de la tierra y una buena torta del Casar. Mi calificación para este Habla del Silencio en su añada de 2011 es de un 91 sobre 100.
La juventud de la bodega hace que aún estén en pleno proceso de entender su propia cosecha y el entorno que la rodea. Aún no han sabido sacarle lo mejor a la tempranillo, pero tanto la syrah como la cabernet sauvignon les están proporcionando muy buenos resultados. Debido al clima de la zona, la vendimia se hace muy temprana, a finales de agosto, para evitar una sobremaduración del fruto. Sus vinos se distinguen por su frescura, intensidad de color y un sabor muy especial.
Habla del Silencio no estaba presente en el planning inicial de la bodega, allá por 2005, ya que el interés de la misma es el de hacer productos de diseño y lujo. La realidad del mercado y la crisis económica por la que atraviesa el país han convertido a su vino más básico en el auténtico soporte de la bodega. Un vino que es diferente en cada añada como así lo ha decidido su enóloga. Este de 2011 es un coupage de syrah, cabernet sauvignon y tempranillo que ha recibido una crianza de 6 meses en barricas de roble francés. Un vino joven y sencillo con vocación de grande, que hace suya la frase del maestro Beethoven: "Nunca rompas el silencio si no es para mejorarlo".
A la vista presenta un color picota con ribete cereza intenso, cobertura media y lágrima densa.
En nariz es intenso y envolvente. Muestra notas de cerezas, moras, cacao y ligeros matices especiados. No deja de evolucionar constantemente en la copa, cosa que sorprende en un vino de su categoría.
En boca posee una entrada amplia, intensa, con una acidez muy marcada que aporta frescor. Muestra unos taninos atercipelados que invitan a seguir bebiendo a pesar de mostrar una ligera licorosidad. Notas de grosellas, moras y frambuesas acompañan nuestro paladar junto a una marcada componente mineral. La retronasal nos envuelve con recuerdos de fruta madura que dan paso a un final generoso y una persistencia media.
Por unos ajustados 10€ se puede disfrutar de un excelente vino extremeño, que sin duda será aún más grande en futuras añadas para alzar con orgullo la mirada a una tierra extremeña cargada de excelentes manjares. Valga como apunte que todos los vinos de esta bodega son embotellados con corchos procedentes de la cacereña localidad de Valencia de Alcántara, cuna de mi familia paterna y lugar de imprescindible visita. El vino de hoy marida muy bien con atún rojo a la plancha, cerdo ibérico, embutidos de la tierra y una buena torta del Casar. Mi calificación para este Habla del Silencio en su añada de 2011 es de un 91 sobre 100.
miércoles, 16 de julio de 2014
Chateau Bertin Cuvée Prestige 2008
Volvemos a Burdeos, siempre es un placer disfrutar de una buena copa de estos tintos que elevan el alma con su equilibrio, elegancia y buen hacer. Esta vez nos vamos a la zona de Saint Emilion, colindante con otras míticas como el Pomerol. Como todos los vinos de la orilla derecha del río Dordoña cede el protagonismo a la merlot (80%) respecto a la cabernet sauvignon (20%) para ofrecer un producto redondo y cuidado.
No es un vino memorable pero sirve de iniciación a los buenos Burdeos, y se convierte en un agradable compañero de mesa ante todo tipo de propuestas gastronómicas. Sencillo pero bien hecho, con mimo. Ha recibido una crianza de 10 meses en barricas de roble francés y se convierte en otra de las apuestas de nuestro querido amigo Antonio de Oh délice!, lo cual ya es una garantía de calidad.
A la vista presenta un color granate con ribete rubí, poco cubierto y con lágrima densa.
En nariz entrega una buena intensidad. Notas de frutas en compota, cebolla caramelizada, caramelo de feria, tabaco y especias dulces, envuelven matices frutales de arándanos.
En boca posee una entrada amplia, golosa, resulta casi dulzón, con taninos maduros. Entrega notas de pasas, especias y buena madera. En la retronasal aparecen matices de fruta madura y madera húmeda que dan paso a un final de medio recorrido y persistencia media.
Por 17€ se nos ofrece la posibilidad de brindar con cualquier comida de cada día con un vino que muestra frescura y la sutileza propia de los vinos franceses. Marida bien casi con cualquier plato, especialmente pescados a la plancha, quesos poco curados, aves de corral y ensaladas. Mi calificación para este Chateau Bertin Cuvée Prestige en su añada de 2008 es de un 87 sobre 100.
No es un vino memorable pero sirve de iniciación a los buenos Burdeos, y se convierte en un agradable compañero de mesa ante todo tipo de propuestas gastronómicas. Sencillo pero bien hecho, con mimo. Ha recibido una crianza de 10 meses en barricas de roble francés y se convierte en otra de las apuestas de nuestro querido amigo Antonio de Oh délice!, lo cual ya es una garantía de calidad.
A la vista presenta un color granate con ribete rubí, poco cubierto y con lágrima densa.
En nariz entrega una buena intensidad. Notas de frutas en compota, cebolla caramelizada, caramelo de feria, tabaco y especias dulces, envuelven matices frutales de arándanos.
En boca posee una entrada amplia, golosa, resulta casi dulzón, con taninos maduros. Entrega notas de pasas, especias y buena madera. En la retronasal aparecen matices de fruta madura y madera húmeda que dan paso a un final de medio recorrido y persistencia media.
Por 17€ se nos ofrece la posibilidad de brindar con cualquier comida de cada día con un vino que muestra frescura y la sutileza propia de los vinos franceses. Marida bien casi con cualquier plato, especialmente pescados a la plancha, quesos poco curados, aves de corral y ensaladas. Mi calificación para este Chateau Bertin Cuvée Prestige en su añada de 2008 es de un 87 sobre 100.
jueves, 10 de julio de 2014
GR-174 2012
La Casa Gran del Siurana es una hacienda situada a las afueras de la localidad de Bellmunt del Priorat con trescientos años de historia, donde antiguamente residieron los monjes cartujos del cercano monasterio de
Scala Dei, orden monástica que en el siglo XII introdujo la
viticultura en una comarca que es hoy una de las regiones productoras
más reconocidas del mundo. GR-174 hace mención al sendero que atraviesa el Priorat y que da muestra de la belleza de este magnífico entorno. La bodega es un proyecto de la magnífica Castillo de Perelada, que dieron el paso del Empordà al Priorat haciéndose con estos terrenos en el año 2000.
El vino del que hoy hablo es un coupage de seis variedades cultivadas en dos parcelas de la zona, a saber, garnacha (33%), cariñena (33%), cabernet sauvignon (15%), syrah (10%), merlot (9%) y cabernet franc (3%). Ha recibido un mínimo paso de 5 meses por barricas de roble francés. Es un vino elegante y bien estructurado, buena muestra de los vinos de su denominación de origen, con un precio muy ajustado (unos 10€), cuyo único "defecto" lo encuentra en el exceso de alcohol (15 grados) que lastra un poco la amplitud gustativa del mismo.
A la vista presenta un color picota oscuro con ribete violáceo, bien cubierto y con lágrima tintada de media densidad.
En nariz es generoso, envolvente, casi embriagador. Presenta notas de cerezas y arándanos con un ligero matiz especiado y cierta licorosidad. Muy mineral.
En boca posee una entrada potente, excesivamente alcohólica que enmascara en cierta medida los sabores por lo que recomiendo una generosa decantación previa al consumo. Muestra unos taninos algo secos pero con buena estructura. Notas de fruta madura, minerales y buena madera que se amplían en la retronasal. Final largo y de persistencia media.
Un vino asequible, para lo que suelen ser los vinos de la zona, que podía haber sido brillante de haber presentado un índice alcohólico menos marcado. Sirve de iniciación a los Priorat y marida bien con guisos potentes, embutidos ibéricos y caza. Mi calificación para este GR-174 en su añada de 2012 es de un 89 sobre 100.
El vino del que hoy hablo es un coupage de seis variedades cultivadas en dos parcelas de la zona, a saber, garnacha (33%), cariñena (33%), cabernet sauvignon (15%), syrah (10%), merlot (9%) y cabernet franc (3%). Ha recibido un mínimo paso de 5 meses por barricas de roble francés. Es un vino elegante y bien estructurado, buena muestra de los vinos de su denominación de origen, con un precio muy ajustado (unos 10€), cuyo único "defecto" lo encuentra en el exceso de alcohol (15 grados) que lastra un poco la amplitud gustativa del mismo.
A la vista presenta un color picota oscuro con ribete violáceo, bien cubierto y con lágrima tintada de media densidad.
En nariz es generoso, envolvente, casi embriagador. Presenta notas de cerezas y arándanos con un ligero matiz especiado y cierta licorosidad. Muy mineral.
En boca posee una entrada potente, excesivamente alcohólica que enmascara en cierta medida los sabores por lo que recomiendo una generosa decantación previa al consumo. Muestra unos taninos algo secos pero con buena estructura. Notas de fruta madura, minerales y buena madera que se amplían en la retronasal. Final largo y de persistencia media.
Un vino asequible, para lo que suelen ser los vinos de la zona, que podía haber sido brillante de haber presentado un índice alcohólico menos marcado. Sirve de iniciación a los Priorat y marida bien con guisos potentes, embutidos ibéricos y caza. Mi calificación para este GR-174 en su añada de 2012 es de un 89 sobre 100.
miércoles, 9 de julio de 2014
San Vicente 2010
Una variedad, un viñedo, una bodega, un vino. O lo que es lo mismo, tempranillo peludo, La Canoca, Señorío de San Vicente y San Vicente 2010. Esta es la manera de entregarnos el maestro Marcos Eguren uno de sus vinos más emblemáticos. En la segunda mitad de los años 80 del pasado siglo se seleccionó una finca de poco más de 18 hectáreas en una de las zonas más altas del municipio de San Vicente de la Sonsierra, de donde es vecina la familia Eguren, con un elevado gradiente térmico entre el día y la noche en la época de maduración de la uva y sustentado en un suelo arcillo-calcáreo, datos que conforman las directrices para la consecución de un vino espectacular.
En palabras del propio Marcos Eguren, el oficio del enólogo debe ser el de cuidar lo que la naturaleza nos da sin modificarla ni alterarla. Un gran suelo, unas buenas cepas, y un clima favorable unido a los cuidados meticulosos de un buen bodeguero sólo pueden dar lugar a un gran vino. Un vino que será grande en toda su evolución y que estará dispuesto a entregarnos diversos matices de su propia estructura a lo largo de décadas. Además, en el caso de la añada de 2010, el propio Marcos me comentó que había sido La Añada en sus bodegas, un año dificilmente repetible en el que la calidad y sanidad de la uva hicieron del trabajo en bodega mero trámite.
El vino que os traigo hoy es un monovarietal de la casi extinta variedad tempranillo peludo, que da un rendimiento muy bajo pero de gran calidad y concentración. Una joya de Rioja que lanza al resto del planeta el testigo de ser capaz de ofrecer la máxima calidad a un precio muy ajustado. A pesar de tratarse de una bodega dedicada a un único vino, con vendimia manual, y todos los cuidados posibles en el trabajo de la materia prima, el precio de la botella no supera los 30€, hecho prácticamente imposible de conseguir en otras zonas vinícolas por menos de multiplicar esa cifra de 10 en adelante. Los Eguren hacen en España vinos que pueden competir con los mejores a nivel internacional sin necesidad de sangrar nuestros bolsillos, sólo por eso ya merecen nuestra más sincera gratitud.
Este San Vicente 2010 ha recibido una crianza de 19 meses en barricas nuevas de roble francés en un 90% y americano en un 10%, con trasiegos cada 4 meses.
A la vista presenta un color picota muy oscuro con ribete granate, muy cubierto y con lágrima muy brillante y de media densidad.
En nariz muestra una enorme intensidad y complejidad. Notas de fresones, chocolate, vainilla y canela se unen a ligeros matices torrefactos.
En boca, tras una necesaria decantación de más de dos horas, posee una entrada redonda y amplia, con unos taninos maduros, casi sedosos. Notas de fruta madura, torrefactos, chocolate y roble cremoso crean un conjunto equilibrado, elegante y memorable. Vainilla y buena madera en la retronasal dan paso a un final largo y muy persistente.
Un vino que hay que probar al menos una vez en la vida, un ejemplo de sabiduría, elegancia y buen hacer en lo que a vitivinicultura se refiere. Marida de manera excelente con guisos potentes de legumbres, cordero, carnes rojas a la plancha, pescados en salsa y quesos bien curados. Mi calificación para este San Vicente en su añada de 2010 es de un 96 sobre 100.
En palabras del propio Marcos Eguren, el oficio del enólogo debe ser el de cuidar lo que la naturaleza nos da sin modificarla ni alterarla. Un gran suelo, unas buenas cepas, y un clima favorable unido a los cuidados meticulosos de un buen bodeguero sólo pueden dar lugar a un gran vino. Un vino que será grande en toda su evolución y que estará dispuesto a entregarnos diversos matices de su propia estructura a lo largo de décadas. Además, en el caso de la añada de 2010, el propio Marcos me comentó que había sido La Añada en sus bodegas, un año dificilmente repetible en el que la calidad y sanidad de la uva hicieron del trabajo en bodega mero trámite.
El vino que os traigo hoy es un monovarietal de la casi extinta variedad tempranillo peludo, que da un rendimiento muy bajo pero de gran calidad y concentración. Una joya de Rioja que lanza al resto del planeta el testigo de ser capaz de ofrecer la máxima calidad a un precio muy ajustado. A pesar de tratarse de una bodega dedicada a un único vino, con vendimia manual, y todos los cuidados posibles en el trabajo de la materia prima, el precio de la botella no supera los 30€, hecho prácticamente imposible de conseguir en otras zonas vinícolas por menos de multiplicar esa cifra de 10 en adelante. Los Eguren hacen en España vinos que pueden competir con los mejores a nivel internacional sin necesidad de sangrar nuestros bolsillos, sólo por eso ya merecen nuestra más sincera gratitud.
Este San Vicente 2010 ha recibido una crianza de 19 meses en barricas nuevas de roble francés en un 90% y americano en un 10%, con trasiegos cada 4 meses.
A la vista presenta un color picota muy oscuro con ribete granate, muy cubierto y con lágrima muy brillante y de media densidad.
En nariz muestra una enorme intensidad y complejidad. Notas de fresones, chocolate, vainilla y canela se unen a ligeros matices torrefactos.
En boca, tras una necesaria decantación de más de dos horas, posee una entrada redonda y amplia, con unos taninos maduros, casi sedosos. Notas de fruta madura, torrefactos, chocolate y roble cremoso crean un conjunto equilibrado, elegante y memorable. Vainilla y buena madera en la retronasal dan paso a un final largo y muy persistente.
Un vino que hay que probar al menos una vez en la vida, un ejemplo de sabiduría, elegancia y buen hacer en lo que a vitivinicultura se refiere. Marida de manera excelente con guisos potentes de legumbres, cordero, carnes rojas a la plancha, pescados en salsa y quesos bien curados. Mi calificación para este San Vicente en su añada de 2010 es de un 96 sobre 100.
lunes, 7 de julio de 2014
Labros 2011
En la zona oeste de la provincia de Madrid, en el término municipal de San Martín de Valdeiglesias, entre las sierras de Gredos y Guadarrama y bajo la influencia del río Alberche, se dan algunos de los mejores vinos de nuestra Comunidad y, muy especialmente, unos excelentes ejemplos de monovarietales de uva garnacha, con menos cuerpo y más elegancia que las aragonesas y el mismo potencial alcohólico.
En esta zona, Bodegas Marañones destaca por el buen trabajo llevado a cabo por su enólogo Fernando García, que hace de cada uno de los vinos de esta bodega un producto cuidado y de gran calidad. Así ocurre con Labros, una típica garnacha de Gredos con una finura y elegancia muy especiales, un vino de terroir, de una única parcela procedente del paraje de La Dehesa, que muestra las características climáticas y de suelo de esta zona.
Este vino, procedente de cepas de 70 años, ha sido fermentado en tinas de 500 litros sin tapa con levaduras autóctonas, para pasar a una crianza de 12 meses en barricas de 500 litros de roble francés usadas.
A la vista presenta un color cereza con ribete rosado, muy poco cubierto y con lágrima gruesa, muy densa y brillante.
En nariz muestra una gran amplitud frutal con notas de moras y cerezas. Posee una marcada mineralidad ofreciendo también recuerdos de regaliz rojo y especias dulces. Balsámico.
En boca tiene una entrada potente, licorosa, mostrando una buena estructura y unos taninos finos que entregan una leve astringencia. Notas de fruta madura que vuelven a aparecer en la retronasal junto a matices especiados y de buena madera. Final con buena longitud y persistencia alta.
Uno de los mejores vinos que he probado de esta variedad procedente de la región de Madrid, que resulta una grata compañía en la mesa por tan solo 17€. Marida bien con aperitivos, quesos curados, pato, foie y carnes a la plancha. Recomiendo del mismo precio y bodega su Marañones, también un monovarietal de garnacha pero, en este caso, de dos parcelas distintas, que forman un vino muy interesante. Mi calificación para este Labros en su añada de 2011 es de un 92 sobre 100.
En esta zona, Bodegas Marañones destaca por el buen trabajo llevado a cabo por su enólogo Fernando García, que hace de cada uno de los vinos de esta bodega un producto cuidado y de gran calidad. Así ocurre con Labros, una típica garnacha de Gredos con una finura y elegancia muy especiales, un vino de terroir, de una única parcela procedente del paraje de La Dehesa, que muestra las características climáticas y de suelo de esta zona.
Este vino, procedente de cepas de 70 años, ha sido fermentado en tinas de 500 litros sin tapa con levaduras autóctonas, para pasar a una crianza de 12 meses en barricas de 500 litros de roble francés usadas.
A la vista presenta un color cereza con ribete rosado, muy poco cubierto y con lágrima gruesa, muy densa y brillante.
En nariz muestra una gran amplitud frutal con notas de moras y cerezas. Posee una marcada mineralidad ofreciendo también recuerdos de regaliz rojo y especias dulces. Balsámico.
En boca tiene una entrada potente, licorosa, mostrando una buena estructura y unos taninos finos que entregan una leve astringencia. Notas de fruta madura que vuelven a aparecer en la retronasal junto a matices especiados y de buena madera. Final con buena longitud y persistencia alta.
Uno de los mejores vinos que he probado de esta variedad procedente de la región de Madrid, que resulta una grata compañía en la mesa por tan solo 17€. Marida bien con aperitivos, quesos curados, pato, foie y carnes a la plancha. Recomiendo del mismo precio y bodega su Marañones, también un monovarietal de garnacha pero, en este caso, de dos parcelas distintas, que forman un vino muy interesante. Mi calificación para este Labros en su añada de 2011 es de un 92 sobre 100.
viernes, 4 de julio de 2014
Borsao Bole 2010
El vino que os traigo hoy es uno de sus jóvenes, el Bole, coupage de garnacha (70%) y syrah (30%), procedentes de viñedos entre los 15 y 30 años en el caso de la primera y de 10 en el de la segunda. Ambos asentados en suelos arcillo-calizos, pedregosos y limosos. El vino ha recibido una mínima crianza en barrica de 3 meses en roble francés de primer y segundo uso. Un excelente acompañante de una mesa de verano que, por poco más de 6€, nos regala la tipicidad y frescura de la buena garnacha de Campo de Borja.
A la vista presenta un color picota con ribete granate, media cobertura y lágrima densa, gruesa y brillante.
En nariz se muestra envolvente e intenso, hay que dejarlo oxigenarse unos minutos en la copa y entrega notas de fruta confitada, madera mojada, especias dulces y pan tostado.
En boca posee una entrada fresca y frutosa, con acidez bien equilibrada y unos taninos maduros. Notas de fruta madura, establo y especias. La retronasal nos vuelve a traer una componente frutal muy marcada acompañada de buen roble. Buen final con persistencia media.
Un vino impecable que, una vez más, demuestra que en España debemos exigir calidad por debajo de los 10€ y hace ver que no es justificable la desidia a la hora de gestar buenos vinos independientemente de su precio. Para hacer un buen vino en nuestro país sólo hay que tener ganas de hacerlo, todo lo demás viene de la mano. Este Borsao marida muy bien con aperitivos, ensaladas y carnes blancas y rojas a la plancha, además de buenos quesos curados. Cualquier otra elección de esta bodega será una excelente manera de acompañar una buena comida, pero quiero recomendar especialmente el Selección que, por unos 4€, se convierte por derecho en un obligado de nuestra mesa. Mi calificación para este Borsao Bole en su añada de 2010 es de un 91 sobre 100.
miércoles, 2 de julio de 2014
Protos Reserva 2009
Protos, además de ser una de las marcas de vino más reconocidas de nuestro país, también es una de las primeras en asentarse en la Ribera del Duero y de crear vinos de calidad en esta región. Ya en la exposición universal de 1929 en Barcelona se llevaron una medalla de oro por sus excelentes tintos. Bodega con mucha solera y tradición que ha trascendido su fama para seguir siendo fieles a un producto de calidad sin caer en exceso en lo comercial.
El vino que os traigo hoy es un monovarietal de tempranillo de la zona (tinta del país) que ha recibido una crianza de 18 meses en barricas de roble americano para luego "dormir" otros 24 meses en botella antes de salir a la venta. Un vino elegante y potente, como buen Ribera, que por unos 22€ muestra las virtudes de los grandes vinos de la zona.
A la vista presenta un color picota oscuro con ribete cereza, bien cubierto y con lágrima fina, tintada y de media densidad.
En nariz se muestra intenso y envolvente, casi embriagador. También se observa una presencia alcohólica que se matizará con unos años más en botella. Notas de moras y vainilla entregan un perfume de gran vino.
En boca posee una entrada amplia y muy potente. Muestra unos taninos finos, no del todo maduros pero muy elegantes. Se encuentran ahora notas de frutas rojas y roble cremoso. Fresas y vainilla en la retronasal dan paso a un final largo y con gran persistencia.
Una apuesta segura dentro de su denominación, Protos ofrece calidad y buenas maneras en toda su gama, desde su vino Roble hasta sus creaciones más selectas. Cuestión de gustos y bolsillo. A la hora de maridar se convertirá en fiel compañero de carnes rojas y blancas a la parrilla o plancha, magret de pato, guisos de cordero, caza, embutidos y quesos curados. Mi calificación para este Protos Reserva en su añada de 2009 es de un 92 sobre 100.
El vino que os traigo hoy es un monovarietal de tempranillo de la zona (tinta del país) que ha recibido una crianza de 18 meses en barricas de roble americano para luego "dormir" otros 24 meses en botella antes de salir a la venta. Un vino elegante y potente, como buen Ribera, que por unos 22€ muestra las virtudes de los grandes vinos de la zona.
A la vista presenta un color picota oscuro con ribete cereza, bien cubierto y con lágrima fina, tintada y de media densidad.
En nariz se muestra intenso y envolvente, casi embriagador. También se observa una presencia alcohólica que se matizará con unos años más en botella. Notas de moras y vainilla entregan un perfume de gran vino.
En boca posee una entrada amplia y muy potente. Muestra unos taninos finos, no del todo maduros pero muy elegantes. Se encuentran ahora notas de frutas rojas y roble cremoso. Fresas y vainilla en la retronasal dan paso a un final largo y con gran persistencia.
Una apuesta segura dentro de su denominación, Protos ofrece calidad y buenas maneras en toda su gama, desde su vino Roble hasta sus creaciones más selectas. Cuestión de gustos y bolsillo. A la hora de maridar se convertirá en fiel compañero de carnes rojas y blancas a la parrilla o plancha, magret de pato, guisos de cordero, caza, embutidos y quesos curados. Mi calificación para este Protos Reserva en su añada de 2009 es de un 92 sobre 100.
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