El vino de hoy es un vino muy especial. Lo primero de todo porque me ha servido para celebrar el que hubiera sido el cumpleaños número cien de mi abuelo, Pablo Nevado. Curiosamente este vino está vinificado por la familia Eguren y es un tributo de ellos a su propio abuelo. Y como todo lo que sentimos por nuestros abuelos, es un vino hecho desde el amor, con delicadeza, con entrega y profundo respeto a nuestras raíces.
Los Eguren se trasladan a Toro para crear el proyecto Numanthia que en 2004 eleva su Termanthia a los 100 míticos puntos Parker. Más tarde venden esta bodega al elitista grupo Louis Vuitton- Möet Hennessy y proyectan una nueva que se acabaría convirtiendo en realidad en 2007 con el nombre de Teso la Monja. A partir de ahí el enólogo de la familia, Marcos Eguren, empieza a trabajar la tinta de Toro (tempranillo) para sacarle su máxima expresión.
El vino, por tanto, es un monovarietal de tempranillo procedente de uvas bajo una rigurosa selección a mano, nacidas de cepas con una antigüedad superior a los 45 años. Ha recibido una crianza en barricas nuevas de roble francés de 18 meses con trasiegos cada cuatro. Es absolutamente increíble probar un vino con menos de tres años de edad que presente semejante complejidad, armonía y equilibrio. De lo mejor que he probado jamás. Eso sí, seguramente mejorará en botella durante años, ahora, como mínimo, hay que exigir una decantación de dos horas previas al consumo.
A la vista presenta un color picota muy oscuro con ribete violáceo, muy cubierto, con lágrima densa y bien tintada.
En nariz es intenso, perfumado, con notas de frutos negros, moras y arándanos, mineral y con leves recuerdos a chocolate con leche.
En boca es demoledor: redondo con taninos maduros, fruta madura intensa, ácidos potentes y equilibrados, matices avainillados, roble cremoso, complejo, mostrando una armonía y equilibrio extremos.En la retronasal domina la cremosidad del roble y unos matices balsámicos que envuelven el paladar. Final muy largo y con gran persistencia.
Un vino único que solo pueden hacer personas que miman sus viñedos, su fruta, que tienen oficio y VERDAD, que tienen unas raíces tan fuertes como sus cepas, como las de su abuelo y las del mío.
Vino ideal por su cuerpo y carácter para maridar con guisos potentes, caldereta de cordero, carnes a la brasa y quesos bien curados. Muy recomendable también, en esta misma línea de precio (en torno a los 35€), otra joya de Toro, Numanthia 2010, actualmente vinificado por el prestigioso enólogo portugués Manuel Louzada. Mi calificación para este Victorino en su añada de 2011 es de un 96 sobre 100.
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