La uva nebbiolo es una de las más difíciles de vinificar, más aún que la pinot noir. Es la variedad representativa del Piamonte italiano y sus vinos, tanto el Barolo como el Barbaresco, son de los más apreciados a nivel internacional.
El vino que hoy analizo es un monovarietal de la uva nebbiolo vinificado en la población de Serralunga D'Alba, a pocos kilómetros de Barolo, en el noroeste de Italia. Estos vinos se caracterizan por una importante carga tánica que solo el tiempo es capaz de suavizar, en cambio el buen trabajo del viticultor Guido Porro (que procede de una familia de viticultores que se encuentra ya en su sexta generación) hace posible que un vino con apenas cinco años sea prácticamente redondo.
Este vino se caracteriza por tener un marcado equilibrio entre concentración y ligereza. Ha recibido la fermentación alcohólica en depósitos de cemento y la maloláctica en acero inoxidable. La posterior crianza ha sido llevada a cabo en grandes y viejos toneles de roble esloveno de más de 1000 litros, durante dos años, recibiendo un año extra de guarda en botella antes de ser comercializado. Las uvas proceden de cepas con más de 50 años de antigüedad, con una orientación sur-suroeste que reciben una intensa insolación, muy adecuada para esta variedad, asentadas en suelos arcilloso-calcáreos.
Se trata pues, de un fiel representante de los grandes Barolo, vinos por norma muy caros, aunque en el caso de este el precio es una virtud añadida (sólo 26€).
A la vista es uno de los vinos más bellos que he tenido la suerte de disfrutar. Presenta un color guinda con ribete anaranjado, poco cubierto y con lágrima densa. Extraordinariamente limpio y brillante.
En nariz se muestra intenso y muy complejo. Hay que darle un tiempo en la copa para que se airee y nos muestre todos sus matices. Entrega notas de ciruelas y especias, caramelo de feria, guindas, trufa y un lejano matiz a alquitrán.
En boca tiene una entrada fresca y potente, ligeramente alcohólica y presenta una perfecta acidez. Tiene una buena estructura con taninos algo secos, con notas de guindas en licor, cuero y buena madera. Cerezas y especias dominan la retronasal. Es un vino de largo recorrido y con un final amplio y gran persistencia.
Un Barolo listo para ser disfrutado hoy, pero al que 4 ó 5 años más en botella no harán sino mejorar su potencial, suavizando los taninos y ampliando su espectro olfativo y gustativo. Ideal para maridar con un jugoso osobuco al horno, carnes rojas a la plancha, caza y aves de corral. También acompaña muy bien unas tostaditas con foie y quesos grasos con buena curación. Un vino equilibrado, elegante y muy especial, recomendado para todo aquel que quiera introducirse en los vinos italianos, y al buen amante del vino en general. Mi calificación para este Guido Porro Vigna Lazzairasco en su añada de 2009 es de un 94 sobre 100.
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