La garnacha es un tipo de uva con muchísima personalidad, o la odias, o te enamora. En España se da en múltiples regiones, tanto acompañando a otras variedades como la tempranillo riojana, como en solitario. Una de las zonas de la península donde se dan las mejores garnachas es Aragón, también hay algunas muy interesantes en Madrid pero, en general, suelen ser algo más vacuas, con menos carácter.
El caso del vino que nos ocupa es un monovarietal de uva garnacha de la magnífica denominación de origen de Campo de Borja, Aragón, lugar donde se crean grandísimos vinos bendecidos internacionalmente y con unos precios excelentes, (en este caso poco menos de 10€).
Las uvas con las que se ha creado este vino proceden de las estribaciones del Moncayo, viñedos muy antiguos y con unas producciones inferiores a un kilogramo por cepa. El vino ha recibido una mínima crianza de cuatro meses en barricas de roble francés con la intención de redondear un poco un tinto con mucho carácter.
A la vista el vino presenta un color violáceo muy intenso, con una cobertura media, brillante y una lágrima densa y transparente.
En nariz es muy intenso, con mucha tipicidad de su variedad, floral, envolvente, con protagonismo de moras y regaliz.
En boca es marcadamente ácido y fresco, quizás algo más ácido de lo deseable lo que hace pensar en que una guarda de un año en botella le puede venir muy bien para pulir esas aristas. La base frutal nos recuerda a moras y cerezas, tonos a piruleta con taninos secos que producen sensación de sed, astringente, balsámico, con buena persistencia.
Un vino con marcada juventud, que peca de falta de docilidad, facilmente corregible con un poquito de guarda, fresco, y muy frutal. Casi goloso. En Campo de Borja está la magnífica bodega Borsao cuyo vino joven, Borsao Selección, está como mínimo al nivel de este, por menos de la mitad de precio. Esta garnacha de Coto de Hayas marida muy bien con carnes rojas, quesos y pescado en salsa. Mi calificación para este Garnacha Centenaria en su añada de 2012 es de un 90 sobre 100.
miércoles, 30 de abril de 2014
martes, 29 de abril de 2014
Terrazas de los Andes Malbec 2011
Argentina es un país con una amplia cultura vitivinícola y su región de Mendoza es internacionalmente conocida por sus monovarietales de uva malbec. Esta uva, de origen francés, se desarrolla especialmente bien en esta zona argentina debido al clima, los suelos y la altitud. Las uvas seleccionadas para el vino que nos ocupa hoy nacen a 1067 metros de altura sobre el nivel del mar, en plena cordillera andina, donde se dan las condiciones idóneas para el desarrollo de esta variedad.
La bodega Terrazas de los Andes, filial de Moët & Chandon, tiene una línea de vinos con uvas seleccionadas a mano que presenta un nivel calidad-precio demoledor. En esa línea se asienta el monovarietal de malbec del que hablo a continuación, que por unos 14€ entrega una auténtica bomba frutal que emociona los sentidos. El vino ha tenido una crianza en barricas de roble francés en un 80% y americano en un 20%.
A la vista presenta un color picota oscuro, bien cubierto y con lágrima densa y tintada.
En nariz predomina la fruta, cerezas, muy envolvente con notas de regaliz . Gran intensidad sin haber necesitado decantación previa.
En boca tiene una entrada espectacular, de nuevo muy frutal, dulce, para dar paso a unos ácidos bien marcados que hacen que la fruta se convierta en una explosión de sabor y frescura, las notas a regaliz rojo aparecen con gran intensidad regalándonos una retronasal con ligeros matices a madera y cacao. Final largo con gran persistencia.
Lo dicho, un vino sorprendente en su rango de precio que marida muy bien con carnes asadas y a la parrilla, especialmente con ternera argentina. Otra manera de disfrutar la malbec es en su zona de origen, en el suroeste de Francia, más concretamente en Cahors, donde la malbec adopta tonos más intensos y minerales. Mi calificación para Terrazas de los Andes Malbec en su añada de 2011 es de un 94 sobre 100.
La bodega Terrazas de los Andes, filial de Moët & Chandon, tiene una línea de vinos con uvas seleccionadas a mano que presenta un nivel calidad-precio demoledor. En esa línea se asienta el monovarietal de malbec del que hablo a continuación, que por unos 14€ entrega una auténtica bomba frutal que emociona los sentidos. El vino ha tenido una crianza en barricas de roble francés en un 80% y americano en un 20%.
A la vista presenta un color picota oscuro, bien cubierto y con lágrima densa y tintada.
En nariz predomina la fruta, cerezas, muy envolvente con notas de regaliz . Gran intensidad sin haber necesitado decantación previa.
En boca tiene una entrada espectacular, de nuevo muy frutal, dulce, para dar paso a unos ácidos bien marcados que hacen que la fruta se convierta en una explosión de sabor y frescura, las notas a regaliz rojo aparecen con gran intensidad regalándonos una retronasal con ligeros matices a madera y cacao. Final largo con gran persistencia.
Lo dicho, un vino sorprendente en su rango de precio que marida muy bien con carnes asadas y a la parrilla, especialmente con ternera argentina. Otra manera de disfrutar la malbec es en su zona de origen, en el suroeste de Francia, más concretamente en Cahors, donde la malbec adopta tonos más intensos y minerales. Mi calificación para Terrazas de los Andes Malbec en su añada de 2011 es de un 94 sobre 100.
lunes, 28 de abril de 2014
Decálogo PERSONAL del buen enófilo
A continuación detallo las que, para un servidor, y sin intención alguna de sentar cátedra, son las bases de mi forma de entender el vino y su cultura.
1- El vino no tiene fronteras o límites. A la hora de disfrutar del vino uno no debe acotar el campo de acción de su conocimiento a las clásicas denominaciones de origen Rioja o Ribera del Duero, por poner un ejemplo. Explorar y disfrutar de vinos de todas las regiones vinícolas de España, incluso del mundo, es una idea excelente. En cada denominación de origen dominan una serie de técnicas, o un tipo de uvas, que en otras no se dan de la misma manera. Eso también sucede a nivel estatal: la nebbiolo se da especialmente bien en el Piamonte italiano, la pinot noir en la Borgoña francesa, la syrah en Australia o en el valle del Ródano, la zinfandel en California, la furmint en Hungría, la malbec en el argentino estado de Mendoza...
2- Precio no es sinónimo de calidad. Normalmente cuando una bodega posee varios vinos, reserva para los más caros las uvas de mayor calidad, las que presentan mayor concentración, las que proceden de cepas más viejas...Pero no siempre los vinos más económicos son peores. Por diversos factores un enólogo puede lograr un producto más redondo con un vino que ha necesitado menos cuidados o cuya selección ha sido menos estricta. Esto es mucho más marcado cuando hablamos de vinos de diferentes bodegas o denominaciones. Por ejemplo, los Ribera del Duero suelen ser más caros en relación calidad-precio que un vino de la denominación de origen Campo de Borja, Cigales, o Jumilla, por poner algunos ejemplos. Hay factores como la relación oferta-demanda que muchas veces juegan en contra del consumidor. Ni que decir tiene que los vinos extranjeros muchas veces tienen cargas de aranceles aduaneros que acaban imponiendo un precio final mayor.
3- Madera, crianza o edad del vino no son sinónimo de calidad. Los enólogos suelen utilizar la crianza en madera para "redondear" sus vinos o aportarles una serie de características que puedan mejorarlos a su criterio. A veces esto se hace para corregir las aristas de algunos caldos jóvenes, demasiado ácidos, o astringentes, etc, además de para asegurar un mayor tiempo de guarda. Pero también muchas veces se utiliza para tapar defectos y, usada en exceso, da lugar a vinos vacíos de carga frutal, demasiado amaderados, con tonos muy tostados e incluso algo rancios. Obviamente bien utilizada nos entrega en ocasiones vinos excelentes, como también lo son muchos vinos que no han tenido crianza alguna. En cuanto a la edad del vino, todos tienen un proceso de evolución que llega, en un momento dado, a su punto de apogeo dando paso, a partir de aquí, a su decadencia. No guardes en exceso vinos jóvenes o con poca crianza porque cuando los tomes tendrás vinos picados en vez de un excelente producto.
4- Lo que no me gusta en mi plato no lo quiero en mi copa. No me gusta encontrar en mi copa olores o sabores a madera vieja, establo, cuero desgastado, neumático, alquitrán...Por raro que pueda parecer, si ves las notas de cata de algunos vinos, tarde o temprano te encontrarás con ello, así como al probar algún vino. Por eso es interesante conocer algo de lo que vamos a tomar antes de comprarlo para no encontrarnos con sorpresas desagradables. ¿te gustaría que alguien pusiera en tu plato una hez de caballo, un trozo de neumático o una viruta de madera podrida? Lo "normal" en un vino es recibir sensaciones frutales, si es tinto a fresas, cerezas, arándanos, frambuesas, etc, si es blanco a melocotón, albaricoque, pera, manzana, piña, plátano...curiosamente rara vez encontraréis sabor a uva. A esa base frutal se le van a añadir sabores o aromas procedentes de la maceración, de la crianza en madera, el tipo de suelo, periodo de maduración u otros factores que pueden dar notas especiadas, o a regaliz, vainilla, coco, lácteos, etc, pero no necesariamente a sabores u olores desagradables. Obviamente, como todo el texto, esto es un gusto personal, nada más.
5- Valdepeñas no existe. Puede parecer injusto (generalizar siempre lo es), pero el caso de la denominación de origen de Valdepeñas, desde hace tiempo, es bastante lamentable. A pesar de contar con una extensión de viñedos enorme y de tratarse de una tierra en la que el vino siempre ha sido protagonista de sus campos, es muy raro encontrar un ejemplo en esta región mínimamente notable. La mayoría de su producción es dedicada a vinos de mesa, incluso en botella, con precios bajos y fáciles de beber, que suelen enamorar a...los que no gustan del vino. Piensa que aunque tu presupuesto a la hora de comprar un vino sea bajo, hay suficientes propuestas en el mercado como para que un Valdepeñas de 3€ te parezca caro.
6- Visita bodegas y viñedos. Cuanto más cerca estés del lugar donde se gesta el vino, más fácil te resultará entender todo su proceso y se creará cierta empatía con la gente que dedica su vida a este bendito mundo. Aunque creas que no es fácil, vivas donde vivas seguro que tienes alguna bodega cerca, y muchas de ellas dan la oportunidad de visitarlas y participar en una cata de algunos de sus vinos. Será algo que, seguro, recordarás con mucho cariño.
7- Asiste a catas, fórmate, lee libros y, sobre todo, bebe vino. Asistir a catas te da una nueva dimensión del mundo del vino. Como en todo, una de las mejores maneras de aprender sobre algo es practicando con ello, más aún si estás asesorado por expertos. Además en las catas se suele crear un ambiente magnífico entre los asistentes, convirtiéndose en un evento social muy grato. De esta manera o leyendo libros especializados, blogs, escuchando programas de radio, etc, ampliarás tus conocimientos y conseguirás ver el vino de una forma muy diferente. Cuando profundizas en algo que te gusta, siempre se disfruta más. Y ojo, nadie nace sabiendo. Tengas un paladar muy fino o todo lo contrario, la única forma segura de aprender sobre vinos es bebiendo. MUCHOS. Eso sí, siempre con moderación. Una botella estándar de 75 cl es perfecta para dos personas que disfrutan una comida. Dosis superiores a esto no son recomendables y, si tienes que conducir, deja siempre la copa para otro momento.
8- Comparte el vino. Para disfrutar de un vino no es necesario estar acompañado, hay mil maneras de conservar un vino después de descorchar la botella, incluso varios días, pero siempre será mejor cuando lo compartes con tu pareja, familiares o amigos. Es algo muy especial y, si consigues crear cierto interés en ellos, se convertirá en una excusa de reunión perfecta. El vino es amigo de la socialización, es algo mágico que no merece quedarse exclusivamente en tu copa. Y por supuesto no solo es amigo de compañía humana, sino también gastronómica. El arte de maridar tus vinos favoritos con excelentes platos será algo que enriquecerá tus comidas o cenas de una manera notable.
9- Sé responsable con la conservación del vino. Intenta tener tus botellas en un ambiente con poca humedad, alejadas de la luz solar y, a ser posible, en posición horizontal. Lo ideal es conservar el vino en vinotecas refrigeradas, hay múltiples modelos en el mercado a precios muy asequibles, pero también se pueden conservar en el frigorífico sacándolos un tiempo antes del consumo, especialmente los vinos blancos y rosados, o en un mueble que cumpla lo anteriormente dicho en el caso de los tintos. Evita temperaturas muy altas, porque acelerarán la decadencia de tus vinos. A la hora de comprar exige también esa responsabilidad. Las mismas condiciones de conservación para un vino en tu casa deben ser las que encuentres en tu establecimiento habitual. Muchas veces nos llevamos desagradables sorpresas por el negligente cuidado de algunos establecimientos hacia sus vinos.
10- Bebe simplemente LO QUE TE GUSTE Y CÓMO TE GUSTE (aunque sea un Valdepeñas). Tu mejor crítico eres tú. Las guías o análisis de especialistas no son más que guías, no documentos irrebatibles en posesión de LA VERDAD ABSOLUTA. Ni Peñín, ni Parker, ni Rita la Cantaora. Si algo te gusta, ve a por ello, sin más. Y acompáñalo de lo que desees, las reglas están para saltárselas, si a ti te gusta tomar vinos tintos con pescado y blancos con carne, ¿por qué no vas a hacerlo? El vino es para disfrutarlo, no para examinarte, ni para seguir gustos de terceras personas. Gracias a esas guías descubrirás maravillosos vinos que, de otra forma, no habrías conocido. Pero si te entregas a esos criterios a pies juntillas, también perderás la oportunidad de probar vinos que te gusten a ti. Como ya he dicho antes, la única manera segura de crearte una buena lista de vinos que acompañen tus mejores momentos será probando muchos, sin complejos, hasta establecer tu propio criterio.
domingo, 27 de abril de 2014
Juan Gil 12 meses 2012
En 2002 la familia Gil Vera decidió retomar su negocio vinícola creando una nueva bodega en unas tierras que, por suelo y clima, son ideales para el cultivo de la vid, más concretamente de la uva monastrell, de la cual el vino hoy analizado es monovarietal.
Esta uva que da muy buenos resultados en la denominación de origen de Jumilla, fue por mucho tiempo usada en gran medida para vinos de mesa, pero con el paso del tiempo y con los cuidados oportunos, ha entregado excelentes muestras de una calidad superior.
La monastrell se caracteriza por unos tonos dulces que, si la uva se recoge demasiado madura, puede dar lugar a altos niveles alcohólicos. De hecho, en el caso de este Juan Gil 12 meses, se llega a los 15 grados de alcohol, que no llegan a molestar debido a la frescura de este vino y la cuidada selección de sus uvas procedentes de cepas de más de cuarenta años de edad. Una vez más, suelos muy pobres, unidos a un clima seco y duro han dado una mínima producción por cepa, garantizando una concentración y unas propiedades en cada fruto de gran nivel. Esto, unido a una crianza de un año en barricas de roble francés, dan lugar a un vino fresco y frutal, que hace honor a su región de origen y además por un precio muy ajustado (entre 9 y 10€ por botella).
A la vista tiene un color rojo picota con reflejos violáceos, media cobertura y lágrima brillante y de media densidad.
En nariz es muy envolvente, con clara dominante de frutas rojas y matices amaderados. Muy agradable.
En boca tiene una entrada fresca, muy frutal, con tonos a fresas y pimienta blanca bastante marcada. Se muestra ligeramente astringente pero muy agradable de beber, con personalidad y buena boca. En la retronasal aparecen tonos a madera tostada y presenta una buena persistencia.
Un vino excelente, que se muestra aún mejor acompañando guisos de cordero (riquísimo con una buena caldereta), carnes rojas y caza. Uno de esos que te deja con la necesidad de volver a tomarlo. Con una presencia mayoritaria de la monastrell (en un 70%) y por un precio similar, recomiendo el excelente Lavia de la denominación de origen Bullas. Mi calificación para este Juan Gil 12 meses en su añada de 2012 es de un 90 sobre 100.
Esta uva que da muy buenos resultados en la denominación de origen de Jumilla, fue por mucho tiempo usada en gran medida para vinos de mesa, pero con el paso del tiempo y con los cuidados oportunos, ha entregado excelentes muestras de una calidad superior.
La monastrell se caracteriza por unos tonos dulces que, si la uva se recoge demasiado madura, puede dar lugar a altos niveles alcohólicos. De hecho, en el caso de este Juan Gil 12 meses, se llega a los 15 grados de alcohol, que no llegan a molestar debido a la frescura de este vino y la cuidada selección de sus uvas procedentes de cepas de más de cuarenta años de edad. Una vez más, suelos muy pobres, unidos a un clima seco y duro han dado una mínima producción por cepa, garantizando una concentración y unas propiedades en cada fruto de gran nivel. Esto, unido a una crianza de un año en barricas de roble francés, dan lugar a un vino fresco y frutal, que hace honor a su región de origen y además por un precio muy ajustado (entre 9 y 10€ por botella).
A la vista tiene un color rojo picota con reflejos violáceos, media cobertura y lágrima brillante y de media densidad.
En nariz es muy envolvente, con clara dominante de frutas rojas y matices amaderados. Muy agradable.
En boca tiene una entrada fresca, muy frutal, con tonos a fresas y pimienta blanca bastante marcada. Se muestra ligeramente astringente pero muy agradable de beber, con personalidad y buena boca. En la retronasal aparecen tonos a madera tostada y presenta una buena persistencia.
Un vino excelente, que se muestra aún mejor acompañando guisos de cordero (riquísimo con una buena caldereta), carnes rojas y caza. Uno de esos que te deja con la necesidad de volver a tomarlo. Con una presencia mayoritaria de la monastrell (en un 70%) y por un precio similar, recomiendo el excelente Lavia de la denominación de origen Bullas. Mi calificación para este Juan Gil 12 meses en su añada de 2012 es de un 90 sobre 100.
viernes, 25 de abril de 2014
Chateau Coutinel Elixir 2006
Volvemos al suroeste de Francia para visitar una joven denominación de origen (creada en 1975), Fronton, que es ampliamente conocida por sus vinos tintos amables, de mesa, de buen beber, vaya. Dentro de esta región sobresale un tipo de uva bastante poco común, la negrette, que se encarga de diseñar el cuerpo, la base de sus vinos. Chateau Coutinel es la joya de los viñedos de la familia Arbeau, y este Elixir que analizamos hoy es un vino fiel a su tierra y a una familia de vinificadores que lleva desde 1878 en este bendito negocio.
Responde a las señas típicas de su región, formando un assemblage de uvas negrette (40%), cabernet sauvignon (30%) y syrah (30%). Ha tenido una crianza de 13 meses en barricas nuevas de roble francés que han servido para crear un vino fácil de beber, fresco y amable. Por 14€ podemos tener en nuestra mesa un vino diferente, de marcada personalidad y apto para cualquier situación gastronómica que se presente.
A la vista es un vino de color rubí, poco cubierto y con lágrima de poca densidad.
En nariz se presentan aromas vegetales, con notas de bosque, muy especiado, mineral, fruta poco marcada y un ligero reflejo a cuero.
En boca es un vino fresco, con buena acidez, taninos maduros, poco intenso pero con buena entrada, ligeros tonos a mora dominados por una clara componente especiada, a pimienta negra, con una retronasal que nos deja de nuevo recuerdos a cuero y madera. Final de persistencia media.
En definitiva, un vino para el día a día, ideal para un aperitivo o unas copas previas a la comida, así como para maridar con ensaladas y pescados blancos a la plancha. Es un vino sencillo poco alcohólico (solo 12 grados) que casi con cualquier combinación va a ser un buen compañero, siempre que la mesa no sea muy contundente y le deje apagado y sin protagonismo. No será recordado como un vino memorable, pero sí agradable y puede salvar cualquier compromiso culinario teniéndolo de fondo de vinoteca. Mi calificación al Chateau Cotinel Elixir en su añada de 2006 es de un 83 sobre 100.
Responde a las señas típicas de su región, formando un assemblage de uvas negrette (40%), cabernet sauvignon (30%) y syrah (30%). Ha tenido una crianza de 13 meses en barricas nuevas de roble francés que han servido para crear un vino fácil de beber, fresco y amable. Por 14€ podemos tener en nuestra mesa un vino diferente, de marcada personalidad y apto para cualquier situación gastronómica que se presente.
A la vista es un vino de color rubí, poco cubierto y con lágrima de poca densidad.
En nariz se presentan aromas vegetales, con notas de bosque, muy especiado, mineral, fruta poco marcada y un ligero reflejo a cuero.
En boca es un vino fresco, con buena acidez, taninos maduros, poco intenso pero con buena entrada, ligeros tonos a mora dominados por una clara componente especiada, a pimienta negra, con una retronasal que nos deja de nuevo recuerdos a cuero y madera. Final de persistencia media.
En definitiva, un vino para el día a día, ideal para un aperitivo o unas copas previas a la comida, así como para maridar con ensaladas y pescados blancos a la plancha. Es un vino sencillo poco alcohólico (solo 12 grados) que casi con cualquier combinación va a ser un buen compañero, siempre que la mesa no sea muy contundente y le deje apagado y sin protagonismo. No será recordado como un vino memorable, pero sí agradable y puede salvar cualquier compromiso culinario teniéndolo de fondo de vinoteca. Mi calificación al Chateau Cotinel Elixir en su añada de 2006 es de un 83 sobre 100.
miércoles, 23 de abril de 2014
Obalo Crianza 2010
Bodegas Obalo se ha convertido en uno de los nuevos exponentes del buen vino en Rioja. Asentada en un terruño privilegiado de varias parcelas situadas entre la Sierra Cantabria y el río Ebro, perteneciente a la población de Ábalos, con cepas viejas y suelo pobre, la garantía de concentración y carácter en sus vinos es absoluta. A pesar de ser una bodega joven, dirigida por la también joven enóloga Susana Rodríguez, se ha erigido como cabeza visible de un proyecto a gran escala que está dando unos frutos espectaculares.
Y es que la bodega ha acabado convirtiéndose en un grupo empresarial, Avante Selecta, con representación en las mejores regiones vinícolas de nuestro país, con bodegas del nivel de Dominio de Atauta en Ribera del Duero, Viñas del Cénit en Zamora o Naia en Rueda, entre otras.
Obalo Crianza 2010 es un vino con marcado carácter, fruto de un terruño espectacular, con unas cepas de una media de edad de 40 años, que con los cuidados oportunos y una maduración del fruto llevada al límite, ofrece una concentración extraordinaria en la uva. Además ha pasado por una crianza de 12 meses en barricas de roble francés y americano de primera calidad que han acabado de redondear este monovarietal de la uva tempranillo.
A la vista muestra un color rojo púrpura, vivo, brillante, bien cubierto y con lágrima de densidad media-alta.
En nariz es expresivo, envolvente, con una componente alcohólica muy presente a pesar de la decantación previa, intensos tonos frutales a cerezas y otros más escondidos que nos aporta la madera como vainilla y coco y un toque final de mineralidad.
En boca presenta una entrada amplia y potente, fresca, con taninos suaves y algo licoroso, de nuevo la componente alcohólica haciendo de las suyas, que empieza a desaparecer al dejar reposar el vino en la copa al menos una hora. Importante presencia de fruta madura que poco a poco deriva en un buen final, persistente, con matices amargos que no molestan y una componente balsámica que te deja con ganas de más. En la retronasal asoma la madera aportando cuerpo y carácter.
En definitiva, recomiendo mucho este vino que además tiene un precio bastante ajustado (10€) pero con la premisa de guardarlo durante un par de añitos para que alcance su plenitud y nos entregue todos sus matices de una manera más amable. Los 14 grados y medio de alcohol me resultan demasiado para un vino de Rioja, me recuerda más a otros de Toro, como el Románico donde la tempranillo adopta un carácter similar. Marida bien con todo tipo de carnes rojas, guisos potentes y quesos bien curados. Mi calificación a este Obalo Crianza en su añada de 2010, a día de hoy y en espera de mejora por guarda en próximos años, es de un 90 sobre 100.
Y es que la bodega ha acabado convirtiéndose en un grupo empresarial, Avante Selecta, con representación en las mejores regiones vinícolas de nuestro país, con bodegas del nivel de Dominio de Atauta en Ribera del Duero, Viñas del Cénit en Zamora o Naia en Rueda, entre otras.
Obalo Crianza 2010 es un vino con marcado carácter, fruto de un terruño espectacular, con unas cepas de una media de edad de 40 años, que con los cuidados oportunos y una maduración del fruto llevada al límite, ofrece una concentración extraordinaria en la uva. Además ha pasado por una crianza de 12 meses en barricas de roble francés y americano de primera calidad que han acabado de redondear este monovarietal de la uva tempranillo.
A la vista muestra un color rojo púrpura, vivo, brillante, bien cubierto y con lágrima de densidad media-alta.
En nariz es expresivo, envolvente, con una componente alcohólica muy presente a pesar de la decantación previa, intensos tonos frutales a cerezas y otros más escondidos que nos aporta la madera como vainilla y coco y un toque final de mineralidad.
En boca presenta una entrada amplia y potente, fresca, con taninos suaves y algo licoroso, de nuevo la componente alcohólica haciendo de las suyas, que empieza a desaparecer al dejar reposar el vino en la copa al menos una hora. Importante presencia de fruta madura que poco a poco deriva en un buen final, persistente, con matices amargos que no molestan y una componente balsámica que te deja con ganas de más. En la retronasal asoma la madera aportando cuerpo y carácter.
En definitiva, recomiendo mucho este vino que además tiene un precio bastante ajustado (10€) pero con la premisa de guardarlo durante un par de añitos para que alcance su plenitud y nos entregue todos sus matices de una manera más amable. Los 14 grados y medio de alcohol me resultan demasiado para un vino de Rioja, me recuerda más a otros de Toro, como el Románico donde la tempranillo adopta un carácter similar. Marida bien con todo tipo de carnes rojas, guisos potentes y quesos bien curados. Mi calificación a este Obalo Crianza en su añada de 2010, a día de hoy y en espera de mejora por guarda en próximos años, es de un 90 sobre 100.
martes, 22 de abril de 2014
Chateau Dereszla Tokaji Aszú 5 Puttonyos 2007
El Tokaji es un vino que se trabaja principalmente en el noreste de Hungría, de una manera muy especial y se ha convertido en emblema de este país hasta el punto de aparecer en su himno nacional. Es un vino de cosecha tardía procedente de un terroir compuesto por arcillas y suelo volcánico cuya elaboración se debe, en gran medida, a la labor del hongo botrytis cinerea, que recubre la uva y la deshidrata, aumentando la concentración de sabores y azúcar en la misma.
Es un vino blanco dulce que se crea con una base mayoritaria de la uva furmint y se utiliza principalmente como vino de postre aunque se puede acompañar con otros platos. Su denominación de origen fue la primera del mundo en crear una base reguladora del vino allá por 1757. Es un producto alabado en todo tipo de contextos a lo largo de la Historia, incluso el monarca francés Luis XIV "el rey Sol" se refirió a él como "Vin des Rois et Rois des Vins" (Vino de Reyes, el Rey de los Vinos).
Su vinificación se gradúa en base a la cantidad de uva deshidratada que se utiliza en la misma en relación con la cantidad de uva sana. Así se crea una escala que va de los 3 a los 7 puttonyos (capazos), lo cual significa que a mayor número de uva deshidratada respecto a la sana, mayor nivel de dulzor y concentración en el caldo. El vino que analizo en este artículo es de 5 puttonyos con lo que se mantendría en la mitad de dicha escala, con un buen equilibrio entre concentración y frescura.
Son vinos que se presentan en botellas de medio litro, medida poco habitual pero que favorece la adecuada cantidad en proporción a la contundencia del mismo, no tanto por la cantidad de alcohol (solo 10 grados) como por la concentración e intensidad del vino. Además se trata de un tipo de vino bastante caro, este del Chateau Dereszla me ha costado la nada despreciable cifra de 25,40€, teniendo en cuenta que solo son 500ml, el esfuerzo a la hora de comprarlo no es apto para todos los bolsillos.
A la vista es un vino espectacular, muy brillante y límpido, con reflejos dorados que llegan a rozar tonos ambarinos, mostrando una lágrima de muy poca densidad.
En nariz no es memorable, a medida que se abre en la copa va aportando una fuerte componente trufada, con reflejos de miel y melocotón bien marcados.
En boca es sustancialmente más intenso que en nariz. Se muestra dulce, embriagador, envolvente, con taninos sedosos, untuoso y muy frutal. Sabores entre los que destaca la miel y el albaricoque, es un vino muy equilibrado con ácidos muy matizados pero que aportan la suficiente frescura como para no resultar empalagoso.
Este tokaji es un vino, como ya dije al principio, ideal para postre, marida bien con chocolate negro y frutas en almíbar, pero también resulta agradable con ensaladas, quesos y foie. Lo he tomado con una tarrina de foie de canard aux raisins blonds (foie de pato de canard con uvas pasas) con caviar de melón y el maridaje ha sido impecable.
La bodega española Vega Sicilia hace también un excelente tokaji, el Oremus, pero con un precio ostensiblemente superior. Mi calificación para este Chateau Dereszla 5 Puttonyos en su añada de 2007 es de un 94 sobre 100. Sólo la falta de mayor carácter olfativo lo ha alejado de notas aún más espectaculares.
Es un vino blanco dulce que se crea con una base mayoritaria de la uva furmint y se utiliza principalmente como vino de postre aunque se puede acompañar con otros platos. Su denominación de origen fue la primera del mundo en crear una base reguladora del vino allá por 1757. Es un producto alabado en todo tipo de contextos a lo largo de la Historia, incluso el monarca francés Luis XIV "el rey Sol" se refirió a él como "Vin des Rois et Rois des Vins" (Vino de Reyes, el Rey de los Vinos).
Su vinificación se gradúa en base a la cantidad de uva deshidratada que se utiliza en la misma en relación con la cantidad de uva sana. Así se crea una escala que va de los 3 a los 7 puttonyos (capazos), lo cual significa que a mayor número de uva deshidratada respecto a la sana, mayor nivel de dulzor y concentración en el caldo. El vino que analizo en este artículo es de 5 puttonyos con lo que se mantendría en la mitad de dicha escala, con un buen equilibrio entre concentración y frescura.
Son vinos que se presentan en botellas de medio litro, medida poco habitual pero que favorece la adecuada cantidad en proporción a la contundencia del mismo, no tanto por la cantidad de alcohol (solo 10 grados) como por la concentración e intensidad del vino. Además se trata de un tipo de vino bastante caro, este del Chateau Dereszla me ha costado la nada despreciable cifra de 25,40€, teniendo en cuenta que solo son 500ml, el esfuerzo a la hora de comprarlo no es apto para todos los bolsillos.
A la vista es un vino espectacular, muy brillante y límpido, con reflejos dorados que llegan a rozar tonos ambarinos, mostrando una lágrima de muy poca densidad.
En nariz no es memorable, a medida que se abre en la copa va aportando una fuerte componente trufada, con reflejos de miel y melocotón bien marcados.
En boca es sustancialmente más intenso que en nariz. Se muestra dulce, embriagador, envolvente, con taninos sedosos, untuoso y muy frutal. Sabores entre los que destaca la miel y el albaricoque, es un vino muy equilibrado con ácidos muy matizados pero que aportan la suficiente frescura como para no resultar empalagoso.
Este tokaji es un vino, como ya dije al principio, ideal para postre, marida bien con chocolate negro y frutas en almíbar, pero también resulta agradable con ensaladas, quesos y foie. Lo he tomado con una tarrina de foie de canard aux raisins blonds (foie de pato de canard con uvas pasas) con caviar de melón y el maridaje ha sido impecable.
La bodega española Vega Sicilia hace también un excelente tokaji, el Oremus, pero con un precio ostensiblemente superior. Mi calificación para este Chateau Dereszla 5 Puttonyos en su añada de 2007 es de un 94 sobre 100. Sólo la falta de mayor carácter olfativo lo ha alejado de notas aún más espectaculares.
lunes, 21 de abril de 2014
Pingus PSI 2010
Qué mejor manera de traer al blog el primer vino de la Ribera del Duero que con una creación del grandísimo enólogo danés Peter Sisseck. El año que viene se cumplirán 20 años desde que el señor Sisseck creó la bodega Pingus con la intención de ofrecer en España vinos muy especiales, como el calificó, de garage, que fueran fiel representante del terruño al que pertenecen y que mostraran una concentración y personalidad sin precedentes basadas en una vinificación clásica de uvas procedentes de cepas muy viejas.
No hay que negarle que los resultados le avalan, el crítico internacional Robert Parker ha bendecido varios de sus vinos con los míticos 100 puntos y su vino principal, Dominio de Pingus, aún cotizándose por encima de los 1000€ por botella, tiene vendida toda la producción cuando aún se encuentra en barrica. A día de hoy, el vino más caro de nuestro país.
Posteriormente Sisseck creó dos nuevos vinos más al alcance de todo el mundo, sin dejar de ser muy elitistas, Flor de Pingus (unos 95€ la botella) y el que hoy nos ocupa que se mueve en torno a los 30€. Monovarietal de la uva autóctona tempranillo, Pingus PSI es un vino fresco, menos profundo pero más frutal que sus "hermanos mayores" y buen reflejo de lo que puede aportar su denominación de origen.
A la vista se muestra de un color rojo intenso, con cuerpo de cobertura media-alta y lágrima poco densa, brillante y muy limpio.
En nariz es extraordinariamente frutal, con intensas notas a moras, cerezas y frambuesas dejando en un segundo lugar pequeños matices lácteos, a chocolate blanco y queso mascarpone.
En boca es redondo, impecable, de nuevo aparece la fruta roja con gran intensidad, y tonos ácidos que aportan frescura. Presenta unos taninos maduros y ciertas notas minerales con una persistencia media.
En definitiva, un producto digno de su creador, un vino fresco y rotundo, donde los 18 meses en barrica de roble francés han servido para redondear su poder tánico y aportar tonos lácteos y avainillados que resultan muy agradables en boca. Ideal para maridar con quesos de media y alta curación, guisos contundentes y carnes rojas, así como caza. Precisa de una hora aproximada de decantación previa al consumo para que muestre todos sus matices. Otro gran vino de la Ribera del Duero que me tiene enamorado desde hace tiempo es el magnífico crianza del Dominio de Atauta, Parada de Atauta, cuya calidad (a unos más asequibles 18€) poco tiene que envidiar al vino de Peter Sisseck. Mi calificación a Pingus PSI en su añada de 2010 es de 94 sobre 100.
No hay que negarle que los resultados le avalan, el crítico internacional Robert Parker ha bendecido varios de sus vinos con los míticos 100 puntos y su vino principal, Dominio de Pingus, aún cotizándose por encima de los 1000€ por botella, tiene vendida toda la producción cuando aún se encuentra en barrica. A día de hoy, el vino más caro de nuestro país.
Posteriormente Sisseck creó dos nuevos vinos más al alcance de todo el mundo, sin dejar de ser muy elitistas, Flor de Pingus (unos 95€ la botella) y el que hoy nos ocupa que se mueve en torno a los 30€. Monovarietal de la uva autóctona tempranillo, Pingus PSI es un vino fresco, menos profundo pero más frutal que sus "hermanos mayores" y buen reflejo de lo que puede aportar su denominación de origen.
A la vista se muestra de un color rojo intenso, con cuerpo de cobertura media-alta y lágrima poco densa, brillante y muy limpio.
En nariz es extraordinariamente frutal, con intensas notas a moras, cerezas y frambuesas dejando en un segundo lugar pequeños matices lácteos, a chocolate blanco y queso mascarpone.
En boca es redondo, impecable, de nuevo aparece la fruta roja con gran intensidad, y tonos ácidos que aportan frescura. Presenta unos taninos maduros y ciertas notas minerales con una persistencia media.
En definitiva, un producto digno de su creador, un vino fresco y rotundo, donde los 18 meses en barrica de roble francés han servido para redondear su poder tánico y aportar tonos lácteos y avainillados que resultan muy agradables en boca. Ideal para maridar con quesos de media y alta curación, guisos contundentes y carnes rojas, así como caza. Precisa de una hora aproximada de decantación previa al consumo para que muestre todos sus matices. Otro gran vino de la Ribera del Duero que me tiene enamorado desde hace tiempo es el magnífico crianza del Dominio de Atauta, Parada de Atauta, cuya calidad (a unos más asequibles 18€) poco tiene que envidiar al vino de Peter Sisseck. Mi calificación a Pingus PSI en su añada de 2010 es de 94 sobre 100.
domingo, 20 de abril de 2014
Baron d'Ardeuil 2009
Una de las experiencias más interesantes a la hora de disfrutar el vino es explorar en cada país, en sus diferentes denominaciones de origen, para descubrir nuevas joyas viníferas. Gracias una vez más a mis amigos de Oh Delice!, Antonio y Clotilde, he podido descubrir que Francia tiene mucho más que aportar aparte de los clásicos Burdeos, Borgoña o Valle del Ródano.
Al suroeste de Francia, en la orilla izquierda del río Garona, asistimos desde 1973, al buen hacer de la denominación de origen de Buzet. Vinos llenos de carácter y cuerpo, especialmente en sus tintos, que abarcan un 85% de la producción de esta zona.
En honor a uno de los compañeros de Juana de Arco, el Barón d'Ardeuil, gascón que encontró su hogar en el castillo de Xaintrailles, nace el vino más representativo de esta región, un tinto elegante y que cuenta con la bendición del Concours General Agricole de París donde en 2010 le fue concedida la medalla de oro. Un assemblage de merlot, cabernet sauvignon y cabernet franc criado durante 12 meses en barricas de roble francés, nos ofrece, por unos humildes 15€, un vino con personalidad y con un carácter muy especial.
A la vista presenta un color rojo granate, bien cubierto y con una lágrima densa.
En nariz es envolvente, complejo, emocionante, casi embriagador, con tonos a vainilla, cacao y fruta compotada.
En boca se muestra sorprendentemente sedoso, con unos taninos muy maduros, tonos a madera muy marcada, cuero, fruta madura, mostrándose redondo y elegante. Un retrogusto con cierto amargor da paso a una retronasal en la que sobresalen notas a madera con buena persistencia. Eso sí, mucho más intenso en nariz que en boca.
Un vino exquisito y complejo, que se muestra amable a la hora de maridar con múltiples perfiles gastronómicos, desde carnes rojas y blancas, ya sean asadas o a la plancha, como con todo tipo de quesos, haciendo especial mención a mi muy querido Comté, 100% leche de vaca, ideal para acompañar a un vino como el que estamos analizando. Mi calificación a este Baron d'Ardeuil en su añada de 2009 es de un 91 sobre 100.
Al suroeste de Francia, en la orilla izquierda del río Garona, asistimos desde 1973, al buen hacer de la denominación de origen de Buzet. Vinos llenos de carácter y cuerpo, especialmente en sus tintos, que abarcan un 85% de la producción de esta zona.
En honor a uno de los compañeros de Juana de Arco, el Barón d'Ardeuil, gascón que encontró su hogar en el castillo de Xaintrailles, nace el vino más representativo de esta región, un tinto elegante y que cuenta con la bendición del Concours General Agricole de París donde en 2010 le fue concedida la medalla de oro. Un assemblage de merlot, cabernet sauvignon y cabernet franc criado durante 12 meses en barricas de roble francés, nos ofrece, por unos humildes 15€, un vino con personalidad y con un carácter muy especial.
A la vista presenta un color rojo granate, bien cubierto y con una lágrima densa.
En nariz es envolvente, complejo, emocionante, casi embriagador, con tonos a vainilla, cacao y fruta compotada.
En boca se muestra sorprendentemente sedoso, con unos taninos muy maduros, tonos a madera muy marcada, cuero, fruta madura, mostrándose redondo y elegante. Un retrogusto con cierto amargor da paso a una retronasal en la que sobresalen notas a madera con buena persistencia. Eso sí, mucho más intenso en nariz que en boca.
Un vino exquisito y complejo, que se muestra amable a la hora de maridar con múltiples perfiles gastronómicos, desde carnes rojas y blancas, ya sean asadas o a la plancha, como con todo tipo de quesos, haciendo especial mención a mi muy querido Comté, 100% leche de vaca, ideal para acompañar a un vino como el que estamos analizando. Mi calificación a este Baron d'Ardeuil en su añada de 2009 es de un 91 sobre 100.
miércoles, 9 de abril de 2014
BO Bobal Único 2011
No soy muy fan de las grandes bodegas o, más bien, de las grandes empresas en torno al vino. Vicente Gandía es una de esas grandes empresas españolas, más concretamente valenciana, con bodegas distribuídas por toda la piel de toro, Rías Baixas, Rueda, Rioja, Ribera del Duero, Valencia...creando todo tipo de vinos tanto coupages, como monovarietales, tintos, rosados, blancos e incluso espumosos. Es la típica empresa que crea vinos con buena relación calidad precio, pero sin caldos punteros en ninguna de las denominaciones.
Debido a que unos buenos amigos valencianos nos hablaron de las bodegas que tenía Vicente Gandía en su tierra natal, decidí buscar el producto más auténtico, trabajado y representante de su tierra que pudiera encontrar. Y ese no es otro que este BO Bobal Único, de la próspera D.O. de Utiel-Requena, que por unos 10€ entrega un monovarietal de la uva autóctona bobal que, a pesar de su poca raigambre fuera de su tierra es, a día de hoy, la segunda uva más plantada en nuestro país. Una uva que hasta hace poco se empleaba básicamente para vinos de mesa, suele presentar una marcada acidez y un hollejo grueso y resistente que suele entregar unos taninos notables.
En el caso del vino que paso a describir, hay que apuntar que ha sido creado para conmemorar los 125 años de historia de la empresa, con una selección de uvas hecha a mano, cuya corta crianza de 9 meses en roble francés ha sido elaborada en 125 únicas y seleccionadas barricas.
A la vista presenta un color rojo rubí, brillante y de poca densidad, con una lágrima igualmente de densidad media-baja.
En nariz se muestra fresco y poco complejo con notas a fresa y hierbas de campo, algo especiado con matices a pimienta.
En boca es fresco con una rotunda y buena acidez y unos taninos sumamente sedosos, eso sí, con poco cuerpo y poca persistencia, fácil de beber. Tonos frutales y a madera presentando en la retronasal matices especiados.
En definitiva, un vino ideal para los que se inician en este mundo, no necesita decantación, se muestra agradable de beber y muy fresco, ideal para compartir con aperitivos, ensaladas o quesos poco curados y mantecosos. Si quieren probar un monovarietal de bobal con más presencia, cuerpo y complejidad tienen por unos 25€ Finca Terrerazo de Bodegas Mustiguillo, una joya con filosofía y denominación de pago. Mi calificación a BO Bobal Único en su añada de 2011 es de un 86 sobre 100.
Debido a que unos buenos amigos valencianos nos hablaron de las bodegas que tenía Vicente Gandía en su tierra natal, decidí buscar el producto más auténtico, trabajado y representante de su tierra que pudiera encontrar. Y ese no es otro que este BO Bobal Único, de la próspera D.O. de Utiel-Requena, que por unos 10€ entrega un monovarietal de la uva autóctona bobal que, a pesar de su poca raigambre fuera de su tierra es, a día de hoy, la segunda uva más plantada en nuestro país. Una uva que hasta hace poco se empleaba básicamente para vinos de mesa, suele presentar una marcada acidez y un hollejo grueso y resistente que suele entregar unos taninos notables.
En el caso del vino que paso a describir, hay que apuntar que ha sido creado para conmemorar los 125 años de historia de la empresa, con una selección de uvas hecha a mano, cuya corta crianza de 9 meses en roble francés ha sido elaborada en 125 únicas y seleccionadas barricas.
A la vista presenta un color rojo rubí, brillante y de poca densidad, con una lágrima igualmente de densidad media-baja.
En nariz se muestra fresco y poco complejo con notas a fresa y hierbas de campo, algo especiado con matices a pimienta.
En boca es fresco con una rotunda y buena acidez y unos taninos sumamente sedosos, eso sí, con poco cuerpo y poca persistencia, fácil de beber. Tonos frutales y a madera presentando en la retronasal matices especiados.
En definitiva, un vino ideal para los que se inician en este mundo, no necesita decantación, se muestra agradable de beber y muy fresco, ideal para compartir con aperitivos, ensaladas o quesos poco curados y mantecosos. Si quieren probar un monovarietal de bobal con más presencia, cuerpo y complejidad tienen por unos 25€ Finca Terrerazo de Bodegas Mustiguillo, una joya con filosofía y denominación de pago. Mi calificación a BO Bobal Único en su añada de 2011 es de un 86 sobre 100.
lunes, 7 de abril de 2014
Vieux Chateau Gachet 2009
Pocos días después volvimos a pasar por Oh Delice! y tuvimos la fortuna de conocer también a la dueña de la tienda, Clotilde, mujer de Antonio, magnífica anfitriona, francesa con arte flamenco y afincada en nuestro país desde hace más de 20 años y ambos, poco a poco, han ido estableciendo una buena amistad con nosotros entre copa y copa de buen vino. Al poco tiempo le comenté a mi buen amigo Antonio que me apetecía probar un buen Burdeos sin que me temblara el bolsillo y aquí comienza la historia del vino que os traigo hoy.
Vieux Chateau Gachet es una pequeña joya nacida en Lalande de Pomerol, a pocos metros del mítico Chateau Petrus (el cual vende sus vinos a varios miles de euros por botella), y es digno heredero del buen hacer de los viticultores de la zona, famosa por acoger los mejores merlot del mundo.
La familia de Gerard Arpin, actual propietario de la bodega junto con su hijo Gael, apuesta por un terroir trabajado con el cariño y cuidado de cuatro generaciones de viticultores, haciendo gala de respeto y entrega por la labor que comenzó su abuelo Jean Baptiste tras volver de la Primera Guerra Mundial y adaptándose a la actualidad a base de unir tradición y nuevas tecnologías en sus proyectos.
El vino al que dedico este artículo es buena muestra de la manera de vinificar en Francia, donde la madera le cede la importancia a la fruta, para crear vinos frescos y concentrados. Un assemblage con un 70% de merlot, 20% de cabernet franc y un 10% de cabernet sauvignon con crianza de 12 meses en barricas de roble francés nuevas en un 20%, de segundo uso en un 40% y de tercero en otro 40%, nos dan como resultado un vino excelente.
A la vista se muestra en gradación de granate a rojo rubí con buena densidad.
En nariz y una vez decantado se muestra envolvente, intenso, fruta madura, frambuesa, muy expresivo.
En boca es un vino redondo de taninos suaves, muy frutal y dulce, fresco, concentrado con notas de frutas rojas, cereza y algún tono lejano a cuero. Madera bien integrada y final persistente. Fácil de beber tras decantación de una hora.
Un vino, en definitiva, muy especial, de estos a los que uno quiere volver una y otra vez, con una expresión difícil de encontrar entre vinos fuera de su región de origen y menos a este precio, 17€. Un digno representante de lo que debe ser un buen merlot de Burdeos. También en Oh Delice! se puede disfrutar de un grand cru de Saint Emilion, el magnífico Chateau Chante Alouette de 2009 vino muy serio y complejo, algo más caro (28€), donde la madera sobresale algo más por encima de la fruta pero igualmente rico y recomendable.
Vieux Chateau Gachet es un vino tan frutal que es agradable de maridar desde un buen guiso, hasta carnes rojas e incluso un buen pescado contundente. La merlot es menos compleja que la cabernet sauvignon y resulta más fácil casarla con cualquier buen plato. Mi calificación a este vino en esta añada sería de un 94 sobre 100.
domingo, 6 de abril de 2014
Habla nº 7
Se dice que cuando el maestro Miguel Ángel acabó de esculpir su, para él, obra más perfecta, el Moisés, golpeó la estatua con su martillo y le increpó: "¡Habla!", debido a que, a su criterio, era lo único que le faltaba a su creación para alcanzar la perfección. De ese espíritu renacentista se nutre el proyecto de las Bodegas Habla, erigidas en tierra de conquistadores, en los yermos campos de pizarra frente a Trujillo, orgullo de la tierra cacereña y, por extensión, de Extremadura.
Estamos ante una bodega vanguardista, que ofrece lo mejor de la tecnología vitivinícola al servicio de un terroir o terruño del que se extraen unos vinos originales y de una profundidad y matices excelentes. No en vano cada vino de esta bodega, excepto su vino base Habla del Silencio, es un producto único, que nunca se repite en el tiempo. El equipo de enólogos de la bodega decide cada año qué variedades de su plantación incluir en sus creaciones, teniendo en cuenta mil detalles, desde el clima, la pluviosidad, etc, para hacer cada año un vino único e irrepetible.
Y como buen fruto de este proyecto nace en 2007 su vino Habla nº 7, a partir de uvas cabernet sauvignon, tempranillo y petit verdot y que, a gusto de el que les habla, es la mayor expresión conseguida hasta ahora por esta bodega. El vino ha pasado por una crianza de 13 meses en barricas de roble francés que no han hecho sino destacar la poderosa componente frutal del mismo.
A la vista muestra un color picota intenso con una buena graduación de color hasta el borde, profundo y de lágrima densa.
En nariz destacan tonos especiados a pimienta negra y clavo, también frutos rojos, piruleta de fresa, mineralidad y un fondo licoroso que poco a poco desaparece al abrirse.
En boca tiene una entrada potente, tonos a grosella y frambuesa, ácidos bien marcados que aportan frescura, profundo con taninos bien integrados, muy matizados, frutoso, elegante y mucho más agradable a medida que se oxigena. Recorrido largo con buena persistencia.
Es un vino que exige una decantación de entre una y dos horas, a medida que se abre se vuelve emocionante en nariz y pleno en boca. Original y rozando lo espectacular. Un vino digno de un proyecto ambicioso a un precio propio del sentir elitista de la bodega, entre 22 y 24 € para un producto que empieza a ser difícil de encontrar. En su misma línea, hecho un año después con un coupage de uvas idéntico y de igual precio está el Habla nº 9, muy cerca de la calidad del nº 7 y mucho más fácil de encontrar. Más económico y sin salirnos de la bodega de Trujillo tenemos el fresquísimo Habla del Silencio, vino fácil de beber y muy agradable en cualquier ocasión, en torno a los 10 €. También extremeño es el Marqués de Valdueza etiqueta roja, vino que he tenido la oportunidad de disfrutar hace pocos días y que me ha sorprendido gratísimamente, hecho en Mérida, Badajoz.
Habla nº 7 es un vino que admite múltiples maridajes, desde guisos de cordero a carnes blancas, muy disfrutable con los maravillosos solomillos ibéricos de la tierra. Al ser un vino tan hermético puede disfrutarse de forma reposada a lo largo de una tarde leyendo un buen libro. Mi calificación a este vino sería de un 93 sobre 100.
Estamos ante una bodega vanguardista, que ofrece lo mejor de la tecnología vitivinícola al servicio de un terroir o terruño del que se extraen unos vinos originales y de una profundidad y matices excelentes. No en vano cada vino de esta bodega, excepto su vino base Habla del Silencio, es un producto único, que nunca se repite en el tiempo. El equipo de enólogos de la bodega decide cada año qué variedades de su plantación incluir en sus creaciones, teniendo en cuenta mil detalles, desde el clima, la pluviosidad, etc, para hacer cada año un vino único e irrepetible.
Y como buen fruto de este proyecto nace en 2007 su vino Habla nº 7, a partir de uvas cabernet sauvignon, tempranillo y petit verdot y que, a gusto de el que les habla, es la mayor expresión conseguida hasta ahora por esta bodega. El vino ha pasado por una crianza de 13 meses en barricas de roble francés que no han hecho sino destacar la poderosa componente frutal del mismo.
A la vista muestra un color picota intenso con una buena graduación de color hasta el borde, profundo y de lágrima densa.
En nariz destacan tonos especiados a pimienta negra y clavo, también frutos rojos, piruleta de fresa, mineralidad y un fondo licoroso que poco a poco desaparece al abrirse.
En boca tiene una entrada potente, tonos a grosella y frambuesa, ácidos bien marcados que aportan frescura, profundo con taninos bien integrados, muy matizados, frutoso, elegante y mucho más agradable a medida que se oxigena. Recorrido largo con buena persistencia.
Es un vino que exige una decantación de entre una y dos horas, a medida que se abre se vuelve emocionante en nariz y pleno en boca. Original y rozando lo espectacular. Un vino digno de un proyecto ambicioso a un precio propio del sentir elitista de la bodega, entre 22 y 24 € para un producto que empieza a ser difícil de encontrar. En su misma línea, hecho un año después con un coupage de uvas idéntico y de igual precio está el Habla nº 9, muy cerca de la calidad del nº 7 y mucho más fácil de encontrar. Más económico y sin salirnos de la bodega de Trujillo tenemos el fresquísimo Habla del Silencio, vino fácil de beber y muy agradable en cualquier ocasión, en torno a los 10 €. También extremeño es el Marqués de Valdueza etiqueta roja, vino que he tenido la oportunidad de disfrutar hace pocos días y que me ha sorprendido gratísimamente, hecho en Mérida, Badajoz.
Habla nº 7 es un vino que admite múltiples maridajes, desde guisos de cordero a carnes blancas, muy disfrutable con los maravillosos solomillos ibéricos de la tierra. Al ser un vino tan hermético puede disfrutarse de forma reposada a lo largo de una tarde leyendo un buen libro. Mi calificación a este vino sería de un 93 sobre 100.
miércoles, 2 de abril de 2014
Sierra Cantabria Crianza 2009
Adorando las directrices de esta denominación, asistimos a un monovarietal de tempranillo, uva estrella de la tierra, envejecido 14 meses en barricas de roble francés y americano de segundo y tercer uso, que le dan toda la intensidad y reflexión de los buenos Rioja clásicos, sin matar en exceso la fruta.
A la vista se presenta en tono picota, granate intenso y semioscuro, con lágrima de media densidad.
En nariz es menos canalla, menos vivo de lo que se podría esperar de un crianza, quizás por su importante paso por barrica, tonos a frutas rojas como la cereza y algo de vainilla envolviéndola.
En boca se muestra potente, pleno, redondo, con unos taninos bien domesticados, suaves con tonos a fruta roja, cereza y algo de bosque, con ese toque a madera bien integrada y un posgusto ligeramente amargo. Mucho mejor cuando se le deja respirar un buen rato, admite y casi exige decantación para entregarse de una forma más dócil y plena.
En definitiva, un excelente vino y una gran forma de iniciarse en el trabajo de estos viticultores por poco más de 7€. Recomiendo maridar con guisos potentes y carnes rojas para disfrutar aún más de sus encantos. En esta línea se puede disfrutar también de su "hermano" en Toro, con algo menos de madera y algo más de fruta que es esa maravilla nacida en Teso La Monja llamado Románico. Mi calificación a esta añada sería de un 90 sobre 100.
A modo de presentación
Comenzar este nuevo blog, tan alejado de mis pasiones tecnológicas, y tan lleno de mi yo interior, de mis sensaciones y vivencias en el gran mundo del vino, es para mi un acto de expiación. Expiación de los pecados de la carne por el disfrute, el gozo, del elemento líquido y espiritual que es el vino.
No voy a perder el tiempo en relataros la historia, el desarrollo o la evolución de una industria como la vitivinícola sino simplemente dejaros sensaciones que me envuelven cuando disfruto de una buena botella de vino, sin más, con mis propias expresiones, nada academicistas y muy personales que, espero, sirvan a más de uno para disfrutar de un momento de felicidad embotellada, porque eso es para mi un vino, un momento único de felicidad servida por un grupo de personas que han dedicado su vida a ello.
Espero que lo disfruten, sean todos bienvenidos.
No voy a perder el tiempo en relataros la historia, el desarrollo o la evolución de una industria como la vitivinícola sino simplemente dejaros sensaciones que me envuelven cuando disfruto de una buena botella de vino, sin más, con mis propias expresiones, nada academicistas y muy personales que, espero, sirvan a más de uno para disfrutar de un momento de felicidad embotellada, porque eso es para mi un vino, un momento único de felicidad servida por un grupo de personas que han dedicado su vida a ello.
Espero que lo disfruten, sean todos bienvenidos.
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