Las Islas Canarias son un auténtico paraíso, pero no se distinguen por la fama de sus vinos. Poseen interesantes referencias en vinos blancos, secos y dulces de enorme calidad, pero son muy pocos los tintos que mantienen un nivel aceptable. En esta ocasión os traigo un vino procedente de cepas centenarias de uvas autóctonas, un coupage de negramoll (90%) y listán negro (10%).
El cuidado en la selección de los frutos que llevan a cabo en las Bodegas Cándido Hernández Pío es fundamental para lograr sacar el máximo rendimiento en estas uvas. La recogida es manual en cajas de 14 kilogramos y se controla la fermentación en tanques de acero inoxidable. Este vino no ha tenido paso por madera.
Lo primero que sorprenderá al echarlo en la copa es su baja capa, casi como si careciera de estructura, pero eso tiene más que ver con las variedades de uva utilizadas que con cualquier defecto, de hecho, me recuerda visualmente a los clásicos pinot noir de la Borgoña, insisto, sólo a nivel visual. Un vino muy diferente e interesante, muy agradable de beber, que se muestra poco a poco en toda su expresión para lograr, por unos modestos 8€, una experiencia muy agradable.
A la vista presenta un color granate con ribete cereza, muy poco cubierto y con lágrima brillante y de poca densidad.
En nariz es algo tímido al principio, pero a medida que recupera algo de temperatura (lo ideal es tomarlo a unos 16 grados) y se oxigena un poco, empieza a mostrar notas de guindas, caramelo, chocolate y matices florales.
En boca tiene una entrada cálida y amable, dulce y golosa, mostrando unos taninos maduros. Dominan las notas de pimienta negra, mostrando también matices de especias dulces y fruta en compota. Retronasal muy especiada que da paso a un final de media longitud y corta persistencia.
Un vino que, sin ser memorable, me ha resultado muy agradable de beber, muy rico. Solo he echado en falta algo más de frutosidad en boca, pero el resultado final me parece notable. Marida muy bien con pastas, aperitivos, verdura, carnes blancas a la plancha y pescados. De la misma denominación de origen y con las mismas variedades de uva recomiendo probar el Cráter 2010, un excelente crianza que ronda los 15€. Mi calificación para este Viña Riquelas Negramoll en su añada de 2012 es de un 88 sobre 100.
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