Si La Rioja es mi denominación de origen más valorada en España, Pauillac, sin duda alguna, lo es de Francia. La finura y elegancia con que se crean sus vinos, casi eternos por sus innatas condiciones de guarda, ofrecen la más interesante muestra del Medoc en particular y de Burdeos en general.
Al sur y cercano a los míticos viñedos de Mouton Rothschild, se alzan unos paupérrimos suelos de grava y arena donde resulta difícil creer que puedan desarrollarse cepas de cualquier variedad. La calidad y concentración que ofrecen las uvas procedentes de ellas, crean vinos únicos, memorables. En este escenario se erige desde comienzos del siglo XVIII el viñedo comprado por el gobernador del Medoc Jean-François de Pontet, al que más tarde se añadirían unos viñedos vecinos de la localidad de Canet, naciendo una de las fincas más importantes de esta región que, un siglo después, en 1855, ganaría la apelación de grand cru classé: Chateau Pontet-Canet. La bodega pasa a manos de Guy Tesseron en 1975 cuya familia se hace cargo de la misma desde entonces.
El segundo vino de esta magnífica bodega es el que hoy analizo, Hauts de Pontet-Canet, un assemblage de uvas cabernet sauvignon (60%), merlot (35%), cabernet franc (4%) y petit verdot (1%), que han recibido, tras su fermentación, una crianza de 12 meses en barricas de un uso de roble francés. Toda la vendimia se ha realizado a mano en pequeñas cajas y los trabajos en los viñedos se siguen realizando a día de hoy a caballo, con procesos exclusivamente naturales y cuidadosa selección de los frutos. Un producto impecable que, por unos 45€, entrega una mágica experiencia para los sentidos.
A la vista presenta un color granate oscuro con ribete rubí, cobertura media-alta y lágrima gruesa, brillante y de media densidad. Muy limpio y elegante.
En nariz se muestra muy intenso, envolvente y complejo. Notas de fruta confitada, pasas, roble cremoso, vainilla y chocolate. Emocionante.
En boca tiene una entrada casi impecable, intenso, carnoso, con buena acidez aunque algo licoroso. Sin duda al vino le faltan años en botella para entregarse plenamente. Posee unos taninos sedosos, notas de cerezas y moras maduras, con matices de buena madera. Especias, lácteos y roble tostado en retronasal dan paso a un final largo y de persistencia media. Imprescindible decantar un par de horas antes del consumo.
Resulta difícil encontrar en tiendas botellas de esta añada de 2008 que en Burdeos fue calificada como excelente. Recomiendo, en cualquier caso, a todo el que pueda permitírselo, la añada de 2010, tanto en este vino como en el que da nombre a la bodega, ya que está considerada una de las mejores de la Historia. El vino marida a la perfección con arroces, carnes rojas y blancas a la parrilla, quesos curados, foie y pescados a la plancha. Mi calificación para este Hauts de Pontet-Canet en su añada de 2008 es de un 95 sobre 100.
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