El pasado sábado mi mujer y yo fuimos invitados a la vinoteca El Telégrafo de parte de su excelente sumiller Alfredo Sanz, para degustar unos vinos de la bodega Comenge, un excelente proyecto en la Ribera del Duero. Allí pudimos disfrutar de su Comenge reserva y del excelente Don Miguel Comenge 2009, del cual nos llevamos una botella para casa. Junto con él también se vino, raro en nosotros que somos más amigos de los tintos, un joven verdejo que nos encantó desde el primer trago.
Allí estuvimos con el conocido blogger gastronómico Esteban F. Capdevila y tuvimos la suerte de disfrutar la cata con el director y enólogo de Bodegas Comenge, el muy amable Rafael Cuerda. Tras una interesantísima y distendida charla con él, el primer vino que disfrutamos fue el que hoy analizo, un joven monovarietal de uva verdejo sin crianza en barrica cargado de sensaciones, que nos hizo dar buena cuenta de los exquisitos aperitivos servidos por Alfredo con mayor gozo, si cabe.
Las uvas de este vino, con denominación de origen de Rueda, proceden de cepas viejas con más de 80 años que otorgan unas características de complejidad y recorrido poco comunes en un vino tan joven. Solo puedo decir que hoy lo hemos disfrutado, ya bajo el calor de nuestro hogar, acompañado de unas exquisitas rosquilletas naturales untadas con paté de nécora y el resultado ha sido emocionante. Como para irse a la cama con una sonrisa de oreja a oreja. Y lo mejor de todo es que estos placeres están al alcance de cualquiera ya que el vino no pasa de los 5€ y los complementos no llegan ni a los 3€. Gourmet para bolsillos mileuristas.
Volviendo al vino en cuestión, a la vista presenta un color amarillo pajizo muy limpio y brillante, con lágrima de densidad media-alta.
En nariz entrega un enorme frescor frutal, con notas de albaricoque y maracuyá y ligeros matices florales muy agradables.
En boca tiene una entrada fresca y envolvente, que llena la boca. Se muestra untuoso y equilibrado, con una buena acidez muy marcada. Notas de albaricoque y manzana verde envuelven el paladar y le dan un largo recorrido al trago. La retronasal nos trae recuerdos de fruta de hueso madura para acabar en un final largo y con buena persistencia.
Un vino, por tanto, con una excelente relación calidad-precio, que por su concentración y a pesar de su juventud, puede ser guardado hasta un año en botella para entregar todo su buen hacer. Ideal para maridar con aperitivos, mariscos y pescados blancos a la plancha. Un buen compañero de mesa para tener siempre a mano. Mi calificación para este Comenge Verdejo en su añada de 2013 es de un 89 sobre 100.
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