Olivier Rivière ya había trabajado en bodegas francesas de gran renombre antes de que el brillante Telmo Rodríguez le contratara para sus bodegas en La Rioja hace poco más de 10 años. Es ya en 2006 cuando el propio Olivier decide crear su propia bodega, en principio con uva comprada de viñedos no controlados por él mismo. Pero Olivier no vende humo sino verdad y las etiquetas de sus botellas indican si el vino procede de uvas propias o no. Si la etiqueta está diseñada con letras blancas sobre fondo negro significa que la uva es comprada y que sólo el trabajo en bodega está bajo su control. En cambio si la etiqueta está diseñada con letras negras sobre fondo blanco quiere decir que todo el proceso de elaboración del vino, desde la viña a la botella es completamente producto de su estudio y control para lograr vinos únicos.
Ese caso es el del vino que os traigo hoy, fruto de unos viñedos comprados en 2009 en la D.O. de Arlanza, en el centro de la provincia de Burgos donde el señor Rivière está creando unos vinos que en poco tiempo se han ganado el respeto de crítica y público. Este El Cadastro es un assemblage de tempranillo (en un 95%) y garnacha (en un 5%) procedente de viñas viejas en altura entre 950 y 1000 metros de altitud en los alrededores de Covarrubias plantadas entre 1930 y 1950, que ha recibido una vinificación por separado en cada uno de sus pagos (La Tisona, La Mula, Amesado, Los Lirios y El Quemado) durante 24 meses en barricas de roble antes de la mezcla final.
A la vista presenta un color picota oscuro con ribete guinda, bien cubierto y lágrima muy densa y ligeramente tintada.
En nariz se muestra intenso, fresco y frutal aportando notas de fresas, frambuesas, melocotón, caramelo y un marcado matiz mineral. Complejo.
En boca posee una entrada potente, vibrante y algo licorosa debido a sus muy presentes 15 grados alcohólicos. Denso, rotundo, casi se mastica, con unos taninos aterciopelados. Notas de confitura de moras, cerezas, hierbas de monte y membrillo dan paso a una retronasal que nos habla de cuero y madera mojada junto a un ligero amargor de fondo. Final de medio recorrido y buena persistencia.
Por unos 25€ podemos disfrutar de un vino diferente, muy arraigado a su tierra en el que sólo un excesivo contenido alcohólico le separa de las más altas calificaciones. Marida bien con carnes rojas a la parrilla, guisos de cordero y pasta con carne. Mi calificación para este El Cadastro en su añada de 2011 es de un 93 sobre 100.
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