La Companía Vinícola del Norte de España (CVNE) es una de esas bodegas centenarias, fundada en 1879 y desde su origen referente de la viticultura de La Rioja Alta y, por extensión, de nuestro país. La finura y elegancia en sus vinos, la longevidad de los mismos y ese difícil equilibrio entre tradición y tecnología han sido sus referentes máximos en el compromiso por la calidad desde su fundación.
El vino que os traigo hoy es un crianza riojano de libro, un vino sutil y fácil de beber que no decepciona ante cualquier plato o simplemente para tapear, orgullo y satisfacción en una copa que disfrutan por igual expertos y legos en la materia. Se trata de un coupage de las variedades tempranillo (80%), mazuelo (10%) y garnacha tinta (10%). El vino ha recibido una crianza de 12 meses en barricas de roble americano tras una fermentación en depósitos de acero inoxidable que han redondeado sus cualidades organolépticas.
A la vista presenta un color cereza con ribete rubí, media cobertura y lágrima fina y densa.
En nariz se muestra fresco entregando notas de cerezas, fresas, hierbas de monte, regaliz rojo, menta, coco y un ligero matiz balsámico.
En boca posee una entrada fresca, amable y equilibrada, mostrando unos taninos maduros. Notas de fruta compotada, membrillo, cerezas y ciruelas se funden en un paladar ávido de sensaciones frescas provocadas por una acidez perfecta. La retronasal nos trae recuerdos de fruta madura y madera húmeda dando paso a un final de medio recorrido y buena persistencia.
Por unos 6€ se puede disfrutar de un Rioja atemporal, un compañero de mesa fiel y muy auténtico, uno de esos vinos que te obliga a seguir bebiendo una copa detrás de otra sin apenas darte cuenta de ello. Marida bien con carnes rojas, guisos de legumbres, ensaladas calientes y pescado azul a la plancha. Mi calificación para este CVNE Crianza en su añada de 2011 es de un 90 sobre 100.
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