De las magníficas 600 hectáreas de la finca sólo 70 se dedican al cultivo de la vid, con las variedades tempranillo, cabernet sauvignon, merlot y albillo. Las dos primeras forman el exquisito coupage que hoy os traigo a estas páginas. Con una representación del 88% de uva tempranillo y un 12% de cabernet sauvignon, el vino ha recibido una crianza de 15 meses en barricas de roble americano de tostado medio y grano fino.
Quizás por su relación calidad-precio, se ha convertido en una de las mayores y más gratas sorpresas que me he encontrado en esto del vino en mucho tiempo.
A la vista presenta un color picota muy oscuro con ribete granate, de capa alta y lágrima fina de media densidad y ligeramente tintada.
En nariz se muestra muy envolvente e intenso, entrega notas de fresas, moras, cacao, mantequilla fresca y cerezas.
En boca posee una entrada amplia, mostrándose equlibrado, serio, delicado, riquísimo. Muestra unos taninos bien maduros y nos habla de fresas, ciruelas rojas, regaliz, cacao, café, dejando una sensación densa, casi se mastica. La retronasal entrega notas de fruta de hueso, licor de guindas y roble cremoso. Final de largo recorrido y gran persistencia.
Por unos 15€ podemos disfrutar de un vino sorprendente, elegante, un Ribera espectacular con la que para mí es la mejor composición de esta zona: la tempranillo y la cabernet de la mano para hacernos tocar el cielo. Marida bien con embutidos ibéricos, carnes rojas a la parrilla, quesos curados y un buen atún rojo a la plancha. Mi calificación para este Dehesa de los Canónigos en su añada de 2011 es de un 95 sobre 100.
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