Ya he traído a estas páginas otro vino de esta magnífica bodega, el excelente Carril del Rey, y hacía tiempo que quería repetir con estas garnachas de Gredos. El problema de este Navaherreros (y que ya lo percibí hace un tiempo con otra añada del mismo vino) es que está pasado de alcohol. No sólo por los 15 grados que tiene sino porque su nariz y especialmente su boca se muestran especialmente licorosas.
Eso no quita para que estemos ante un vino de altísimo nivel y con muy buena relación calidad-precio pero en este caso recomiendo de forma casi obligatoria una decantación previa de al menos un par de horas para que el vino se oxigene y libere parte de ese marcado contenido alcohólico.
Estamos una vez más ante un monovarietal de garnacha procedente de viñedos entre los 40 y 80 años de edad de diferentes parcelas a gran altura que se han vinificado por separado en depósitos de madera, hormigón o acero inoxidable en función de las características propias de cada una de ellas.
A la vista presenta un color granate con ribete rubí, de capa baja y lágrima densa, gruesa y transparente.
En nariz se muestra intenso, envolvente, complejo y emocionante. Entrega notas de fresas, cerezas, sandía, tostados y torrefactos.
En boca posee una entrada potente, ligeramente seca y licorosa con unos taninos casi maduros. A medida que se oxigena aparece poco a poco la fruta roja y una marcada mineralidad. La retronasal nos habla de licor de guindas y vieja madera. Presenta un final de medio recorrido y gran persistencia.
Por unos 13€ podéis disfrutar de una garnacha de Gredos con carácter y personalidad. Huíd de los que os digan que es aborgoñado, que recuerda a los pinot noir de Beaujolais. Olvidadlo. Esto es otra cosa, ni mejor ni peor, y en cualquier caso un vino muy recomendable. Marida bien con carnes estofadas, callos a la madrileña y ensaladas templadas con quesos untuosos. Mi calificación para este Navaherreros en su añada de 2011 es de un 91 sobre 100.
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