Norrel Robertson, escocés de nacimiento, lleva 20 años en nuestro país trabajando en el mundo del vino. En 2004 decidió crear uno que mostrara la esencia de las excelentes garnachas de viñas viejas de Aragón. Así nace este Es lo que hay. Cultivadas en suelos de pizarra y sometidas a extremos cambios climáticos a una altitud de 1000 metros, estas cepas aportan lo mejor de sí mismas dotando a sus vinos de un carácter varietal y una originalidad evidentes.
Nunca me cansaré de bendecir las cualidades de estas viejas garnachas, cultivos casi olvidados que aportan un beneficio mínimo a sus sufridos viticultores, pero que regalan magia a nuestras agradecidas copas.
Es lo que hay 2011 es un monovarietal de garnacha que ha recibido una fermentación y posterior crianza sobre sus lías de 20 meses en barricas de roble. Un cuidado enorme por respetar la esencia de una variedad en una etiqueta que no engaña a nadie: garnacha de cepas viejas, es lo que hay.
A la vista presenta un color granate con ribete rubí muy vivo, media cobertura y lágrima densa y tintada.
En nariz se muestra fresco, intenso y frutal. Entrega notas de ahumados, hierbas de monte, fresas, regaliz y un ligero matiz especiado. Marcado carácter varietal.
En boca posee una entrada potente y cálida fruto de su alto contenido alcohólico (15 grados), mostrando unos taninos ligeramente secos. Buena acidez que aporta frescura, bien equilibrada. Notas de fresas, frambuesas, especias y piruleta unidas a un matiz mineral envuelven nuestro paladar para dar paso a una retronasal que nos habla de fruta madura confitada y cerezas. Final largo y buena persistencia.
Por unos 15€ podéis disfrutar de una excelentísima garnacha aragonesa, original, fresca y cargada de matices, a la que solo se le puede echar en cara un ligero exceso de alcohol. Marida bien con carnes rojas a la plancha, quesos curados y caza. Mi calificación para este Es lo que hay en su añada de 2011 es de un 93 sobre 100.
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