Ya he traído a estas páginas otro vino de esta magnífica bodega, el excelente Carril del Rey, y hacía tiempo que quería repetir con estas garnachas de Gredos. El problema de este Navaherreros (y que ya lo percibí hace un tiempo con otra añada del mismo vino) es que está pasado de alcohol. No sólo por los 15 grados que tiene sino porque su nariz y especialmente su boca se muestran especialmente licorosas.
Eso no quita para que estemos ante un vino de altísimo nivel y con muy buena relación calidad-precio pero en este caso recomiendo de forma casi obligatoria una decantación previa de al menos un par de horas para que el vino se oxigene y libere parte de ese marcado contenido alcohólico.
Estamos una vez más ante un monovarietal de garnacha procedente de viñedos entre los 40 y 80 años de edad de diferentes parcelas a gran altura que se han vinificado por separado en depósitos de madera, hormigón o acero inoxidable en función de las características propias de cada una de ellas.
A la vista presenta un color granate con ribete rubí, de capa baja y lágrima densa, gruesa y transparente.
En nariz se muestra intenso, envolvente, complejo y emocionante. Entrega notas de fresas, cerezas, sandía, tostados y torrefactos.
En boca posee una entrada potente, ligeramente seca y licorosa con unos taninos casi maduros. A medida que se oxigena aparece poco a poco la fruta roja y una marcada mineralidad. La retronasal nos habla de licor de guindas y vieja madera. Presenta un final de medio recorrido y gran persistencia.
Por unos 13€ podéis disfrutar de una garnacha de Gredos con carácter y personalidad. Huíd de los que os digan que es aborgoñado, que recuerda a los pinot noir de Beaujolais. Olvidadlo. Esto es otra cosa, ni mejor ni peor, y en cualquier caso un vino muy recomendable. Marida bien con carnes estofadas, callos a la madrileña y ensaladas templadas con quesos untuosos. Mi calificación para este Navaherreros en su añada de 2011 es de un 91 sobre 100.
martes, 30 de junio de 2015
lunes, 29 de junio de 2015
Mirabel 2009
La filosofía de su bodega Pagos de Mirabel es fundamentalmente no intervencionista, con un respeto absoluto por ofrecer la esencia, la verdad de cada suelo y clima, de cada planta, y este Mirabel 2009 es buena prueba de ello. Se trata de un coupage de tempranillo (75%) y cabernet sauvignon (25%) que ha recibido una crianza de 11 meses en barricas de segundo uso de roble francés.
Un vino serio, elegante y bien hecho, que genera la esperanza de que podamos seguir disfrutando de vinos de calidad en una tierra tan especial y ligada a la viticultura como la extremeña.
A la vista presenta un color picota muy oscuro con ribete granate, de capa alta y lágrima fina, densa y tintada.
En nariz se muestra intenso y algo herbáceo. Entrega notas de hierbas de monte, cerezas, moras, regaliz y menta.
En boca posee una entrada envolvente, potente y amplia con unos taninos maduros. Es un vino con carácter, bien estructurado y muestra una excelente acidez. Notas de cerezas, frambuesas, sirope de arándanos y buena madera dan paso a una retronasal que nos habla de mermelada de ciruelas, moras maduras y roble cremoso. Final largo y buena persistencia.
Por unos 19€ podéis disfrutar de un excelente vino extremeño que aún guarda potencial para los próximos años. Se nota la mano experta que hay detrás de él. Marida bien con secreto ibérico de la zona, embutidos ibéricos y quesos curados. Mi calificación para este Mirabel en su añada de 2009 es de un 92 sobre 100.
domingo, 14 de junio de 2015
Paul Mas Estate Malbec 2013
Para hablar de este magnífico vino no puedo por menos dejar de agradecer a mi buen amigo Antonio de Oh Delice!, la tienda de productos gastronómicos franceses de referencia en Madrid, por su generosidad al hacernos obsequio del mismo. No es el primer vino que traigo a estás páginas de la bodega Paul Mas, con el famoso Jean-Claude Mas al frente de la misma. Un vinificador del sur de Francia, de la zona del Languedoc, que es famoso por poseer vinos de calidad bajo una elaboración que apuesta por el cuidado de cada variedad como referencia de su propio terroir.
El vino que os traigo hoy tiene vocación de monovarietal de malbec, la uva estrella de la zona de Cahors y al otro lado del charco del estado de Mendoza en Argentina. En este caso no es un monovarietal puro sino que nos ofrece un assemblage de malbec (en un 90%) procedente de viñedos de 19 años de edad y cabernet franc (en un 10%) procedente de viñas de 26 años de edad vinificadas por separado para posteriormente proceder a la mezcla. De esa mezcla sólo el 30% de la misma recibe una crianza de 4 meses en barricas nuevas de roble francés antes de ser unida con el resto y proceder al embotellado.
Un vino joven pero serio, muy bien hecho y equilibrado, una muestra más de que estamos ante un viticultor francés que aporta una relación calidad-precio fuera de lo común en su país de origen.
A la vista presenta un color picota con ribete cereza, de capa media-alta y lágrima de media densidad muy brillante.
En nariz se muestra frutal y goloso, entregando notas de frambuesas, cerezas, golosina de fresa, grosellas y arándanos. Una auténtica delicia.
En boca posee una entrada amplia, potente, muy frutosa, presentando unos taninos maduros. Entrega notas de cerezas, regaliz dulce, y un ligero tono a pimienta unidos a una acidez excelente que invita a beber. La retronasal nos habla de hierbas de monte, guindas en licor y un matiz ligeramente balsámico. Final de largo recorrido y buena persistencia.
Por poco más de 10€ podemos disfrutar de un vino fresco, joven pero bien hecho, un malbec sorprendente en su zona que nada tiene que envidiar a otros más consagrados. Si buscan algo de este tipo en nuestro país sencillamente no lo van a encontrar. Marida muy bien con guisos de cordero y quesos bien curados. Mi calificación para este Paul Mas Estate Malbec en su añada de 2013 es de un 91 sobre 100.
El vino que os traigo hoy tiene vocación de monovarietal de malbec, la uva estrella de la zona de Cahors y al otro lado del charco del estado de Mendoza en Argentina. En este caso no es un monovarietal puro sino que nos ofrece un assemblage de malbec (en un 90%) procedente de viñedos de 19 años de edad y cabernet franc (en un 10%) procedente de viñas de 26 años de edad vinificadas por separado para posteriormente proceder a la mezcla. De esa mezcla sólo el 30% de la misma recibe una crianza de 4 meses en barricas nuevas de roble francés antes de ser unida con el resto y proceder al embotellado.
Un vino joven pero serio, muy bien hecho y equilibrado, una muestra más de que estamos ante un viticultor francés que aporta una relación calidad-precio fuera de lo común en su país de origen.
A la vista presenta un color picota con ribete cereza, de capa media-alta y lágrima de media densidad muy brillante.
En nariz se muestra frutal y goloso, entregando notas de frambuesas, cerezas, golosina de fresa, grosellas y arándanos. Una auténtica delicia.
En boca posee una entrada amplia, potente, muy frutosa, presentando unos taninos maduros. Entrega notas de cerezas, regaliz dulce, y un ligero tono a pimienta unidos a una acidez excelente que invita a beber. La retronasal nos habla de hierbas de monte, guindas en licor y un matiz ligeramente balsámico. Final de largo recorrido y buena persistencia.
Por poco más de 10€ podemos disfrutar de un vino fresco, joven pero bien hecho, un malbec sorprendente en su zona que nada tiene que envidiar a otros más consagrados. Si buscan algo de este tipo en nuestro país sencillamente no lo van a encontrar. Marida muy bien con guisos de cordero y quesos bien curados. Mi calificación para este Paul Mas Estate Malbec en su añada de 2013 es de un 91 sobre 100.
miércoles, 10 de junio de 2015
Cata vertical La Rioja Alta Gran Reserva 904
Con motivo del 125 aniversario de la bodega La Rioja Alta S.A. me propuse organizar una cata vertical del que, para un servidor, es el mejor vino de la bodega, su Gran Reserva 904. Para ello me hice con tres botellas de tan magnífico elixir, las correspondientes a las añadas de 1998, 2001 y 2004 calificadas en su denominación de origen como muy buena, excelente y excelente respectivamente. El famoso crítico Robert Parker ha otorgado a estos vinos puntuaciones de 95, 96 y 96, notas altísimas al que sin duda alguna es uno de los mejores productos salido de la viña a nivel mundial.
El listón al que uno se expone ante semejantes vinos hace muy difícil la decisión a la hora de decidirse por uno u otro. Antes de nada quiero advertir a los que estáis leyendo este artículo que el resultado de una cata de este tipo no sólo está sujeto a la calidad intrínseca de cada vino sino también a las particularidades propias de cada botella y al cuidado al que haya sido sometida en su periodo de guarda. Tengo que decir que las tres botellas han sido adquiridas en vinotecas de reconocido prestigio por lo que la guarda en los tres casos se debe presumir, como mínimo, responsable. Así, antes de ser servidas han permanecido en mi casa, en mi vinoteca particular, a una temperatura controlada de 14 grados siendo abiertas las tres botellas a la vez aproximadamente media hora antes del consumo.
No deja de ser aconsejable aproximarse a estos vinos tras una decantación previa pero no lo estimé oportuno ya que, conociendo bien los vinos de esta casa, rara vez presentan sedimentos y además se trata de tres vinos muy bien hechos, finos y que han sido suficientemente reposados antes de salir a la venta. Hay que tener en cuenta también a la hora de estimar los resultados finales de esta cata que nos enfrentamos a tres vinos en tres estadios diferentes de su evolución en botella: el de 1998 con casi 17 años desde la vendimia, el del 2001 con casi 14 y el del 2004 con algo más de 10. En vinos de este tipo es un factor muy importante a tener en cuenta ya que mientras el primero de ellos casi se encuentra en una etapa en la que el vino comienza su declive, los otros dos estan aún en su punto álgido, incluso el tercero me atrevería a decir que resulta incluso algo pronto para tomarlo.
Son vinos todos ellos nacidos a partir de una exquisita selección de la uva formando un coupage de tempranillo (90%) y graciano (10%) que han recibido una crianza de 4 años en barricas de roble americano y otros cuatro años de reposo en botella antes de salir al mercado.
Siendo en los tres casos un vino de primerísimo nivel, recomendado para las mesas más exigentes, mis sensaciones al realizar la cata han sido las siguientes:
A la vista los tres lucen como vinos sabios, con recorrido, con tonos anaranjados o teja en sus ribetes, más acentuados en el vino de más edad (el de 1998), de capa baja, casi transparentes y con una lágrima siempre densa que se muestra fina en el de 1998 y más gruesa en los otros dos.
En nariz estamos ante tres vinos conmovedores, complejos, espectaculares. En esta fase destaca la amplitud e inmediata entrega de el de 1998 y la rotundidad y complejidad de el de 2004. El de 2001, en cambio, tardó en abrirse, necesitó un amplio periodo de oxigenación para entregarse plenamente, aunque cuando lo hizo se mostró casi a la altura de sus "hermanos".
En boca el derroche de calidad que ya se presumía en las fases anteriores acaba despuntando de forma rotunda. Son vinos complejos, amplios, con una buena base de fruta y tonos ahumados, trufados y una acidez bien presente, especialmente en los de 2001 y 2004 que les augura aún un buen periodo de guarda por delante. Taninos maduros, finos, sutiles, elegantes, evocadores, un placer para los sentidos. El de 1998, siendo una vez más ejemplo de complejidad y calidad, cede algo en carácter y estructura, ligeramente vacuo en boca me dejó la sensación de que es un vino que poco puede aportar ya en años venideros, si aún queda alguna botella por casa recomiendo su disfrute ya. Hoy mejor que mañana. En cambio los de 2001 y 2004 aún se muestran muy serios, con buena acidez y estructura, vinos a los que aún les queda recorrido en botella, especialmente al de 2004 que a su vez se muestra como el más complejo y completo en esta fase de la cata. Fue unánime para los tres asistentes a la misma, el de 2004 es un aventajado entre tres vinos excelsos, un producto que se puede convertir en referente vinícola de nuestro país en los próximos años debido a una profundidad, complejidad y carácter al alcance de muy pocos en el mundo.
Así pues, aunque el ganador por unanimidad de la cata sea el de 2004, tengo que decir que cualquiera de las añadas de este vino es garantía de un auténtico placer, un reeencuentro con lo mejor de nuestros viñedos para el disfrute de todos los paladares, un auténtico homenaje por tan sólo 30€ que engrandece a una bodega que espero dure, al menos, otros 125 años más.
miércoles, 3 de junio de 2015
Baron de Brane 2009
El actual propietario de la bodega, desde que en 1992 se hiciera con el timón de la misma, es Henri Lurton, y su filosofía intenta aunar la tradición de sus antepasados con las más novedosas tecnologías al servicio de la viticultura en consonancia con una agricultura sostenible y un tratamiento ecológico para preservar un terroir único.
La añada de 2009 fue sin duda una de las mejores de esta bodega en muchos años debido a una climatología muy favorable para el desarrollo de sus vides, con una baja producción que extrae lo mejor de cada planta y de cada fruto. Se trata de un coupage de merlot (58%) y cabernet sauvignon (42%) que ha recibido una crianza de 12 meses en barricas de roble francés, siendo nuevas un 30% de las mismas. Un vino cuya marcada acidez y su noble procedencia garantizan varios lustros de buena guarda en botella.
A la vista presenta un color picota con ribete granate de capa media-alta y con lágrima de media densidad, gruesa y ligeramente tintada.
En nariz se muestra intenso, envolvente y elegante. Entrega notas de cerezas, ciruelas rojas, regaliz dulce, chocolate, vainilla y ligerísimos tostados de la madera. Complejo y exquisito.
En boca posee una entrada potente y con una acidez muy marcada que garantiza la longevidad del vino. Es recomendable una decantación previa del mismo de al menos 3 horas, para evitar los sedimentos del vino y también para que el oxígeno haga abrirse a este Baron de Brane y entregarnos toda su calidad. Muestra unos taninos maduros y ofrece una explosión de fruta roja con notas de grosellas, arándanos, frambuesas y tabaco que dan paso a una retronasal que nos habla de incienso, roble cremoso y un matiz ligeramente especiado. Final largo y buena persistencia.
Por algo más de 35€ podemos disfrutar de un clásico Medoc, un auténtico vinazo francés que nos dará lo mejor de sí mismo en los próximos 4 ó 5 años. Marida bien con carnes rojas a la parrilla o plancha, quesos bien curados, embutidos ibéricos y un buen filete de atún rojo. Mi calificación para este Baron de Brane en su añada de 2009 es de un 94 sobre 100.
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