Si en la anterior entrada os ofrecía una buena interpretación de la tempranillo riojana, hoy os traigo otra no menos buena, en este caso procedente de la otra gran región vinícola española: la Ribera del Duero. Y de casta le viene al galgo ya que este Cepa 21 procede de un nuevo proyecto liderado por la familia Moro, famosa por su otra emblemática Bodegas Emilio Moro, también afincada en la Ribera del Duero.
Sobre suelos con alternancia de capas calizas y arcillosas con ligeros afloramientos de canto aluvial y sedimentario crecen entre 800 y 900 metros de altitud los viñedos a partir de los cuales se hacen unos vinos modernos, a través de una bodega minimalista y funcional.
Se trata de un monovarietal de tempranillo que ha recibido una crianza de 14 meses en barricas nuevas de roble francés y americano.
A la vista presenta un color picota muy oscuro con ribete granate, muy cubierto y con lágrima tintada de media densidad.
En nariz se muestra intenso y algo floral. Notas de cerezas, fresas, flores blancas y un marcado matiz varietal se unen otros aromas procedentes de la madera como la cera, la trufa y el cacao.
En boca posee una entrada potente y fresca, muy frutal, aportando unos taninos maduros. Notas de fresas, cerezas, regaliz rojo y especias envuelven el paladar antes de dar paso a una retronasal que nos aporta recuerdos de confitura de moras y arándanos con un matiz balsámico. Final de recorrido amplio y buena persistencia.
Por unos 17€ podemos disfrutar de otra gran joya de la familia Moro, un vino potente y moderno dispuesto a ofrecer una gran alternativa a los vinos más clásicos de la zona sin dar la espalda a la tradición de la que procede. Marida bien con lechazo de la tierra o con un buen redondo de ternera con salsa de pimientos como el que nos obsequió en su casa mi buen amigo Carlos Lozano junto a este magnífico vino. Mi calificación para este Cepa 21 Crianza en su añada de 2009 es de un 91 sobre 100.
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