Hoy os traigo otro vino de la bodega ecológica Luis Saavedra, afincada en plena sierra de Gredos, en la Comunidad de Madrid. De nuevo la garnacha se erige como protagonista absoluta de este vino. Las mejores uvas de estos viñedos procedentes de cepas con unos 85 años de edad, se recogen manualmente, con una estricta selección desde la propia viña para ofrecer la mayor calidad y frescura en el producto final.
Es probablemente el vino más serio, el más complejo de la bodega, el que toma como propio el nombre del fundador de la misma como garantía plena de una familia dedicada desde hace varias generaciones a la vitivinicultura.
En el caso de hoy se trata de un coupage de garnacha (90%) y syrah (10%) procedente de viñedos a 800 metros de altura. El vino ha recibido una crianza de 7 meses en barricas nuevas de roble francés y americano.
A la vista presenta un color granate con ribete rubí, media cobertura y lágrima densa y brillante.
En nariz se muestra fresco y muy frutal, casi goloso. Entrega notas de fresas, melocotón, hierba mojada y piruleta.
En boca posee una entrada fresca y amable, con taninos maduros. Fruta compotada, membrillo y buena madera envuelven el paladar para dar paso a una retronasal que se impregna de confitura de frutos rojos y hierbas de monte. Final correcto y con una persistencia media.
Por unos 8€ podéis disfrutar de otro buen vino madrileño, fruto de la mejor viticultura ecológica, que además resulta muy fácil de beber. Marida bien con pastas, carnes blancas, aperitivos y ensaladas. Mi calificación para este Luis Saavedra Crianza en su añada de 2009 es de un 88 sobre 100.
jueves, 30 de octubre de 2014
miércoles, 29 de octubre de 2014
Pricum Valdemuz 2009
De la visita que hice este año a las Bodegas Margón, me traje un par de vinos muy especiales: Paraje de El Santo y Valdemuz. Este último se ha mostrado como un vino muy diferente al resto, dejando así una clara impronta de vino de finca, de terruño, con unas propiedades muy particulares. A esto se añade la particular manera de trabajar en esta bodega, con procesos tan naturales que en ocasiones les pueden jugar una mala pasada.
Y es que, si bien este Valdemuz es un excelente vino, podría haber resultado mucho mejor de haber recibido un buen filtrado o clarificado. Una cosa es que un vino tenga algún poso y otra muy diferente que los mastiques casi desde el primer trago. Para poder beberlo no basta con una decantación previa, hay que recurrir a un filtrado en toda regla (yo lo he hecho con un filtro para posos de café) si se quiere disfrutar con tranquilidad del producto. Teniendo en cuenta que la botella de este Valdemuz 2009 alcanza en las vinotecas especializadas precios en torno a los 28€, es normal entender el difícil posicionamiento de estos vinos a nivel comercial.
En este caso se trata de un monovarietal de prieto picudo, la uva más utilizada en esta bodega, que ha recibido una crianza de 17 meses en barricas de roble francés. Por su enorme poder tánico recomiendo guardar este vino en botella un tiempo más ya que la sequedad que deja en boca puede resultar algo excesiva en este momento.
A la vista presenta un color picota con ribete granate, bien cubierto y con lágrima densa, fina y tintada.
En nariz se muestra intenso y algo licoroso. Notas de licor de guindas, chocolate y tabaco entregan un perfil aromático muy especial.
En boca posee una entrada muy equilibrada, con una marcada acidez y taninos algo secos. De nuevo aparecen notas de licor de guindas, unidas ahora a confitura de ciruelas, cacao y anís. La retronasal se envuelve en un matiz anisado muy agradable unido a roble fresco. Final de medio recorrido y buena persistencia.
Podíamos estar ante uno de los grandes vinos españoles si no fuera por esos pequeños matices que ya he comentado, y que lastran algo la calificación final del producto. Marida bien con cecina, quesos curados, guisos potentes y carnes rojas. Mi calificación para este Pricum Valdemuz en su añada de 2009 es de un 91 sobre 100.
Y es que, si bien este Valdemuz es un excelente vino, podría haber resultado mucho mejor de haber recibido un buen filtrado o clarificado. Una cosa es que un vino tenga algún poso y otra muy diferente que los mastiques casi desde el primer trago. Para poder beberlo no basta con una decantación previa, hay que recurrir a un filtrado en toda regla (yo lo he hecho con un filtro para posos de café) si se quiere disfrutar con tranquilidad del producto. Teniendo en cuenta que la botella de este Valdemuz 2009 alcanza en las vinotecas especializadas precios en torno a los 28€, es normal entender el difícil posicionamiento de estos vinos a nivel comercial.
En este caso se trata de un monovarietal de prieto picudo, la uva más utilizada en esta bodega, que ha recibido una crianza de 17 meses en barricas de roble francés. Por su enorme poder tánico recomiendo guardar este vino en botella un tiempo más ya que la sequedad que deja en boca puede resultar algo excesiva en este momento.
A la vista presenta un color picota con ribete granate, bien cubierto y con lágrima densa, fina y tintada.
En nariz se muestra intenso y algo licoroso. Notas de licor de guindas, chocolate y tabaco entregan un perfil aromático muy especial.
En boca posee una entrada muy equilibrada, con una marcada acidez y taninos algo secos. De nuevo aparecen notas de licor de guindas, unidas ahora a confitura de ciruelas, cacao y anís. La retronasal se envuelve en un matiz anisado muy agradable unido a roble fresco. Final de medio recorrido y buena persistencia.
Podíamos estar ante uno de los grandes vinos españoles si no fuera por esos pequeños matices que ya he comentado, y que lastran algo la calificación final del producto. Marida bien con cecina, quesos curados, guisos potentes y carnes rojas. Mi calificación para este Pricum Valdemuz en su añada de 2009 es de un 91 sobre 100.
viernes, 24 de octubre de 2014
Pago Los Balancines Huno 2011
Los Balancines es una bodega extremeña emblemática con vinos muy reconocidos tanto a nivel nacional como internacional. Sus viñedos se asientan en Mérida, en un pago con unas cualidades muy especiales, ubicado geográficamente entre dos sierras y definido a través de una agricultura ecológica, con un cuidado extraordinario por el la viña y el fruto de la misma.
Dependiendo de las condiciones climatológicas de cada año el equipo enológico de la bodega elige las proporciones de este vino, que en este caso se trata de un coupage de las variedades garnacha, tempranillo, cabernet sauvignon y syrah cuya fermentación se ha realizado en depósitos de cemento con remontados manuales, recibiendo una crianza de 12 meses en barricas de roble francés.
Se trata de un vino con carácter, muy mineral, mucho más equilibrado en nariz que en boca debido a un exceso de alcohol (15 grados) que aniquila en cierta medida la fruta.
A la vista presenta un color picota con ribete violáceo, bien cubierto y con lágrima densa.
En nariz se muestra intenso y amplio. Notas de fresas, frambuesas, fruta de hueso, chocolate, confitura de moras y roble cremoso conforman un perfil complejo y muy interesante.
En boca posee una entrada potente, licorosa y envolvente, con taninos ligeramente secos. Notas de fruta madura, madera húmeda y cuero se unen a una importante sensación de calidez debido al exceso de alcohol. Muy mineral. La retronasal nos habla de hierbas de monte y especias con un final algo amargo. Final de medio recorrido y persistencia correcta.
Por unos 12€ podéis disfrutar de un buen vino extremeño, algo pasado de alcohol pero con unos matices olfativos espectaculares. Marida bien con guisos de legumbres, carnes rojas y quesos bien curados. Mi calificación para este Pago Los Balancines Huno en su añada de 2011 es de un 89 sobre 100.
Dependiendo de las condiciones climatológicas de cada año el equipo enológico de la bodega elige las proporciones de este vino, que en este caso se trata de un coupage de las variedades garnacha, tempranillo, cabernet sauvignon y syrah cuya fermentación se ha realizado en depósitos de cemento con remontados manuales, recibiendo una crianza de 12 meses en barricas de roble francés.
Se trata de un vino con carácter, muy mineral, mucho más equilibrado en nariz que en boca debido a un exceso de alcohol (15 grados) que aniquila en cierta medida la fruta.
A la vista presenta un color picota con ribete violáceo, bien cubierto y con lágrima densa.
En nariz se muestra intenso y amplio. Notas de fresas, frambuesas, fruta de hueso, chocolate, confitura de moras y roble cremoso conforman un perfil complejo y muy interesante.
En boca posee una entrada potente, licorosa y envolvente, con taninos ligeramente secos. Notas de fruta madura, madera húmeda y cuero se unen a una importante sensación de calidez debido al exceso de alcohol. Muy mineral. La retronasal nos habla de hierbas de monte y especias con un final algo amargo. Final de medio recorrido y persistencia correcta.
Por unos 12€ podéis disfrutar de un buen vino extremeño, algo pasado de alcohol pero con unos matices olfativos espectaculares. Marida bien con guisos de legumbres, carnes rojas y quesos bien curados. Mi calificación para este Pago Los Balancines Huno en su añada de 2011 es de un 89 sobre 100.
lunes, 20 de octubre de 2014
Taray Roble Tinto Syrah 2013
Con la intención de haceros llegar propuestas vinícolas al alcance de todos, hoy os traigo el producto del trabajo de una bodega manchega que apuesta por el syrah como expresión de uno de sus vinos. Si bien esta variedad es más propia de zonas concretas de Francia y Australia, en España también encontramos algunas regiones donde se dan buenos frutos para vinos de calidad.
Así, en este caso estamos hablando de un monovarietal de syrah procedente de viñedos de secano cultivados en vaso, que ha recibido una primera fermentación en depósitos de acero inoxidable para pasar a una corta crianza de 3 meses en barricas de roble francés antes de ser embotellado. En botella ha reposado otros 3 meses antes de salir a la venta. La vendimia se hizo de manera manual en el momento óptimo de maduración de la uva.
Es un vino sencillo, sin pretensiones, pero que por precio y calidad se convierte en una interesante propuesta a tener en cuenta.
A la vista presenta un color cereza con ribete violáceo, con una media cobertura y lágrima densa.
En nariz se muestra fresco y frutal. Entrega notas de fresas, frambuesas, piruleta, hierba mojada, con matices florales y ligeramente especiados.
En boca posee una entrada amable, fresca, con taninos maduros. Notas de violetas, especias, mermelada de ciruela y madera fresca se adueñan del paladar. La retronasal se envuelve de caramelo de violetas y roble dando paso a un final de corto recorrido y persistencia media.
Por poco más de 3€ podéis disfrutar de un vino joven, fresco y con matices florales muy marcados. Un syrah que, si bien no es memorable, no deja de resultar lo suficientemente agradable como para acompañar nuestros platos. Marida bien con aperitivos, caza, pasta y verduras. Mi calificación para este Taray Roble Tinto Syrah en su añada de 2013 es de un 86 sobre 100.
Así, en este caso estamos hablando de un monovarietal de syrah procedente de viñedos de secano cultivados en vaso, que ha recibido una primera fermentación en depósitos de acero inoxidable para pasar a una corta crianza de 3 meses en barricas de roble francés antes de ser embotellado. En botella ha reposado otros 3 meses antes de salir a la venta. La vendimia se hizo de manera manual en el momento óptimo de maduración de la uva.
Es un vino sencillo, sin pretensiones, pero que por precio y calidad se convierte en una interesante propuesta a tener en cuenta.
A la vista presenta un color cereza con ribete violáceo, con una media cobertura y lágrima densa.
En nariz se muestra fresco y frutal. Entrega notas de fresas, frambuesas, piruleta, hierba mojada, con matices florales y ligeramente especiados.
En boca posee una entrada amable, fresca, con taninos maduros. Notas de violetas, especias, mermelada de ciruela y madera fresca se adueñan del paladar. La retronasal se envuelve de caramelo de violetas y roble dando paso a un final de corto recorrido y persistencia media.
Por poco más de 3€ podéis disfrutar de un vino joven, fresco y con matices florales muy marcados. Un syrah que, si bien no es memorable, no deja de resultar lo suficientemente agradable como para acompañar nuestros platos. Marida bien con aperitivos, caza, pasta y verduras. Mi calificación para este Taray Roble Tinto Syrah en su añada de 2013 es de un 86 sobre 100.
domingo, 19 de octubre de 2014
Don Miguel Comenge 2009
Comenge es una de esas pequeñas bodegas que, perteneciendo a una de las regiones vitivinícolas más respetada de nuestro país (la Ribera del Duero), no tiene su éxito en el nombre o publicidad en torno a su trabajo, sino en realizar pequeñas producciones de vinos sobresalientes.
Dentro de su catálogo, el vino que os traigo hoy es le estrella del mismo, procedente de una pequeña finca de 2,7 hectáreas en la localidad de Pesquera de Duero a 900 metros de altitud sobre una pobres laderas calizas que aportan unas propiedades organolépticas interesantísimas a este vino. La elaboración del mismo es natural, utilizando levaduras autóctonas en su fermentación y recibiendo una crianza de 18 meses en barricas nuevas de roble francés. Se trata de un coupage de tempranillo (90%) y cabernet sauvignon (10%) procedente del Pago de las Hontanillas, en la que probablemente ha sido su mejor añada hasta el día de hoy.
Recomiendo su decantación previa al consumo, no tanto en esta ocasión para oxigenar el vino (que está en su plenitud), como para retirar algunos sedimentos que se encuentran en el fondo de la botella, propios de una elaboración natural como la que ya he comentado.
A la vista presenta un color picota muy oscuro con ribete granate, muy cubierto y con lágrima densa, fina y brillante.
En nariz se muestra muy intenso. Notas de fresas, cacao, vainilla y hierbas de monte envuelven el paladar que se enriquece de matices minerales y balsámicos. Muy complejo.
En boca posee una entrada sedosa y amplia, con unos taninos maduros, una buena acidez y un ligero amargor final. Notas de cerezas, roble cremoso y un matiz tostado dan paso a una retronasal envuelta en fruta madura, notas lácteas y, de nuevo, matices tostados. Final de medio recorrido y buena persistencia.
Por unos 30€ podemos disfrutar de la joya de esta joven bodega (fundada en 1999) que en su añada de 2009 nos trae uno de los mejores Ribera del Duero que he tenido ocasión de probar. Marida bien con guisos de legumbres, cordero, carnes rojas, quesos curados y embutidos ibéricos. Mi calificación para este Don Miguel Comenge en su añada de 2009 es de un 95 sobre 100.
Dentro de su catálogo, el vino que os traigo hoy es le estrella del mismo, procedente de una pequeña finca de 2,7 hectáreas en la localidad de Pesquera de Duero a 900 metros de altitud sobre una pobres laderas calizas que aportan unas propiedades organolépticas interesantísimas a este vino. La elaboración del mismo es natural, utilizando levaduras autóctonas en su fermentación y recibiendo una crianza de 18 meses en barricas nuevas de roble francés. Se trata de un coupage de tempranillo (90%) y cabernet sauvignon (10%) procedente del Pago de las Hontanillas, en la que probablemente ha sido su mejor añada hasta el día de hoy.
Recomiendo su decantación previa al consumo, no tanto en esta ocasión para oxigenar el vino (que está en su plenitud), como para retirar algunos sedimentos que se encuentran en el fondo de la botella, propios de una elaboración natural como la que ya he comentado.
A la vista presenta un color picota muy oscuro con ribete granate, muy cubierto y con lágrima densa, fina y brillante.
En nariz se muestra muy intenso. Notas de fresas, cacao, vainilla y hierbas de monte envuelven el paladar que se enriquece de matices minerales y balsámicos. Muy complejo.
En boca posee una entrada sedosa y amplia, con unos taninos maduros, una buena acidez y un ligero amargor final. Notas de cerezas, roble cremoso y un matiz tostado dan paso a una retronasal envuelta en fruta madura, notas lácteas y, de nuevo, matices tostados. Final de medio recorrido y buena persistencia.
Por unos 30€ podemos disfrutar de la joya de esta joven bodega (fundada en 1999) que en su añada de 2009 nos trae uno de los mejores Ribera del Duero que he tenido ocasión de probar. Marida bien con guisos de legumbres, cordero, carnes rojas, quesos curados y embutidos ibéricos. Mi calificación para este Don Miguel Comenge en su añada de 2009 es de un 95 sobre 100.
jueves, 16 de octubre de 2014
Marañones 2012
Es el segundo vino que traigo a estas páginas de la excelente Bodegas Marañones de Madrid. En este caso es un "primo hermano" del magnífico Labros que ya analicé aquí, basado en el mismo concepto: monovarietal de garnacha de Gredos con una edad de las cepas entre los 50 y 70 años, trabajado bajo el estándar de agricultura ecológica, en este caso procedente de dos parcelas en ladera sobre suelos graníticos que aportan al vino una mineralidad muy acusada.
Estas parcelas poseen una orientación norte y se encuentran entre los 750 y 850 metros de altitud. Es un vino de terroir en cuya fermentación se han utilizado levaduras autóctonas y tras una crianza de 12 meses en barricas usadas de roble francés, no ha sido sometido a procesos de estabilización, clarificación ni filtración.
Es un vino elegante a la vista y emocionante en nariz, lástima que un marcadísimo amargor final junto con una acusada falta de tiempo en botella (al menos de un año) le hayan hecho perder en boca parte de su buen hacer.
A la vista presenta un color rubí con ribete rosado, poco cubierto y lágrima poco densa, gruesa y brillante.
En nariz se muestra intenso y mineral, con un marcado carácter varietal. Notas de cerezas, frambuesas, regaliz y mermelada de ciruelas conforman un resultado impecable.
En boca posee una entrada potente, licorosa, con taninos ligeramente secos. Muestra una gran carga frutal con recuerdos de confitura de frutos rojos, guindas y una mineralidad tan presente como en nariz. Es fresco y con una acidez muy equilibrada. Tan solo un excesivamente marcado amargor final le aleja de calificaciones más altas. La retronasal nos trae recuerdos de fruta madura y roble fresco que dan paso a un final largo con una persistencia media.
Por unos 17€ podéis disfrutar de otra buena garnacha madrileña aunque para mi gusto le falta tiempo en botella para redondear su potencial alcohólico. Su marcado amargor final no gustará a todos, pero bien acompañado de platos que solucionen ese desequilibrio, puede ser una propuesta espectacular. Marida bien con ensaladas dulces, pato, foie, embutidos ibéricos y queso de cabra. Mi calificación para este Marañones en su añada de 2012 es de un 90 sobre 100.
Estas parcelas poseen una orientación norte y se encuentran entre los 750 y 850 metros de altitud. Es un vino de terroir en cuya fermentación se han utilizado levaduras autóctonas y tras una crianza de 12 meses en barricas usadas de roble francés, no ha sido sometido a procesos de estabilización, clarificación ni filtración.
Es un vino elegante a la vista y emocionante en nariz, lástima que un marcadísimo amargor final junto con una acusada falta de tiempo en botella (al menos de un año) le hayan hecho perder en boca parte de su buen hacer.
A la vista presenta un color rubí con ribete rosado, poco cubierto y lágrima poco densa, gruesa y brillante.
En nariz se muestra intenso y mineral, con un marcado carácter varietal. Notas de cerezas, frambuesas, regaliz y mermelada de ciruelas conforman un resultado impecable.
En boca posee una entrada potente, licorosa, con taninos ligeramente secos. Muestra una gran carga frutal con recuerdos de confitura de frutos rojos, guindas y una mineralidad tan presente como en nariz. Es fresco y con una acidez muy equilibrada. Tan solo un excesivamente marcado amargor final le aleja de calificaciones más altas. La retronasal nos trae recuerdos de fruta madura y roble fresco que dan paso a un final largo con una persistencia media.
Por unos 17€ podéis disfrutar de otra buena garnacha madrileña aunque para mi gusto le falta tiempo en botella para redondear su potencial alcohólico. Su marcado amargor final no gustará a todos, pero bien acompañado de platos que solucionen ese desequilibrio, puede ser una propuesta espectacular. Marida bien con ensaladas dulces, pato, foie, embutidos ibéricos y queso de cabra. Mi calificación para este Marañones en su añada de 2012 es de un 90 sobre 100.
lunes, 13 de octubre de 2014
Clos Lapeyre Vent Balaguer 2006
En una visita a mis amigos de Oh Delice! andaba yo buscando un Sauternes de calidad, cuando mi querido Antonio Calleja, pintor, hombre de Ciencia y apasionado del vino, me recomendó este Vent Balaguer, con su sonrisa cómplice de esas de "hazme caso, no te vas a arrepentir". Y no seré yo quien ponga en duda el buen gusto de Antonio con lo cual me hice con una botella del susodicho y me lo llevé a casa.
Este vino procede de la bodega Clos Lapeyre, afincada en la región vitivinícola de Jurançon y tiene como particularidad que sus uvas (petit manseng), son recogidas en cosecha tardía, en algunas añadas incluso en diciembre, y su deshidratación natural es efecto del viento que le da nombre al propio vino, el vent balaguer procedente de Navarra y que al cruzar el Pirineo en la zona suroeste francesa seca la uva dándole unas propiedades organolépticas apasionantes.
Se trata, pues, de un monovarietal de petit manseng procedente de cosecha tardía para el cual se han empleado métodos exclusivamente ecológicos, un vino de artesano, de artista, como nuestro buen amigo Antonio. Hasta la etiqueta desprende ese espíritu creativo, siendo una representación de una pintura de Chahab, famoso artista iraní que vive en Béarn, donde está enclavada la bodega.
A la vista presenta un color ambarino con ribete dorado, poco cubierto y con lágrima muy densa y brillante.
En nariz se muestra intenso, envolvente, emocionante. Entrega notas de melocotón en almíbar, fruta compotada, membrillo, pera, miel, piel de naranja, barniz y un matiz ligeramente especiado.
En boca posee una entrada densa, untuosa, acaricia toda la boca con un cálido dulzor. Se muestra complejo y amplio, casi inabarcable. Notas de miel, melocotón y caramelo unidas a una acidez bien equilibrada hacen de él un vino redondo. La retronasal vuelve a emocionarnos con el dulzor de un buen almíbar y la frescura de una ensalada de frutas. Final largo y buena persistencia.
Por algo más de 30€ (la botella de 50 cl.) podemos disfrutar de uno de los mejores vinos dulces del mundo, así, sin más. Ideal para acompañar postres, chocolate, foie o simplemente para deleitarnos con él a solas. Mi calificación para este Clos Lapeyre Vent Balaguer en su añada de 2006 es de un 96 sobre 100.
Este vino procede de la bodega Clos Lapeyre, afincada en la región vitivinícola de Jurançon y tiene como particularidad que sus uvas (petit manseng), son recogidas en cosecha tardía, en algunas añadas incluso en diciembre, y su deshidratación natural es efecto del viento que le da nombre al propio vino, el vent balaguer procedente de Navarra y que al cruzar el Pirineo en la zona suroeste francesa seca la uva dándole unas propiedades organolépticas apasionantes.
Se trata, pues, de un monovarietal de petit manseng procedente de cosecha tardía para el cual se han empleado métodos exclusivamente ecológicos, un vino de artesano, de artista, como nuestro buen amigo Antonio. Hasta la etiqueta desprende ese espíritu creativo, siendo una representación de una pintura de Chahab, famoso artista iraní que vive en Béarn, donde está enclavada la bodega.
A la vista presenta un color ambarino con ribete dorado, poco cubierto y con lágrima muy densa y brillante.
En nariz se muestra intenso, envolvente, emocionante. Entrega notas de melocotón en almíbar, fruta compotada, membrillo, pera, miel, piel de naranja, barniz y un matiz ligeramente especiado.
En boca posee una entrada densa, untuosa, acaricia toda la boca con un cálido dulzor. Se muestra complejo y amplio, casi inabarcable. Notas de miel, melocotón y caramelo unidas a una acidez bien equilibrada hacen de él un vino redondo. La retronasal vuelve a emocionarnos con el dulzor de un buen almíbar y la frescura de una ensalada de frutas. Final largo y buena persistencia.
Por algo más de 30€ (la botella de 50 cl.) podemos disfrutar de uno de los mejores vinos dulces del mundo, así, sin más. Ideal para acompañar postres, chocolate, foie o simplemente para deleitarnos con él a solas. Mi calificación para este Clos Lapeyre Vent Balaguer en su añada de 2006 es de un 96 sobre 100.
sábado, 11 de octubre de 2014
El Puntido 2010
Vuelvo a traer por estas páginas un vino elaborado por el maestro Marcos Eguren, en esta ocasión procedente del viñedo que tiene en Páganos- Laguardia, en plena Rioja Alavesa. En este caso, todo el proceso de elaboración es muy similar al de otros vinos ya analizados aquí, como Victorino o San Vicente, vendimia tradicional, totalmente manual y mínimamente intervencionista.
Es el terroir el que marca las directrices en el vino, el que transmite las peculiaridades entre cada uno de los vinos de la bodega. El Puntido se trabaja en la bodega de Viñedos de Páganos, nada menos que una bodega subterránea de origen medieval, donde el vino encuentra un lugar ideal para su reposo en barrica. El suelo donde se planta este viñedo, con cepas de una edad de 40 años, es de tipo franco- arcilloso por su textura y arcillo- calcáreo por su composición, otorgando al vino un marcado matiz mineral.
Estamos hablando de un monovarietal de tempranillo que ha recibido una crianza de 16 meses en barricas nuevas de roble francés, procedente de la hasta ahora mejor cosecha de la bodega.
A la vista presenta un color picota con ribete granate, muy cubierto y con lágrima densa, fina y tintada.
En nariz se muestra intenso y envolvente. Entrega notas de chocolate, vainilla, fresas, frambuesas, hierbas de monte, roble cremoso y un ligero matiz especiado.
En boca posee una entrada sedosa y envolvente, algo licorosa y con taninos maduros. Se muestra marcadamente mineral y nos trae recuerdos de cerezas, tostados, cacao y madera fresca. La retronasal se envuelve en guindas, roble y especias que dan paso a un final largo y una buena persistencia.
Por unos 32€ podéis disfrutar de otro de los grandes vinos españoles, otra obra maestra en manos de uno de los mejores enólogos de nuestro país. Marida bien con guisos de cordero, legumbres, caza y carnes rojas. Mi calificación para este El Puntido en su añada de 2010 es de un 95 sobre 100.
Es el terroir el que marca las directrices en el vino, el que transmite las peculiaridades entre cada uno de los vinos de la bodega. El Puntido se trabaja en la bodega de Viñedos de Páganos, nada menos que una bodega subterránea de origen medieval, donde el vino encuentra un lugar ideal para su reposo en barrica. El suelo donde se planta este viñedo, con cepas de una edad de 40 años, es de tipo franco- arcilloso por su textura y arcillo- calcáreo por su composición, otorgando al vino un marcado matiz mineral.
Estamos hablando de un monovarietal de tempranillo que ha recibido una crianza de 16 meses en barricas nuevas de roble francés, procedente de la hasta ahora mejor cosecha de la bodega.
A la vista presenta un color picota con ribete granate, muy cubierto y con lágrima densa, fina y tintada.
En nariz se muestra intenso y envolvente. Entrega notas de chocolate, vainilla, fresas, frambuesas, hierbas de monte, roble cremoso y un ligero matiz especiado.
En boca posee una entrada sedosa y envolvente, algo licorosa y con taninos maduros. Se muestra marcadamente mineral y nos trae recuerdos de cerezas, tostados, cacao y madera fresca. La retronasal se envuelve en guindas, roble y especias que dan paso a un final largo y una buena persistencia.
Por unos 32€ podéis disfrutar de otro de los grandes vinos españoles, otra obra maestra en manos de uno de los mejores enólogos de nuestro país. Marida bien con guisos de cordero, legumbres, caza y carnes rojas. Mi calificación para este El Puntido en su añada de 2010 es de un 95 sobre 100.
miércoles, 8 de octubre de 2014
Côté Mas Rouge Intense 2013
Jean-Claude Mas es uno de los protagonistas del renacimiento de los vinos del Languedoc en Francia. Con la intención de crear vinos modernos con espíritu clásico, ha trasladado todo ese buen gusto a la IGP Pays d'Oc, en el sur del país vecino, utilizando uvas tan típicas de esa zona, así como del norte de España.
De esta manera la propuesta que os traigo hoy es un joven vino tinto creado a partir de un coupage de cariñena, garnacha y cinsault, con un ligero aporte de merlot y syrah. El vino ha recibido una crianza mínima en barricas de roble francés que ha servido para mantener la pureza frutal del mismo, además de suavizar su potencial tánico.
Se trata, por tanto, de un vino fresco, amable y goloso, ideal para disfrutar cada día, más si cabe, teniendo en cuenta su sorprendente precio: solo 10€ si os hacéis con una botella en nuestro importador favorito Oh Delice!.
A la vista presenta un color picota con ribete entre rosado y violáceo, poco cubierto y con lágrima de media densidad muy brillante.
En nariz se muestra goloso y frutal. Notas de piruleta, cereza, golosina de fresa y regaliz rojo animarán las pituitarias de los más atrevidos. Un vino divertido y fresco.
En boca posee una entrada amable, con una buena acidez que invita a beber más. Muestra poco cuerpo y unos taninos dulces y ya maduros, a pesar de la juventud del vino. Notas de fresas, frambuesas y piruleta refrescan nuestro paladar y lo llenan de una frutalidad muy agradable. La retronasal nos trae recuerdos de fruta madura y madera húmeda que dan paso a un final de medio recorrido y buena persistencia.
Un vino diferente y muy recomendable, con una relación calidad- precio poco común en los vinos franceses, que alegrará las comidas de aquellos paladares que disfruten de un buen vino sin complejos. Marida bien con ensaladas, aperitivos, dulce de membrillo, quesos frescos y carnes blancas. Mi calificación para este Côté Mas Rouge Intense en su añada de 2013 es de un 90 sobre 100.
De esta manera la propuesta que os traigo hoy es un joven vino tinto creado a partir de un coupage de cariñena, garnacha y cinsault, con un ligero aporte de merlot y syrah. El vino ha recibido una crianza mínima en barricas de roble francés que ha servido para mantener la pureza frutal del mismo, además de suavizar su potencial tánico.
Se trata, por tanto, de un vino fresco, amable y goloso, ideal para disfrutar cada día, más si cabe, teniendo en cuenta su sorprendente precio: solo 10€ si os hacéis con una botella en nuestro importador favorito Oh Delice!.
A la vista presenta un color picota con ribete entre rosado y violáceo, poco cubierto y con lágrima de media densidad muy brillante.
En nariz se muestra goloso y frutal. Notas de piruleta, cereza, golosina de fresa y regaliz rojo animarán las pituitarias de los más atrevidos. Un vino divertido y fresco.
En boca posee una entrada amable, con una buena acidez que invita a beber más. Muestra poco cuerpo y unos taninos dulces y ya maduros, a pesar de la juventud del vino. Notas de fresas, frambuesas y piruleta refrescan nuestro paladar y lo llenan de una frutalidad muy agradable. La retronasal nos trae recuerdos de fruta madura y madera húmeda que dan paso a un final de medio recorrido y buena persistencia.
Un vino diferente y muy recomendable, con una relación calidad- precio poco común en los vinos franceses, que alegrará las comidas de aquellos paladares que disfruten de un buen vino sin complejos. Marida bien con ensaladas, aperitivos, dulce de membrillo, quesos frescos y carnes blancas. Mi calificación para este Côté Mas Rouge Intense en su añada de 2013 es de un 90 sobre 100.
lunes, 6 de octubre de 2014
Casta Diva Cosecha Miel 2013
El proyecto de Bodegas Gutiérrez de la Vega nace en la década de los 70 en la región de la Marina Alta, en Alicante, cuando Pilar Sapena y Féliz Gutiérrez deciden recuperar sus viñedos familiares para hacer vinos tradicionales, primero en un antiguo lagar de su casa de campo en Jávea, más tarde en una antigua almazara del pueblo de Parcent y finalmente en una bodega más moderna y funcional.
Elaboran todo tipo de vinos, pero sus moscateles gozan de una calidad que les ha servido para el reconocimiento nacional e internacional, hasta el punto que uno de sus vinos fue elegido por Ferran Adrià como vino de postre para el banquete de boda de los entonces Principes de Asturias Felipe de Borbón y Letizia Ortiz.
El vino que os traigo hoy es un monovarietal de moscatel, una de las variedades de uva más antiguas que se conservan sin modificar genéticamente, procedente de viñedos con una edad de 40 años a una altura sobre el nivel del mar de 100 metros. El 50% de las uvas seleccionadas son pasas y el otro 50% de maduración tardía y el vino ha recibido una crianza de 13 meses en barricas de roble francés, húngaro y americano.
A la vista presenta un color dorado con ribete pajizo, muy poco cubierto y con lágrima densa y transparente.
En nariz se adivina intenso y dulzón, mostrando notas de melocotón, higos, azahar, miel y piel de naranja.
En boca posee una entrada cálida y envolvente. Se muestra dulce y untuoso e invita a ser tomado bien fresco. Presenta notas de melocotón, albaricoque, naranja amarga y con un ligero matiz amielado, muy rico pero no tan complejo como otros. Presenta un ligero amargor final. La retronasal nos trae recuerdos de fruta escarchada y flores blancas que dan paso a un final de medio recorrido y buena persistencia.
Por unos 16€ (la botella de 50 cl.) se puede disfrutar de un vino dulce riquísimo, muy bien hecho, ideal para acompañar con postres como ensalada de frutas o chocolate y también con foie. Mi calificación para este Casta Diva Cosecha Miel en su añada de 2013 es de un 92 sobre 100.
Elaboran todo tipo de vinos, pero sus moscateles gozan de una calidad que les ha servido para el reconocimiento nacional e internacional, hasta el punto que uno de sus vinos fue elegido por Ferran Adrià como vino de postre para el banquete de boda de los entonces Principes de Asturias Felipe de Borbón y Letizia Ortiz.
El vino que os traigo hoy es un monovarietal de moscatel, una de las variedades de uva más antiguas que se conservan sin modificar genéticamente, procedente de viñedos con una edad de 40 años a una altura sobre el nivel del mar de 100 metros. El 50% de las uvas seleccionadas son pasas y el otro 50% de maduración tardía y el vino ha recibido una crianza de 13 meses en barricas de roble francés, húngaro y americano.
A la vista presenta un color dorado con ribete pajizo, muy poco cubierto y con lágrima densa y transparente.
En nariz se adivina intenso y dulzón, mostrando notas de melocotón, higos, azahar, miel y piel de naranja.
En boca posee una entrada cálida y envolvente. Se muestra dulce y untuoso e invita a ser tomado bien fresco. Presenta notas de melocotón, albaricoque, naranja amarga y con un ligero matiz amielado, muy rico pero no tan complejo como otros. Presenta un ligero amargor final. La retronasal nos trae recuerdos de fruta escarchada y flores blancas que dan paso a un final de medio recorrido y buena persistencia.
Por unos 16€ (la botella de 50 cl.) se puede disfrutar de un vino dulce riquísimo, muy bien hecho, ideal para acompañar con postres como ensalada de frutas o chocolate y también con foie. Mi calificación para este Casta Diva Cosecha Miel en su añada de 2013 es de un 92 sobre 100.
jueves, 2 de octubre de 2014
Fino Quinta Orborne
Lo primero que quiero decir es que no soy un enamorado de este tipo de vinos, ni los conozco bien ni me resultan tan agradables como otros. Aún así el vino fino de Jerez tiene un éxito fuera de lo común tanto en el sur de la piel de toro como allende nuestras fronteras. No hay lugar a dudas que se trata de vinos elegantes, finos, bien hechos, ideales para tomar antes de una comida bien frío, especialmente en climas cálidos.
La bodega Osborne tiene la ventaja de encontrarse entre una de las bodegas decanas de nuestro país, fundada en 1772, posee alguno de los mejores vinos generosos hechos en España. En el caso del que hoy os traigo, se trata de un monovarietal de palomino fino criado con el tradicional sistema de criaderas y soleras en botas de roble americano. De hecho, su nombre procede de dicha crianza, al ser llevado el vino en escala hasta la quinta solera.
Resulta muy fácil de beber y agradable en boca, de tal manera, que incluso gustará a los no muy amigos de estos vinos, como es mi caso, más si cabe, con un precio (menos de 6€) que es amigo de cualquier bolsillo.
A la vista presenta un color amarillo pajizo con ribete casi transparente, muy poco cubierto y con lágrima densa y brillante.
En nariz se muestra intenso y complejo. Entrega notas de miel, caramelo, lima y un marcado matiz salino.
En boca posee una entrada amable, fresca y untuosa, con una suave acidez. Notas de fruta de hueso, cítricos y almendra amarga componen un paladar diferente, muy especial. La retronasal nos trae recuerdos de fruta escarchada y madera fresca que dan paso a un final de medio recorrido y correcta persistencia.
Vino diferente a todos los que ya había analizado con anterioridad en estas páginas que, por su precio, invita a dar el paso a probar un tipo de vinos originales y muy arraigados a nuetra cultura vitivinícola. Se muestra ideal para el aperitivo o para tomar solo antes de una comida, siempre servido a una temperatura que no supere los diez grados. Mi calificación para este Fino Quinta de Osborne es de un 90 sobre 100.
La bodega Osborne tiene la ventaja de encontrarse entre una de las bodegas decanas de nuestro país, fundada en 1772, posee alguno de los mejores vinos generosos hechos en España. En el caso del que hoy os traigo, se trata de un monovarietal de palomino fino criado con el tradicional sistema de criaderas y soleras en botas de roble americano. De hecho, su nombre procede de dicha crianza, al ser llevado el vino en escala hasta la quinta solera.
Resulta muy fácil de beber y agradable en boca, de tal manera, que incluso gustará a los no muy amigos de estos vinos, como es mi caso, más si cabe, con un precio (menos de 6€) que es amigo de cualquier bolsillo.
A la vista presenta un color amarillo pajizo con ribete casi transparente, muy poco cubierto y con lágrima densa y brillante.
En nariz se muestra intenso y complejo. Entrega notas de miel, caramelo, lima y un marcado matiz salino.
En boca posee una entrada amable, fresca y untuosa, con una suave acidez. Notas de fruta de hueso, cítricos y almendra amarga componen un paladar diferente, muy especial. La retronasal nos trae recuerdos de fruta escarchada y madera fresca que dan paso a un final de medio recorrido y correcta persistencia.
Vino diferente a todos los que ya había analizado con anterioridad en estas páginas que, por su precio, invita a dar el paso a probar un tipo de vinos originales y muy arraigados a nuetra cultura vitivinícola. Se muestra ideal para el aperitivo o para tomar solo antes de una comida, siempre servido a una temperatura que no supere los diez grados. Mi calificación para este Fino Quinta de Osborne es de un 90 sobre 100.
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